Corona De Luciérnagas

El guerrero se acercó a Tristán para verlo más de cerca, quería tocarle la cara, pero no sabía si eso le gustaba o no. Él seguramente ni le recordaba, eso le entristeció, pero aún podía intentar hacerlo recordar, no sabía que tanto había vivido ese niño.

-Deja de mirarme, eres raro.- dijo Tristán al darse cuenta.- Mejor dime quién eres.

-Entonces no me recuerdas.- Se acercó para abrazarlo, pero lo alejó con sus manos.

-¿Por qué tendría que recordarte?, tuviste suerte de que Shahiem me llamara la atención, porque de no ser así te habría destruido.- se levantó y tomó a Shahiem de la mano para irse con ella a la Cabaña.

-Pero me conoces desde antes de nacer, literalmente protegí a tu madre mientras estaba embarazada. Incluso te enseñé a caminar y hablar, te alimenté y cambié tus pañales.- Esperó una respuesta a eso.

No sabía si era verdad lo que decía, pero quería de algún modo saberlo. Parecía que le conocía de verdad, pero algo no le cuadraba del todo, sabía que era un esclavo y que había "muerto". Entonces talvez era uno de esos cambiantes que lo llevaron ahí. No quería meter a Shahiem en esos asuntos que tenía con el pasado, así que decidí llevarla a un lugar seguro antes de comenzar a hablar con ese tipo.

-Deja llevo a Shahiem con su madre, le da miedo y empieza a llorar cuando lo la ve.

-No es cierto, ni siquiera me gusta estar con ella.

-Pero siempre haces eso.- la miró con una cara de amenaza pasiva.

-Oh...sí, es cierto...

La cargó para que no se cansara en el camino, si en una de esas ese guerrero les atacaba, ella tendría las fuerzas para correr. Cómo lo había pensado, el guerrero les siguió en todo el camino, le miraba con mucha atención en sus movimientos, así que caminó como si tuviera lastimado su pie izquierdo. No tenía otro remedio más que engañarlo y tomarlo por sorpresa.

-Y dime guerrero, ¿Cómo es mi madre?.- dijo con curiosidad.

-Tampoco recuerdas eso... Seguramente tampoco recuerdas a tu padre.- Se acercó muy rápido y los cargó a ambos.- Te seré sincero...

Tristán le pegó en el pecho, pero no le hizo ni cosquillas, ahora estaban muy adentro en el bosque, la cabaña estaba más cerca del pueblo que donde se encontraban. Pero para su sorpresa, la madre de Shahiem se encontraba enfrente de ellos. Parecía algo preocupada, se asustó al ver quién los tenía. Aunque no eran desconocidos de nada ellos dos, se notaba por la tensión que se sentía.

-Nos volvemos a encontrar ladrona...

-¿Por qué estás aquí?, ¿No estabas buscando un ser de luz?.- Sacó unas dagas de su vestido.

-De hecho sí, pero ya encontré a mi ser de luz que te robaste hace tiempo.-se alejó un poco.-Por un momento creí que lo había matado ese hombre, tu hermano si no mal recuerdo.

-No te metas en lo que no te importa, estoy salvando a esos niños ahora.

-¿Dónde están tus amigos cambiantes?, Oh es cierto, los maté, así como lo haré contigo si no te quitas de nuestro camino, la llevaré con su madre padre a este dragón.

Ahora tenía más confianza en el guerrero, podía confiar en él por ahora, pero tenía muchas preguntas de lo que había pasado en ese entonces. El guerrero saltó demasiado alto como para hacerlos gritar del miedo. No dejó de saltar distancias bastante grandes para salir de ahí.

-¡Espera, deja primero despedirme!.-gritó al recordar a la abuela de Ágata y a Camila.

Se detuvo después de estar muchos kilómetros lejos.

-¿De quién te quieres despedir y por qué?.

-De la abuela de una compañera y de una prostituta llamada Camila Herrero de Ignacio.

-Que tan especial a de ser para ti como saberte hasta sus apellidos...- dijo Shahiem mientras moría de celos.- ¡Si tanto te gusta vete a vivir con ella y tengan muchos hijos, ojalá y sean felices juntos!.

