Una huérfana es llevada a un orfanato luego de perderá sus padres en un fatal accidente. Con el pasar de los años, solo quiere un sueño, ser novicia. Pero es destino quiere algo más.
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Un año después
La gran inmobiliaria había crecido notoriamente, César había logrado acrecentar sus negocios y concluir grandes proyectos que ahora estaban en marcha. Pilar había sido culpable de su gran éxito, siempre fue una mujer altamente calificada. Ella, había aprovechado su oportunidad con la empresa y logró seguir sus estudios , pronto los terminaría ya que demostró tener un excelente desempeño que ahora llevaba a la empresa a tener varios ceros a la derecha. Hoy nuevamente hay una junta, es la junta de fin de año. En ella, se entregarán los resultados de todo el año.
-Hola Marina, ¿ya está todo listo para la junta?Pilar lanza la pregunta de que pronto los accionistas llegarán al lugar.
-Si Pilar. En una hora. ¿Estás preparada? Marina conoce su excelente trabajo y lo competente que puede ser Pilar.
-Sí, por supuesto. Pero no voy a negarte que siempre me da nervios. Son responsabilidades muy altas. Debemos dar lo mejor de nosotros.
-El jefe César te dejó nuevamente a cargo de esto. Replicó Marina recordando qué no había de qué preocuparse.
Pilar recordó la anterior junta y todos aquellos recuerdos que mantenía guardados se rebobinan nuevamente haciendo que su piel se estremeciera por un breve momento. Un momento que estaba destinado a ser guardado en los más recónditos espacios de la memoria.
-Pilar, ¿estas bien?. Palideciste de repente.
Pilar bajó sus ojos por pena al ser descubierta. -Si Marina, me encuentro bien. Ve a confirmarle al jefe que empezaremos en una hora. Pilar arregla su vestido.
-Creo que no será necesario, viene muy bien acompañado. Dijo Marina. Apuntando con su mirada la dirección por donde venia aquel hombre culpable de sus pensamientos más oscuros.
Si bien sabía Pilar que César sostenía una relación con aquella mujer , nunca la había llevado a su oficina, siempre se le veían juntos en restaurantes y eventos sociales , sin mencionar el dichoso hotel. Verlo ahora cómo la lleva del brazo con tanta delicadeza le hace que sus bilis se le revuelva, que sus colores pretendan subir a su rostro y que su frustración crezca como lava ardiente.
-Y pensar que conmigo fue todo un patán. Pensó para sí misma sin mostrar si quisiera una sola facción en su rostro. Al pasar César frente a ella, le dió un saludo y siguió su camino rumbo a su oficina junto con la exuberante rubia quien a su vez daba una pequeña sonrisa agradable.
-Buen día Pilar. Dijo César. Su tono seco y autoritario reventaba el coraje de Pilar.
-Buen día Señor César. Su voz salió seca sin una gota de emoción. Asintió con su cabeza e hizo un contacto visual con la rubia quien también devolvió su saludo con la misma sonrisa.
-Marina, sigamos en nuestras labores. El jefe supongo no quiere que lo interrumpa. Su voz aunque sonaba profesional, su mente le aplica mil maneras de torturar a un cínico. Pensó para sí misma y terminó por reprenderse pidiendo perdón a Dios por sus pensamientos inadecuados.
Pilar salió de aquel lugar hecha una furia, para calmarse fue a la cafetería y pidió un café sumamente cargado y un cigarro que pronto sacó de su pequeño bolso. Pronto se juzgó a sí misma contestando de inmediato a su deidad.
-Dios, tú sabes que es solo para pasar el enojo. No es un vicio. Refutó Pilar como si hablase con alguien más. Era con Dios.
Continuos debates entre ella y su ser superior deambulaban en su mente, ocasionalmente se contestaba a si misma y volvía a su siempre idea original.
-Pero tú sabes que sí tengo vocación para eso. Solo me quedan pocos meses y estaré de lleno para tí fuera de este mundo terrenal. Pilar divagaba en sus pensamientos como escuchando a un tercero.
-No, no, no. Tú sabes que eso fue un error. Bueno, está bien, reconozco que me gustó, pero ¿qué con eso?. Míralo no más. No signifiqué nada. ¿qué tienes que decir al respecto?
A lo lejos, Alfredo Fox observaba la cuestionada discusión de Pilar con un ser invisible al que ella objetaba con fervor y ahínco. Alfredo sonrió ante la escena graciosa y sigilosamente se acercó a ella.
-Pues si para él tú no significas nada para mí sí. Dijo Alfredo con su característica sonrisa empalagadora.
Pilar enmudeció al instante, pronto sus mejillas eran un arcoiris de colores.
-Vamos Pilar, no es para tanto. Yo también suelo hablar a solas. Se dice que las personas que hacemos este tipo de cosas solemos tener un coeficiente intelectual alto. No es tan malo.
-Dirá que estoy loca. Pilar sonríe un poco a Alfredo tratando de mitigar su aparente locura.