CHOQUE DE ORGULLOS.

Elena subía las escaleras y entro al cuarto de su hermana que lloraba la abuela estaba con ella.

Abuela: Ya mi vida, dale una explicación de lo ocurrido es tú hermana y te quiere ella entenderá es inteligente.

Patricia: No abuela, le hice un gran daño pero yo lo amaba antes que ella lo conociera.

Elena: Abuela déjanos solas por favor.

Abuela: Solamente recuerda que es tú hermana.

Elena: Lo recordaré abuela no te preocupes, lo recordaré como ella lo hizo anoche que sé que en todo tiempo pensó en mí.

Sale la abuela y Patricia se pone de pie frente a ella con aire de arrogancia, suficiencia y orgullo.

Patricia: Ahórrate tu sermón de buena hermana, se que estás llena de rabia, coraje y odio hacia mí pero no me importa.

Elena: ¿Por qué precisamente con él?

Patricia: Yo lo amaba antes que tú lo conocieras.

Elena: Debiste de ser sincera conmigo.

Patricia: ¿Me lo dejarías si te lo hubiera pedido?, presupuesto que no lo harías

Elena: Yo lo amaba y nos íbamos a casar.

Patricia: Bueno pues resígnate el es mío ahora entiendes es mío y claro que se casará pero conmigo.

Elena: Qué bueno que papá no se enteró de que te comportaste como una cualquiera.

Patricia: Te revienta que sea yo quién te lo haya quitado pero no me importa.

Elena: Me das lástima por qué te casarás con quién no te ama, porque estoy segura de que Manuel no siente nada por ti.

Patricia: No me importa lo quiero yo y eso basta tendrá que aprender a amarme.

Elena: No puedes forzar el amor Patricia pero bien dicen que cada quién tiene lo que se merece y lo que me hicieron lo pagarán y toma mí, anillo de compromiso pues no creo que el quiera darte uno nuevo.

Patricia: Estúpida.

Sale Elena a su cuarto y llora de dolor, de rabia y recordando las palabras de su hermana que con todo cinismo le decía todo al salir del cuarto de Patricia esta arrojo el anillo hacia la puerta.

Una semana entera le explicaban a su papá que Manuel quería casarse con Patricia que lo de ellos era ya una relación más amistosa que de noviazgo, su padre acepto aunque no estaba convencido.

Al salir del despacho de su casa estaba entrando Arturo Durán que al verlo después de salir sonriendo su mirada se tornó fría.

Abuela: Manuel no quiere involucrarse en la boda con tú hermana.

Elena: Abuela se casa obligado por ella y lo sabes.

Abuela: Sé que lo que te hizo no tiene perdón pero trata de ser paciente hasta que se vaya a vivir con él.

Elena: No abuela lo que me hizo nunca se lo voy a perdonar.

Arturo: Buenos días, perdón por entrar así pero la puerta estaba abierta llamé varias veces.

Abuela: Señor Durán ¡que grata sorpresa!

Arturo: Buscó al señor Salgado.

Abuela: Enseguida lo llamó quédate con el señor Durán hija.

Elena: No abuela yo lo llamaré.

Abuela: No además voy a hablar con tú papá se queda en su casa señor Durán.

Sale la abuela y quedan solos, Arturo y Elena.

Arturo: Señorita Salgado me gustaría saber por qué le soy desagradable creo que siempre me he comportado como un caballero.

Elena: Para ser caballero tendría que serlo y usted no lo es.

Arturo Cuidado con sus palabras señorita no se aproveche de que es mujer.

Elena: Es usted un verdadero patán

Se da la vuelta y Arturo la jala del brazo y la toma de la cintura y cuando se miran a los ojos Arturo siente por unos segundos que ella se estremece y eso lo excita esta a punto de rosarle los labios... pero son interrumpidos por su papá, la abuela y Manuel que los miro sin que se dieran cuenta.

Ricardo: ¡Señor Durán!, ¿a que debo el honor de su visita?

Abuela: Con permiso.

Arturo: Buenos días señor Salgado, buenos días señorita Salgado vine a traerle el cheque por el montó de la casa que me vendió.

Ricardo: Señor Durán no era necesaria la premura, pero gracias déjeme le doy un comprobante de pago.

Elena: ¿Qué propiedad le vendiste papá?

Ricardo: La casa del lago.

Elena: Era de mi madre ¿cómo hiciste eso sin consultarnos papá?

Ricardo: La propiedad era mía y fue un regaló para tu madre pero ella ya no está hija además a ustedes nunca les gusto esa casa.

Arturo: No quiero causar un problema le llamaré a mi socio para irnos a un hotel en lo que encontramos otro lugar.

Elena: Ya lo oíste papá que se vaya a donde quiera menos a la casa del lago.

Ricardo: No pienso seguir cumpliendo tus caprichos Elena ya estoy cansado de todo esto sé que el señor no te agrade pero a menos de que me des una buena explicación del porqué lo odias tanto te exijo que le des una disculpa por lo grosera que has sido con él.

Arturo: Señor Salgado no es necesario su hija tiene razón.

Ricardo: No la tiene.

Elena: Jamás me humillaré ante éste hombre, jamás.

Sale Elena muy molesta, Ricardo y Arturo entran al despacho a cerrar el trato de la casa pero pensando en lo sucedido con Elena Salgado momentos antes.