El tema será una historia de amor y misterio ambientada en un pequeño pueblo costero
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A la Caza del Fantasma
Los días se volvieron más intensos para Clara, Don Ramiro y Doña Emilia. El descubrimiento en la cueva les había dado un nuevo impulso, pero también una nueva preocupación: la certeza de que Joaquín estaba cerca, acechando como un fantasma en la sombra.Clara comenzó a sentir una tensión constante en el aire. Cada vez que salía a la calle, miraba a su alrededor con cautela, temiendo que Joaquín pudiera estar vigilándola. Sin embargo, no permitió que el miedo la paralizara. Sabía que debía seguir adelante, no solo por ella, sino también por el legado de Teresa y Alejandro.Una noche, mientras revisaba los documentos en la biblioteca, Clara encontró una referencia a un lugar que podría ser clave en su búsqueda: una antigua mina abandonada a las afueras del pueblo. Alejandro había mencionado la mina en una de sus cartas, sugiriendo que allí podría haber escondido parte del tesoro.—Don Ramiro, Doña Emilia, creo que necesitamos investigar esta mina —dijo Clara, mostrando el documento que había encontrado.Don Ramiro frunció el ceño al leerlo.—Esa mina es peligrosa. Ha estado abandonada durante años y hay rumores de que está maldita —dijo con preocupación.—Entiendo los riesgos, pero siento que estamos muy cerca de la verdad. Necesitamos investigar cada pista, por peligrosa que sea —respondió Clara con determinación.Doña Emilia asintió, aunque su rostro reflejaba la misma preocupación que Don Ramiro.—Si decidimos ir, debemos estar preparados para cualquier cosa. Joaquín podría estar vigilando, y la mina misma podría ser peligrosa —advirtió.Decidieron que explorarían la mina al día siguiente, tomando todas las precauciones posibles. Clara, Don Ramiro y Doña Emilia se armaron con linternas, cuerdas y provisiones, listos para cualquier eventualidad.La mina estaba situada en una colina rocosa, parcialmente oculta por la vegetación. La entrada era oscura y lúgubre, con un aire de abandono que hacía que la piel se les erizara. Entraron con cautela, iluminando el camino con sus linternas.El interior de la mina estaba frío y húmedo. Los ecos de sus pasos resonaban en las paredes, creando un ambiente inquietante. Clara lideraba el camino, siguiendo las pistas que había encontrado en los documentos. Sentía una mezcla de emoción y miedo mientras avanzaban.Después de explorar varios túneles, encontraron una sección que parecía haber sido sellada intencionadamente. Clara señaló la entrada bloqueada.—Debe ser aquí. Alejandro probablemente cerró esta parte para proteger lo que había escondido —dijo, comenzando a retirar las piedras que bloqueaban el camino.Don Ramiro y Doña Emilia la ayudaron, y después de unos minutos lograron abrir un pasaje. Al otro lado, encontraron una pequeña cámara oculta, llena de cajas y pergaminos antiguos. Clara sintió un escalofrío al darse cuenta de la importancia de su descubrimiento.—Esto es increíble. Alejandro y Marcos debieron esconder todo esto aquí para protegerlo de aquellos que querían apoderarse del tesoro —dijo Clara, examinando los pergaminos.Doña Emilia y Don Ramiro también comenzaron a revisar el contenido de la cámara, conscientes del valor histórico y emocional de lo que habían encontrado. Sin embargo, sabían que no podían quedarse mucho tiempo.