Una apasionante historia de amor no correspondido ¿O tal vez no?
NovelToon tiene autorización de Genesisd Cz para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 8
Cuatro horas después, estoy sentada cómodamente en el sofá de cuero en medio de la sala de estar, es tarde, casi las ocho de la noche, llevo el cabello enmarañado y el maquillaje algo corrido, he llorado y he maldecido a lo largo del litro de helado junto a mí.
Doy nuevamente un vistazo a los papeles que descansan sobre la mesita de la sala y quiero que andan frente a mi esos malditos documentos.
Es mi acta de matrimonio, sonrió sin gracia, junto a ella los papeles de divorcio que mi amado esposo solicitó hace alrededor de tres semanas, si, la noche de la cena con su madre, camino al baño y me lavo el rostro, me recompongo, arreglo mi maquillaje y pinto mis labios de rojo.
Sabía que lo había enviado directo a la boca del lobo, pero confiaba en sus palabras, al fin y al cabo las palabras se las lleva el viento.
Me cambio a un vestido bonito y tacones, arreglo mi cabello y me planto una sonrisa en los labios.
Pues supongo que se acabó, ya no estoy dispuesta a sacrificar mi felicidad en un intento por conseguir su amor. No ahora que sé que estoy esperando un hijo suyo.
Uno que sé ahora más que nunca, que él no desea. Al menos no conmigo.
Llevo mis maletas a la puerta y espero pacientemente a que él llegue mientras limpio un poco la cocina.
- Tranquilo pequeño –digo tocando suavemente mi poco abultado vientre- Todo va a salir bien.
Tiene que salir bien.
Soy una profesional, he llevado las finanzas de la compañía por años y nunca ha habido ningún fallo o error, tal vez siga trabajando allí algún tiempo antes de que mi embarazo comience a notarse.
La puerta se abre justo cuando estoy por perder contra el sueño, entonces me recompongo mientras Jared mira las maletas al lado de la salida.
- Irina –me saluda y señala las maletas- ¿Tenemos visita? –señala mi vestido- ¿He olvidado algo importante?
- No… -me mira con las cejas enarcadas, es tan hermoso, tiene ese hermoso cabello rubio despeinado, esos ojos celestes y un semblante de príncipe encantador- ¿Podemos hablar un segundo?
- Claro, solo déjame tomar un poco de agua.
- La traeré para ti –digo evadiendo el sentimiento de amargura aferrado a la boca de mi estómago- le sirvo un vaso de agua y lo coloco entre sus manos como es costumbre en mí.
- ¿Te sientes bien? –el sujeta mi barbilla para mirarme a los ojos y yo le doy una sonrisa, sus manos bajan a mi cintura así que es ahora o nunca.
No pierdo más tiempo, me suelto de su agarre y tomo los documentos de encima de la mesa, ya he firmado su solicitud, así que no hay mucho más que hablar.
- Toma, Jared –el parece confundido, mira los papeles y veo el momento justo en el que se da cuenta de que se trata, los mira como si hubiera olvidado que simplemente los dejó sobre la mesa de su estudio.
Él ni siquiera fue capaz de entregármelos, solo los dejó allí. Hablando de cobardes. Pero yo acostumbro… acostumbraba a usar su estudio, así que él bien sabía que los iba a encontrar, nunca mencionó nada al respecto, por el contrario, las últimas semanas, no, los últimos meses, tal vez el último año, había sido el mas maravilloso.
Hasta que ella reapareció en su vida. Y yo francamente estoy cansada de siempre luchar para ganarme su amor, es hora de enfrentar que él no me amará nunca, ni a nuestro hijo.
Jared me había dicho en el pasado, en numerosas ocasiones, que no quería tener hijos, que no deseaba ser padre al menos por el momento. No pienso traer al mundo un niño para que sea despreciado por su padre. Prefiero que no tenga padre.
- Irina… ¿Qué significa esto? –pregunta sentándose en el sofá frente a mi sin quitar la vista de los documentos.
- Es tu libertad, hace tiempo que la deseabas supongo –digo mientras trato de no llorar- Gracias por todo, fuiste un caballero en todo momento.
- Espera, no te vayas, es tarde, no debes estar sola fuera tan tarde –dice levantándose y sujetando mi mano, su rostro está un poco descompuesto.
- Irme es lo correcto, por favor no lo hagas difícil –digo levantándome en las puntas de mis tacones para darle un beso en la mejilla mientras aspiro un poco de su aroma por última vez- Eres libre para poder ser feliz.
- Irina, yo no te entregué estos documentos… déjame explicarte.
- Creo que llegó el momento de terminar con esta farsa, tu nunca me has amado, y yo no quiero mantenernos atados a esto, a un acuerdo disfrazado de matrimonio y respaldado por algo de buen sexo.
- Irina, por favor.
Salgo sin decir nada y él solo me mira desde el medio del salón. Doy un último vistazo a Jared Ray antes de salir de su vida. Es absolutamente hermoso, alto, fuerte y elegante, todo lo que cualquier mujer desea en su vida. Todo lo que yo deseo en la mía. Había sido mío y lo perdí. O tal vez nunca fue realmente mío.
Parpadeo para alejar un par de lágrimas que quieren escaparse, esta noche dejo de ser Irina Ray y vuelvo a ser Irina Wells.
Lo único que me une a Jared Ray, es mi sociedad dentro de R&W, vuelvo a ser lo que siempre he sido, brillante para las finanzas, un fracaso en el amor, con un corazón roto que decidió tontamente amar al hombre equivocado y ahora con un bebé en camino.
Maldito viejo cascarrabias –suelto una risita mientras pienso en su abuelo- muy listo, casar a su nieto con la única persona que podía quitarle la empresa a futuro, así se aseguraba de unificar la compañía en lugar de la posibilidad de disolverse.
Lástima que su idea no había funcionado, nos casamos, pero hubo separación de bienes antes de la boda, yo estaba enamorada, pero no era tan estúpida como para arriesgar el sustento de mi familia.
Subo las maletas a mi auto con un poco de dificultad, entro y dejo salir las lágrimas contenidas mientras lo enciendo, me quedo un par de minutos tratando de normalizar mi respiración, y luego me marcho a mi departamento de soltera, donde al entrar me recibe una planta marchita, la cocina con un leve olor a humedad y la sensación de estar más sola que nunca.
Mierda.
De todos los hombres en el mundo.
Tenía que enamorarme de él.