Segunda Oportunidad De Vivir¿ En Una Extra?

La extra que no piensa quedarse de fondo

Las velas iluminaban mi habitación con una luz cálida, titilante. Todo estaba en silencio, salvo por el crujido suave de mi pluma contra el papel. Mis dedos dolían de tanto escribir, pero no iba a detenerme. No ahora.

Tenía que dejar todo registrado. Todo lo que recordaba del libro. Cada dato, cada escena importante, cada giro de trama. Porque no sabía cuánto tiempo me iban a durar los recuerdos claros… o si en algún momento este cuerpo iba a devorar mi mente por completo.

Respiré hondo y anoté:

— El segundo príncipe está enamorado de Sabrina.

— Nunca se lo confiesa.

— Muere en una emboscada durante un viaje al Ducado del Norte.

Me detuve. El corazón me dio un vuelco.

Ahí es donde yo aparezco… por primera vez.

Pasé la página y empecé una nueva lista, esta vez con mi nombre.

Dahiana Sherlock

— Hija de concubina.

— Familia secundaria.

— Aparece en dos escenas.

— En el baile del cumpleaños del segundo príncipe.

— Sabrina la manipula para derramar vino sobre el vestido de Elya.

— Toda la culpa cae sobre Dahiana.

— La familia Sherlock paga una multa por el “acto malicioso”.

— Nadie la defiende.

— Luego desaparece del libro. Para siempre.

Me quedé mirando la última frase.

“Para siempre.”

Sentí un nudo en el estómago. Una mezcla de rabia y tristeza. Qué ironía. En mi antigua vida quería ser protagonista. Soñaba con tener una historia. Pero al final, me tocó reencarnar en alguien que solo estaba ahí… para ser usada.

Una extra.

Un personaje de fondo.

Una herramienta narrativa que solo existía para ensuciar a la protagonista y reforzar el odio contra la villana.

Me puse de pie y empecé a caminar por la habitación, descalza, apretando los puños. El vestido crujía con cada paso.

¿Y si no hubiera leído esa novela? ¿Y si no supiera que Sabrina me va a usar como chivo expiatorio?

¿Y si no hiciera nada… y dejara que la historia siguiera igual?

¿Moriría olvidada como un número más en una escena decorativa?

No.

No esta vez.

Yo sé lo que va a pasar.

Y no pienso quedarme callada.

—Sabrina —murmuré, con una sonrisa torcida—, si querías una muñeca fácil de manipular, esta no es la Dahiana que conocés.

Ahora que sabía la verdad, tenía una ventaja. Y no pensaba desaprovecharla.

Guardé las hojas en un pequeño cuaderno de cuero que encontré en el escritorio. Si alguien lo descubría, podía fingir que eran ideas para obras teatrales o poesías… al fin y al cabo, Dahiana era una dama noble, no una estratega. Nadie sospecharía.

Apreté el cuaderno contra mi pecho y miré por la ventana. El jardín estaba oscuro. Tranquilo. Falso.

—Si el segundo príncipe muere… y Sabrina traiciona al reino… y Elya es elegida como emperatriz… —susurré— entonces todo está escrito.

Pero la tinta todavía está fresca.

Y si alguien puede cambiar la historia… soy yo.

No sé si tengo magia. No sé si tengo aliados. Ni siquiera sé si podré sobrevivir.

Pero tengo algo que nadie más tiene: conocimiento del futuro.

Y una voluntad más fuerte que cualquier guion.

Esta historia me quiso hacer invisible. Pero yo voy a reescribirla desde adentro.

Y esta vez… no voy a derramar vino. Lo voy a derramar todo.

En dos días es la gran fiesta de cumpleaños, del segundo príncipe y al siguiente día el viaja al ducado donde muere y , ¿ si lo salvó? ¿ pero como ? Nadie me creería y además por qué salvarlo es mejor que siga en trama de la historia a esepcion de que yo vívo bien.