—Debemos llevar estos documentos de regreso al pueblo y analizarlos con calma. No sabemos si Joaquín nos ha seguido hasta aquí —dijo Don Ramiro, mirando hacia la entrada con preocupación.Clara asintió y comenzaron a empaquetar cuidadosamente los pergaminos y objetos que habían encontrado. Mientras salían de la mina, Clara no podía evitar sentir que estaban siendo observados. La sensación de peligro era palpable.De regreso en la biblioteca, comenzaron a analizar los nuevos documentos. Clara encontró más cartas de Alejandro y Marcos, así como mapas detallados que indicaban posibles ubicaciones del tesoro. Pero lo más inquietante fue una carta de Marcos que mencionaba a Joaquín directamente."Querido Alejandro,He descubierto que Joaquín ha estado siguiendo nuestros pasos desde el principio. Es un hombre peligroso, dispuesto a todo por el tesoro. Debemos ser extremadamente cuidadosos. Si algo me sucede, confío en que sabrás qué hacer. Mantente alerta.Marcos"Clara sintió un escalofrío al leer la carta. Joaquín había sido una amenaza desde el principio, y ahora más que nunca, necesitaban estar un paso adelante.—No podemos permitir que Joaquín nos descubra. Debemos ser discretos y rápidos en nuestras investigaciones —dijo Clara, mirando a sus compañeros.Doña Emilia asintió, su rostro serio.—Creo que debemos dividirnos las tareas. Don Ramiro y yo podemos seguir investigando aquí, mientras tú, Clara, intentas averiguar más sobre Joaquín y sus movimientos —sugirió.Clara aceptó el plan, sabiendo que era la mejor manera de avanzar. Decidió comenzar a investigar más sobre Joaquín en el pueblo, buscando cualquier pista que pudiera ayudarles a entender mejor a su enemigo.Durante los días siguientes, Clara se movió con cautela, hablando con personas en el pueblo y buscando cualquier información sobre Joaquín. Descubrió que Joaquín había estado haciendo preguntas sobre ella y su investigación, lo que confirmaba que estaba en su radar.Una noche, mientras caminaba de regreso a la biblioteca, Clara sintió que alguien la seguía. Aceleró el paso, pero el sentimiento de ser observada no desapareció. Decidió que debía enfrentarse a su perseguidor, así que se escondió en una esquina y esperó.Unos momentos después, un hombre apareció, mirando a su alrededor con cautela. Clara lo reconoció inmediatamente: era Joaquín. Su corazón latía con fuerza, pero sabía que debía enfrentarlo.—¿Qué quieres? —preguntó Clara, saliendo de su escondite y enfrentando a Joaquín.Joaquín la miró con sorpresa, pero su expresión pronto se tornó en una sonrisa calculadora.—Clara Montoya, la nieta de Teresa. He oído mucho sobre ti y tu investigación —dijo Joaquín, su voz suave pero amenazante—. Estoy interesado en el tesoro tanto como tú. Tal vez podríamos ayudarnos mutuamente.Clara sintió un nudo en el estómago. Sabía que Joaquín no era alguien en quien pudiera confiar.—No necesito tu ayuda. Y tampoco te permitiré que te apropies del legado de Alejandro y Teresa —respondió Clara con firmeza.Joaquín se acercó un paso, su expresión oscureciéndose.—No subestimes lo que soy capaz de hacer, Clara. El tesoro es mío por derecho, y no permitiré que nadie se interponga en mi camino —dijo, su voz baja y amenazante.Clara sintió una ola de miedo, pero no dejó que la paralizara.—No te temo, Joaquín. Y no permitiré que te salgas con la tuya —dijo, manteniendo su mirada fija en él.Joaquín sonrió, un gesto que no llegó a sus ojos.—Veremos, Clara. Veremos —dijo, antes de dar media vuelta y desaparecer en la oscuridad.Clara se quedó allí, sintiendo el peso de la confrontación. Sabía que la situación se había vuelto aún más peligrosa, pero también que no podía rendirse. Con renovada determinación, regresó a la biblioteca para compartir lo sucedido con Don Ramiro y Doña Emilia.—Nos enfrentamos a un enemigo formidable, pero no podemos retroceder ahora. Debemos seguir adelante y descubrir la verdad —dijo Clara, sintiendo la determinación arder en su interior.Doña Emilia y Don Ramiro asintieron, conscientes de los riesgos pero también del valor de su misión. Juntos, decidieron que la mejor manera de proteger el legado de Alejandro y Teresa era continuar su investigación con aún más cautela y determinación.El futuro era incierto y peligroso, pero Clara estaba lista para enfrentarlo, sabiendo que la verdad y la justicia estaban de su lado.