-Pero solo es una amiga...

-Ah entonces ya empezamos con las "amiguitas", ¿verdad?.

-Wow, si así eres ahora, no me imagino cómo serás de adulta.- comenzó a reír quitando su máscara y con él su armadura.

Dejó ver una cara destrozada, parecía haber sido quemado vivo y comido por los gusanos, eso asustó a Shahiem tanto como para hacerla llorar. Tristán solo se sorprendió y abrazó a la pequeña.

-Disculpa, ella nunca vio a personas así.

-Estoy bien, solo fuiste tú, el único que me puede lastimar es usted.- Se arrodilló.- No sabes cuánto me alegro de que sigas con vida, ahora tus padres podrán descansar.

No dudó en usar las luciérnagas para regenerar su piel y poder curarlo al cien, su poder era muy peligroso si no sabía controlarlos.

-Gracias ser de luz, ahora tenemos que ir con esas personitas, y no te preocupes por esa niña, los dragones son muy celosos con sus parejas, así que ya te vio como su pareja.

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Seguía buscando en su libro alguna manera para despertarlo, el temblor le había desconcentrado, pero no podía dejar las cosas así. Hizo un té de hierbabuena para que cuando despertara pudiera relajarse. Sacó las galletas y el pan del horno, todo le había quedado delicioso. Pudo oír cómo alguien tocaba la puerta, no esperaba a nadie, pero aun así fue a abrir. Casi se cae cuando vio a Tristán y a la sobrina del señor David, acompañados del guerrero de la ciudad de donde ella era.

- Que gusto verla por aquí, ¿Dónde está su nieta?, escuché que la había ido a visitar.- Entró cómo si fuera su casa.- Hizo mis favoritas, no se olvidó de mí.

-¿Pero tú que haces aquí?, se supone que estabas buscando al hijo perdido de tus reyes.- dijo llevando a los niños al comedor.- Además tú sabes que no les importa para nada esa criatura.

-Ya lo encontré de hecho, aunque no le había comentado nada de eso...

- Pero tú sabes que a ese niño nunca lo aceptaron, tú eras el que estaba ahí haciendo de madre.- comentó mientras les daba un plato lleno de galletas de chocolate a los niños.- Además ahí no quieren seres de luz, entonces no aceptarán al niño, harás que lo maten si lo encuentran a menos que quieras venir con nosotros a Corbad.

Tristán no aguantó las ganas de llorar, entonces tenía razón todo este tiempo, sus padres realmente no los quería. Y recordar que había pensado lo contrario le hizo daño. Shahiem le abrazo y le dio mimos en la cabeza, no le gustaba ver a Tristán así. El guerrero se dio cuenta al igual que la anciana, ahí se dio cuenta quien era él realmente.

-Dios mío, perdón Tristán, pero realmente tu padre te quiso matar muchas veces, incluso una vez casi lo logra, pero tu madre solo te tuvo miedo después de que despertó tu ser y comenzó a hacer daño...

-Mejor dejé de hablar señora Zazil.- dijo el guerrero mientras veía a Tristán.

-Pero el debe saber...

-Mira pequeño, tus padres si te quieren, pero tú ser fue el causante de tus problemas, esa cosa no quería a nadie ni nada, no podíamos pararte, por eso tú padre quiso matar esa cosa, tú madre casi muere por culpa de tu ser.- se detuvo un poco.- Pero luego te quisieron enseñar a controlarte, la gente te veía con miedo pero sabían que tú hacías crecer sus cultivos. Si los convences de tener un control absoluto de tu ser de luz, te aceptarán todos y cada uno de ellos.

Había dejado de escuchar desde que comenzó a llorar, no quería saber más de esas personas. Lo único que lo estaba tranquilizando para no hacer una tontería era Shahiem. Su olor le tranquilizaba y le llevaba a un lugar de paz, pero no podía contener sus lágrimas, únicamente podía escuchar a Shahiem. Era difícil pensar en algo que no fuera ella, le sacó de sus pensamientos oscuros y le hizo recordar cuando la conoció. Recordó cuando miró sus ojos y lo que le decía.