Santino al fin encontró a quién amar, pero todos ya habían decidido lo que él debía sentir por aquella mujer, al final él era el hombre del corazón de hielo, en el que solamente había amor para la familia.
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Ocho
Pase- escuchó desde afuera Denisse y entró.
- Desea algo señor Roberts- le dijo parada frente al escritorio del imponente hombre.
- Denisse, ya no tienes que fingir que no me conoces- le dijo.
- No se de dónde saca que yo lo conozca, en mi vida había visto yo a Óscar Roberts- le contestó ella.
- Por favor Denisse, que yo esté ahora aquí no cambia nada, es sólo un nombre- el hombre sabía que su engaño le iba a costar caro.
- ¿Siempre supiste quién era yo verdad? Por eso tu insistencia en estar a mi lado, tú ya me conocías y al verme resolviste toda tu vida en un momento, yo era la tonta que te iba a entretener, te merecías unos días de diversión antes de ponerte a trabajar.- él la escuchaba hablar y sentía en su voz el rencor.
- No es así Denisse, yo no sabía que tú ibas a estar allí, me enteré cuando intenté usar mi habitación y me dijeron que estaba ocupada por una mujer que había sido llevada por mi propio padre.
- Y seguro sacaste tus propias conclusiones, la secretaria, la amante. - él bajó la cabeza dándole a entender a ella que esa había sido la situación - Debí ser más precavida.
- Te juro que al principio fue así, pero después me di cuenta de que estaba equivocado.- él se puso de pie para intentar llegar hasta la chica, pero recibió una palma arriba como señal de que no era bienvenido muy cerca.
- ¿Cuando te diste cuenta, cuando me acosté contigo y viste que habías sido el primero ? Menuda disculpa la tuya.- ella no dejaba de verlo con la mirada más fría que un témpano de hielo- Si no necesita nada más señor, me retiro, ya terminó mi horario de trabajo, quisiera decirle que en realidad es un gusto conocerlo Óscar Roberts- dijo su nombre con sarcasmo- Pero en estos momentos no puedo, en estos momentos solo deseo marcharme de esta empresa y no mirar atrás.
- No puedes- ella lo miró más fríamente si es que eso se podía hacer.- Por tu puesto tienes un contrato de fidelidad y de permanencia, que solo puede ser revocado por mi padre y ahora por mí, tienes que quedarte a mi lado hasta que yo decida a menos que tengas con que pagar una sustanciosa multa.
Denisse miró al hombre, ese que en un solo momento había aplastado todas las fuerzas recuperadas por ella para seguir adelante y no le dijo nada, solamente le dio la espalda y lo dejó parado detrás de aquel escritorio, gritándole que se detuviera, pero ella no le hizo caso, tomó su bolso y salió de allí.
Denisse llegó a su casa, estaba enfadada, pero no por que se hubiera entregado a él y ahora se enteraba de quién era, eso no le preocupaba, al final ella nunca pensó encontrarlo nunca más en la vida, estaba enfadada por el engaño, y por los motivos que lo llevaron a engañarla.
Fue hasta su armario y buscó la copia del contrato que había firmado con la Naviera Roberts, sabía que tenía unas cláusulas, pero ya habían pasado más de tres años, no recordaba a ciencia cierta que decían y cuando lo leyó vio que él no le había mentido, por ser la secretaria de la presidencia tenía que acatar la confiabilidad y por lo mismo no podía irse cuando ella quisiera de un día para otro, solamente autorizarían su renuncia el señor Roberts como dueño y en su defecto quién ocupara la presidencia en ese momento, y ese era Óscar. No podía llegar a donde estaba su antiguo jefe a pedirle que firme su renuncia cuando ya él le había pedido ayuda y del otro Roberts no iba a conseguir nada, pero le mostraría el contrato a un abogado para ver si había algo que hacer.
Más tarde apareció su tía, la mujer trabajaba en una inmobiliaria, y sabía que ella y la abogada del negocio eran muy amigas, allí podría encontrar la ayuda que estaba buscando.
Le explicó todo a su tía, incluido quién en realidad era Arthur Davies y ella llamó a su amiga enseguida.
- Letty, sabes que no me especializo en ese tipo de contratos, pero al final como abogado tengo que saber de todo un poco, dile a Denisse que haga una fotocopia y me la envías- las mujeres siguieron hablando de cualquier cosa hasta que la abogada recibió lo que pidió- Denisse- le habló pues Letty había puesto el altavoz del teléfono- Lamento informarte que no tienes nada que hacer hasta dentro de seis meses que te toca renovar el contrato y entonces puedes negarte a la renovación o si el señor Roberts te firmara una petición de baja.
- ¿Estás segura?- le preguntó con la esperanza de que le dijera que había aunque fuera una pequeña grieta legal.
- Muy segura, el contrato es muy transparente, pocas empresas hacen esto tan bien para que ni tú ni ellos puedan usar nada uno contra el otro y esta es una de ellas, si tienes alguna forma de probar que tu vida está en peligro por culpa de ellos, que sufres acoso o te obligan a hacer algo ilegal, puedes zafarte, pero eso sería mediante un juicio.
- No, no hay nada de eso, es solamente que me quiero ir.
- Pues espera seis meses, es lo único que puedes hacer.
- Gracias Mary y perdona la molestia.- le dijo la chica.
- No te preocupes, no es nada, cuídense, nos vemos mañana Letty, adiós.
- Adiós- dijeron sobrina y tía a la vez y cortaron la llamada.
- Bueno cariño, ya sabes, aguanta ese enfado y trata de llevar la fiesta en paz por seis meses, quién sabe si arreglen todas sus diferencias y no necesites irte. - le dijo su tía pensando que aquellos dos se debían una conversación más larga y más seria de la que habían tenido en la oficina del hombre.
- Sí, no me queda otra que aguantarme, lo que hay que esperar es a ver cómo se comporta él, por lo que lo conozco está acostumbrado a hacer siempre su voluntad, ya me lo demostró una vez, aunque trabajó bastante para convencerme, pero es de los que no aceptan un no por respuesta, no importa el tiempo que pase intentará convencerte y hacer lo que él quiera.
- Y a lo mejor, al final lo que él quiere y lo que tú quieres es lo mismo.¿ Por qué no hablan con calma? Quizás eso ayude a pasar el tiempo más tranquilo.- la tía estaba analizando la situación desde una arista que no era la de ella.
- Ya veremos tía, ya veremos, él se nota que es de los que no piden disculpas y yo quiero escuchar una.- le respondió para dar por terminado el tema.