Amarte No Es Pecado

—Veo que está muy al pendiente de todo, Sr. Kim. Si accedí a venir a esta ridícula entrevista, fue para hablar sobre mi agencia y los nuevos proyectos, no para hablar sobre temas personales, ni mucho menos familiares.

—Ese es mi trabajo. No tiene razón para molestarse tanto. Fue una simple pregunta, con haber pasado a la siguiente bastaba.

—Lo dice, como si no conociera la forma en que usted entrevista. Si no vamos a hablar sobre temas importantes, demos por terminada nuestra reunión.

—No volveré a hacer ese tipo de preguntas, pero no se altere, no lo dije con ninguna mala intención. Continuemos la entrevista.

La entrevista continuó, pero Jasper aún se veía medio molesto. Se le podía notar por encima. Me pregunto si es que su padre realmente está mal de salud. Me cayó muy bien. Creo que ha sido la persona más amable y chévere que he conocido en un buen tiempo. Me sentí cómoda y en confianza con él. Tan pronto finalizó la entrevista, Jasper se levantó y le dio un apretón de manos al Sr. Kim.

—Nos veremos en otro momento. Si necesita alguna otra cosa, no dude en contactar a mi asistente. Buen día — diciendo esto caminó y me le fui detrás, no dejó que el Sr. Kim dijera nada más.

Al llegar al auto, le dio un golpe a la llanta y no me atreví ni hablar. No quiero que me vaya a patear a mí también. Esperé a que se calmara, y él mismo decidiera romper el silencio. Lo miré con desconfianza y retrocedí un poco, por si acaso.

—¿Qué sucede?

—Nada, señor.

—Siento mucho que haya tenido que presenciar eso; es que las personas como él, son lo que más detesto. Todos son igual de patéticos. Suelen buscar cualquier mínimo problema para hacer un notición de mierda para llamar la atención de gente miserable— sonrió, y suspiró—. Lo siento, acabo de hablar mal delante de una chica. No quise incomodarla. Debo darle un buen ejemplo siendo su jefe y no lo estoy haciendo, pero tenía que sacarlo de mi pecho.

—No tiene que disculparse. Todos en algún momento decimos ese tipo de palabras. Yo lo hago a menudo, pero claro, fuera del trabajo. Por otro lado, en lo que dijo estoy de acuerdo. Debe sentir mucha presión con todo esto. Quiero decirle que puede desahogarse conmigo en confianza.

—Oh, ¿sí? Eso es muy lindo de su parte, realmente aprecio su preocupación y su ofrecimiento. Tenga seguro que lo tomaré en cuenta. Tenemos que irnos.

—Yo manejo esta vez, por favor. No lo haré perder tiempo, voy a encender bien el auto.

Jasper rio y carraspeó.

—De acuerdo.

Me dio las llaves del auto y se subió.

—Llévame a la agencia, debo buscar unos documentos en mi oficina para la cita de por la tarde.

Lo llevé a la agencia y él me pidió que me quedara en el auto esperando, así que no tuve de otra que hacerlo. Me quedé mirando su agenda y en la tarde tenía varias cosas pendientes. En tres días iba a tener que viajar a Los ángeles, y no me había dado cuenta hasta ahora. ¿Con qué propósito será ese viaje?

Jasper

—Sr. Jasper— me llamó la recepcionista corriendo, antes de abrir la puerta de la oficina.

—Esto no es un parque de diversiones, aquí no se corre.

—Lo siento, es solo que quería informarle que la Srta. Karina está en su oficina.

—¿Y quién demonios la dejó pasar?

—Su mamá vino personalmente con ella y luego se fue.

—Les he dicho claramente que mientras yo no estoy, en mi oficina no quiero a nadie. Ella aquí no manda nada. Esta es mi agencia y ella es como cualquier otra persona común y corriente.

—Estaba muy alterada y nos ordenó a todas que lo dejáramos verlo, pero al decirle que no estaba, recurrió a dejarla a ella sola.

—Siga trabajando.

Abrí la puerta de mala gana. El malhumor de la entrevista y ahora esto, me tenía la sangre hirviendo. Ella estaba sentada y se levantó al escuchar la puerta.

—¿Qué demonios haces aquí?

—Hola, Sr. Jasper. ¿Cómo ha estado?

—Evite preguntas innecesarias y responda la que le hice. ¿Qué haces aquí?

—Vine porque quiero volver a trabajar con usted.

—Estás perdiendo el tiempo. Te pido encarecidamente que te largues.

—Me despidió injustificadamente. Yo jamás lo drogué, y nunca me dejó explicarle lo que sucedió esa noche.

—Me importa poco lo que haya sucedido ya. Mi decisión seguirá siendo la misma, no te quiero en mi agencia y punto. Dile a mi madre que deje de estar enviándote y viniendo a la agencia como si fuera la dueña y señora, que este lugar no le pertenece, ni será bien recibida. Ahora si me disculpa, tengo cosas que hacer— caminé a mi escritorio y busqué en la gaveta los documentos que necesitaba, para luego tratar de salir de la oficina, pero se interpuso.

—Siempre daba todo de mí en este trabajo y busqué siempre cumplir con sus expectativas, no es justo que me haya despedido sin haberme dejado aclarar las cosas. Jamás haría algo malo en su contra. Le pido una oportunidad, le juro que no se va a arrepentir.

—Cuando tomo una decisión no soy de retractarme y eso lo sabe perfectamente, Srta. Karina. Haya sido usted o no, ya es algo para lo que está muy tarde para aclarar. Ya tengo una asistente nueva y no necesito de sus servicios ahora, así que no me haga repetir las cosas y lárgate.

Abrí la puerta para salir y ella me agarró el brazo.

—¡No me toques! — quité su mano y la miré molesto—. Parece que tendré que llamar a seguridad para que la saquen de aquí.

—Usted me gusta, Sr. Jasper, y usted lo sabe— alzó un poco la voz.

No quería escuchar más y salí de la oficina, cuando me encontré cara a cara a Nichole. ¿Ella qué está haciendo aquí? Le pedí que se quedara en el auto.