Luna Talisa

"Antes de que sigas, explícame por qué estamos en guerra"

El rey dragón de la montaña, intentaba explicar a Manu sobre la guerra actual y sobre las bajas de todos sus hombres, pero la diosa ya le había mostrado en visiones todo lo que había ocurrido en el campo de batalla.

"Como, aún no lo sabes, pero que desconsiderado soy" Comienza a reír nervioso.

Manu intenta concentrarse, pero la hija del rey no deja de verlo y acosarlo con la mirada, así que él la mira con desagrado cada vez que puede.

"En realidad, nosotros no empezamos esta guerra, hemos vivido en paz a lo largo de todos los años, pero el antiguo rey de las montañas del norte declaró la guerra a todos los hombres lobo, brujas y vampiros a lo largo del mundo. Nosotros fuimos convocados a una junta, donde varios reyes estuvimos en acuerdo para ayudar al antiguo rey, enton..."

"Espera" Manu lo interrumpe "Me estás tratando de decir que siguen en guerra por un rey que ya murió"

"Si lo dices de esa manera suena estúpido, pero sí, seguimos en guerra"

"Esta guerra de poder debe terminar, no debería morir más de nuestra gente. Dime, como hago para llegar a un acuerdo y retirar nuestras tropas" Pregunta Manu con una cara que asusta al mismo rey.

"No sé puede, el rey de las montañas del mar del Este tomó la iniciativa en la guerra tras la muerte del rey del Norte" Dice la reina a Manu. "Tienes toda la razón, solo mandamos a nuestros hombres a morir sin recibir nada bueno a cambio, el crecimiento de niños huérfanos ha aumentado en gran consideración"

"Si ese es el caso, debería visitar al rey del Este" Dice con una risa. "Manda a alguien para la retira de nuestros hombres, a partir de mañana dejaremos de ser partícipes de esta guerra"

El rey no está seguro de si debe retirarse, no le gustaría parecer un cobarde, pero cada orden que sale de la boca de Manu le da cierto temor, y como no, si su tamaño colosal podría acabar con todo su reino con fuego de dragón.

Ahora Manu tendría que volar hasta el campo de batalla para encarar al rey dragón de Este, y el rey del sur dejaría de mandar a sus hombres a la guerra y avisar al resto su retirada.

Entre más se acercaban el batallón dirigido por Saac, se podían ver los cadáveres apilados que dejaba la guerra, entre más caminaban más eran los hombres que jamás volvieran a casa.

Talisa comienza a llorar, todos esos lobos muertos en batalla era algo traumático, al ver que los últimos hombres lobo que aún peleaban deja salir un grito de furia, uno muy fuerte por ver a sus hermanos caídos.

Retira su casco y trenza su cabello arrojando el casco entre los cuerpos.

El resto de los soldados que marchan a su lado, piensan que perdió la cabeza por arrojar el casco, pensando que una mujer no debería ir a la guerra.

Pero Saac que dirige el frente, observa la mirada de Talisa, y ve en ella furia y sed de justicia por defender el frente.

"Guerreros, a sus posiciones" Grita Saac y todos comienzan a convertirse. Saac era el Lobo más grande entre ellos, con patas enormes y pelaje negro, más negro que la noche.

Talisa también cumple con su deber, Saac se pone justo a su lado para protegerla, pero justo cuando pensó que iba a transformarse, Talisa se separa de su lobo, resulta que para todos ellos era algo nuevo, ver a una mujer separse de su lobo interior, pero Talisa no contaba con uno, si no con dos lobos blancos, casi igual al tamaño de grandes que Saac.

A pesar de intentar concentrarse en esta guerra, no podía dejar desapercibido el olor que atraía a sus fosas nasales, era Saac, tenía un olor a duraznos y canela tan hipnotizante, que si no fuera por esta guerra estaría preguntando por qué su aroma la envuelve con locura.

Por otro lado, Saac estaba sorprendido al ver a Talisa arriba de uno de sus lobos blancos.

Después de eso comenzaron a verla de diferente manera.

Después de unos segundos, comenzaron a correr al centro de la batalla.

Talisa salta de su lobo y saca su espada para derribar en el aire a un híbrido de dragón.

Todos la ven llegar, ese salto era casi imposible, que incluso el enemigo podía ver a la mujer de cabellera blanca entre tanto humo y sangre.

Saac sonríe pensando que tal vez nunca necesito su ayuda, si no al contrario.

