Un maldito negocio me llevó a un compromiso con un desconocido, con un hombre que no amo. No sé cuáles son sus intenciones, solo quiero desaparecer de sus garras, pero, sé que aunque intente escaparme una y mil veces no podré, soy de su propiedad.
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8: No quiero que pares.
...ISABELLA...
Mi cabello castaño cae en su hombro, mis manos acarician su espalda y parte de su nuca.
Tendré que ingeniarmelas en como salir porque la verdad se ve tan mal llorando. Sabía que lo de la pulsera no era buena idea, pero parecía sincero cuando dijo que le gustó mi regalo.
—Me quedaré contigo, si? Pero deja de llorar, Donato.
...°°°...
Sin ver, me dedico a tocar su cuerpo; desde sus mejillas, hasta su pecho. Si hay razón por la que no he dormido es porque me quedé a verlo haciéndolo, estaba tan mal que me daba pena dejarlo solo. Ahora como una completa acosadora tanteo su cuerpo sin camisa ya que me atreví a sacarsela.
Su mano en mi muñeca me detiene a freno antes de bajar por distraída a su abdomen.
—Donato...
—¿Te gusta lo que tocas, Bella?
—No.
—¿Entonces por qué me tocabas mientras me veías dormir? ¿Por qué tus mejillas acaban de ruborizarse?
—¿Aun no te has dado cuenta?—me hago la calmada, tratando de tragar grueso, ¡genial! ni saliva tengo— Me la pasé cuidándote, solo estaba verificando que estuvieras bien.
—¿Y lo estoy?
—Lo estás. Ahora, bye.
—Si en verdad quieres cuidarme, quédate conmigo.
—Que cosas dices Donato Leonardi, regrésate a dormir.
—Pero ésta vez que sea contigo. Eso es lo que una verdadera esposa hace por el hombre que ama.
—Yo no te amo.
—¿Y si mejor lo compruebas con actos y no con palabras?
Se inclina, robándome el aire con los besos que me brinda su boca. Sus manos se pasean por la zona de mi muslo, levantando parte de mi pijama. Sus mordidas leves se sitúan en mi cuello.
Entre mis piernas hay una sensación de duresa, una piedra que está justo entre las suyas.
Si quiere jugar, jugaremos.
Bajo el cierre de su pantalón tomando en mis manos "esa" cosa, mejor dicho..."cosota".
Parece agitado pero no más que yo. Siendo tan de mañana veo estrellitas girando sobre mí. Observo su cabeza hundirse con tranquilidad entre mis senos. Sube...su mano sigue subiendo, apretando mis pechos como si su propósito es acabar conmigo.
—¿Lo ves Bella? A este acto me refería.
—¡Yo...yo no te amo!
Sus ojos se tornan en un color oscuro, acabando con el placer de tocar mis senos. Saliendo de la cama, ya sin pantalón y solo en ropa interior; toma mi brazo subiendome a horcajadas.
—Entonces te daré hasta hacerte cambiar de opinión.
Unos pasos y ahora estamos en el baño, dentro de la ducha con el agua cayendo sobre nuestros cuerpos.
—Te trataré como lo que eres; una princesa.
Se arrodilla. Con su rostro delante de mi parte zona sagrada, da la primera lamida dejándome aturdida. Con un clima tan frío como éste, hace demasiado calor aquí en éstas cuatro paredes con este ser lujurioso que logró, llevarme al infierno mismo.
—Donato...sigue—se apoya mejor en mis rodillas—¡Oh Donato!—con un movimiento de caderas lo siento con precisión—No quiero que pares, Donato. No se te ocurra parar.
10 de 10
gracias escritora muy buena novela me encantó su trama enredó y su desenlaces
cuídate que sigan los éxitos
el todopoderoso cuide y bendiga siempre.
palabras para guardar JAJAJAJAJAJAJAJA 🤣
palabras para guardar JAJAJAJAJAJAJAJA 🤣