Talisa comenzó a derribar uno por uno entre más se adentraba, pero no tenía el coraje para matarlos, solo cortaba un poco sus alas, brazos y pies, para inmovilizar sus movimientos.

Sus lobos hacían lo mismo, intentando derribar a los cíclopes para liberar espacio y poder avanzar al frente.

Saac esperaba a que Logan llegara para reforzar el frente, pero el cobarde nunca apareció.

Había dejado heridos atrás, pero no podía ayudarlos porque la ayuda nunca llegó.

Cuando pensó que podría perder a todos sus hombres, el enemigo comenzó a retirarse, al menos la mayoría.

No estaba entendiendo, todos ellos los superaban en número, pero comenzaron a retirarse. Al ver a Talisa pelear, pensó que no ocuparía ayuda, pero comenzaron acorralar poco a poco.

Saac les grita a los que quedaban de su batallón para apoyarla. Ya eran pocos, y al ver al enemigo tenían la ventaja.

Los guerreros dragón, al ver que eran tan pocos, salen volando del campo de batalla, dejando a los pocos cíclopes en ella.

Talisa se queda pasmada al ver que todos se fueron, y fue ese descuidó que por poco le cuesta la vida, pero el lobo de Saac no lo permite. Iba a ser partida en dos por una espada gigante que sostenía un cíclope de almenos tres metros, pero rápidamente Saac muerde la cabeza de este para mutilarlo.

Talisa voltea y sus ojos amarillos se impresionan al ver que Saac la había salvado.

Al ser los únicos sobrevivientes comienzan a buscar heridos, pero, en cambio, había más heridos del bando enemigo.

Talisa comienza a curar las heridas de sus compañeros, incluso sus lobas con tan solo lamer podían cerrar pequeñas heridas con su saliva.

"Quién es ella, de dónde salió" Pregunta un guerrero maravillado por las proezas de Talisa.

Saac sonríe y les responde. "Ella es la luna de la manada Full Moon" Al decir esto todos se Inclinan en una rodilla para mostrar respeto a Talisa.

Talisa voltea una vez que termina de curar a un solado, y su sorpresa es ver al escuadrón de Saac arrodillarse ante ella.

"Por favor, no es necesario que lo hagan, solo intento ayudar" Dice nerviosa.

Un cíclope Joven de uno dos metros lloraba por su pierna rota, Talisa no podía ignorarlo, ella misma lo había herido.

"Qué haces, no curamos al enemigo" Le pregunta Saac mientras comienza a gruñir.

Talisa voltea para mirarlo a los ojos, pero la desnudez de Saac está muy cerca de ella que lo roza sin querer, una chispa eléctrica recorre su cuerpo que no entiende la explicación del porqué.

"Él no es malo, solo fue mandado a la guerra por qué piensan que los cíclopes no tienen cerebro, órdenes de gente más astuta, eso es lo que siguen"

Saac la deja curarlo, pero estaba insatisfecho con lo que hacía.

El cíclope acaricia el cabello de Talisa y sonríe como agradecimiento. Se dice que los ciclopes son personas grandes y tontas, pero Talisa sabía que a pesar de eso ellos eran personas que seguían su corazón.

El lobo de Saac se incómoda y le gruñe al cíclope, aun así se mantiene firme para no cometer una locura.

"Listo, ahora somos amigos, ya no tenemos necesidad de pelear entre nosotros" Le dice Talisa al cíclope.

Guerreros heridos del bando enemigo esperaban el último golpe de gracia por parte de Saac, pero, en cambio, vieron a Talisa curar a uno de sus guerreros señuelo. ¿Por qué los ayudaban? Muchos de los dragones no entendían.

Talisa al ver que todos sus compañeros se encuentran bien, se acerca a un dragón y comienza a curar su pecho, una espada lo había atravesado y agonizaba.

"A el no" Le ordena Saac, pero Talisa lo ignora

"Porque haces esto mujer, somos tus enemigos" Le pregunta el dragón.

"Porque no nos conocemos y somos como niños, peleando con garras y colmillos hasta matarnos entre nosotros. Solo que este juego es muy tonto para mí. Ya estás curado, puedes ayudar a tus compañeros si quieres. Nosotros nos retiramos, tómalo como una ofrenda de paz."

Talisa se levanta, pero pierde el equilibrio, y con ello la conciencia.

El guerrero dragón la ve desvanecerse y la toma en sus brazos.

Saac le arrebata el cuerpo tomándolo como de su propiedad, y se marcha sin decir ni una palabra de vuelta al campamento.