✨ EL DESEO POR RYLER Y LOS LOBOS ALFA ✨
"Cuando el deseo traspasa las barreras de la predestinación, no hay escapatoria. Aunque intentes resistirte, aunque el destino te obligue a huir, terminas cayendo... en sus brazos, en su poder, en su amor o en su condena."
"Soy Ryler Vaspieris, y así fue como conocí a los lobos Alfa.
Draven, Josh y Cauis... mis tesoros o mis verdugos."
🔥 Un amor prohibido, tres almas marcadas y un destino imposible de evitar.
🐺 ¿Hasta dónde llegarías por un deseo que lo consume todo?
➡️ ¿Te atreves a entrar en su mundo?
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Cap 6. El instituto.
Potencial
Pov Ryler
Camino por la casa. Es una mansión muy hermosa. Me ha cerrado la puerta en la cara, claro, para seguir follando. Maldito viejo, es un perro de mierda.
Eso hacía. ¿Cree que no me di cuenta de la loba que, unos minutos antes, había entrado en su despacho?
Veo la hermosísima y cara pieza de arte: es una chica danzando, creo. Pongo mi dedo en su rostro y ¡UPS!, se cayó.
El estruendo es increíble. Llevo ocho días aquí, en este palacio, presa, y confieso que me he dedicado a destruir cada rincón.
Me importa una mierda que me encierren. Tengo algunos poderes ya, como los de hada, y estos me ayudan mucho. Sonrío al recordar la cara del Alfa cada vez que ve mis pequeñas manifestaciones de inconformidad.
—Señorita Vesperis, por favor, no siga o el Alfa la encerrará —me advierte el beta, pero yo aún estoy furiosa.
—Pues que lo haga, Ezra. Estoy cansada de esta mierda. ¡QUIERO SALIR! —prácticamente le grito al beta, y este hace un gesto con su boca y camina hacia la puerta.
—Señorita, es libre de salir. Puede caminar y conocer su nuevo hogar. Todo Eclipse Salvaje será su nuevo hogar, y desde mañana irá al instituto.
Sonrío de inmediato y no tardo en cruzar las puertas de la hermosa mansión.
—Solo permítame recordarle, señorita: no puede salir de la manada. Por favor, compórtese. Yo le daré mi ayuda infinita.
Cruzo las puertas de la mansión y me detengo un momento. El aire fresco me golpea el rostro, y no puedo evitar aspirar profundamente.
Delante de mí se extiende un paisaje de ensueño. Las casas de la manada están repartidas de manera armónica, construidas con madera y piedra, dándoles un toque rústico pero sofisticado.
Cada una parece estar perfectamente diseñada para integrarse con el entorno.
Los prados que rodean las viviendas están llenos de flores silvestres, cuyos colores parecen pintados a mano por un artista. El viento juega con las hojas de los árboles altos que bordean el horizonte.
Más allá, veo un río que serpentea a través de un valle, brillando bajo el sol como un hilo de plata.
Camino lentamente, disfrutando de cada detalle. Aunque odio estar aquí contra mi voluntad, no puedo negar que este lugar es hermoso, casi mágico.
—¿Qué le parece? —La voz de Ezra me saca de mis pensamientos. Está a unos pasos detrás de mí, observándome con una expresión serena.
—Es... bonito —admito a regañadientes, cruzándome de brazos.
—No es solo bonito, es único. Esta tierra es un reflejo de la manada, fuerte y próspera. Y ahora, usted es parte de ella, señorita Vesperis.
Ruedo los ojos y sigo caminando. Ezra me alcanza y continúa hablando.
—El Alfa confía en que encontrará su lugar aquí. Solo necesita tiempo.
—¿Tiempo? —respondo con sarcasmo—. ¿Cuánto tiempo cree que me tomará aceptar que estoy atrapada como una prisionera de lujo?
Ezra suspira, pero no responde. En lugar de eso, me guía hacia un sendero que conduce a un pequeño claro. Allí, una figura alta y dominante aparece de repente. Mi corazón da un vuelco.
Es él.
El Alfa “Draven”.
Lleva una camisa negra que se ajusta perfectamente a su torso, dejando poco a la imaginación. Sus brazos musculosos están cruzados, y sus ojos, de un tono oscuro azulado, me observan con una intensidad que me hace estremecer.
Su mandíbula está marcada, y su cabello oscuro cae de manera desordenada, como si acabara de levantarse de la cama, pero aún así luce increíblemente atractivo.
No entiendo por qué me afecta tanto. Es cruel, despiadado y arrogante. Pero también es... jodidamente sexy, además de ser mayor.
Me obligo a apartar la mirada, pero siento cómo su presencia llena cada rincón del claro. Es como si el aire se volviera más pesado, más denso, cada vez que está cerca.
—Ryler, veo que ya estás explorando tu nuevo hogar —dice con esa voz grave y autoritaria que parece vibrar en el aire.
—No es mi hogar —respondo con firmeza, alzando la barbilla.
Draven sonríe de lado, y esa sonrisa es suficiente para hacerme tambalear. ¿Cómo puede alguien tan detestable ser tan atractivo?
—Ya lo será —responde antes de girarse hacia Ezra—. Asegúrate de que no cause más problemas.
—Por supuesto, Alfa —responde Ezra con un leve asentimiento.
Draven me dedica una última mirada antes de desaparecer por el mismo sendero por el que llegó. Me quedo allí, confundida y furiosa conmigo misma por sentir este estúpido calor en las mejillas.
¿Por qué diablos me atrae tanto alguien como él?
...⋆⋆⋆⋆...
El amanecer me despierta con un resplandor dorado que se cuela por las cortinas de mi habitación en la mansión.
Sigo molesta por estar aquí, pero al menos tengo una razón para salir: hoy comienzo el instituto. Me pongo el uniforme que Ezra dejó sobre una silla la noche anterior. Es sencillo: una falda negra ajustada, una blusa blanca con botones y un blazer con el emblema de Eclipse Salvaje.
No puedo evitar mirarme en el espejo.
No me gusta. Me siento como un disfraz viviente. Pero, por desgracia, no puedo negar que me veo bien. La falda resalta mis piernas largas, y la blusa ajustada insinúa mis curvas. Mis ojos, con ese extraño brillo entre avellana y verde, parecen más intensos bajo la luz matutina.
Camino hacia la puerta principal y me encuentro con Ezra, quien, como siempre, parece estar esperándome.
—¿Lista para tu primer día? —pregunta, con su tono calmado y profesional.
—No tengo otra opción, ¿verdad? —respondo, rodando los ojos.
El camino al instituto es… interesante. Los prados parecen más vibrantes bajo la luz del día, y los lobos que pasan cerca me miran con curiosidad.
No soy una de ellos, pero, gracias a mi herencia híbrida, comparto algunas características: el olor, la fuerza y esa sensación de pertenencia a la naturaleza. Aun así, sé que no encajo del todo.
Cuando llego al instituto, me recibe un edificio grande, moderno pero con toques rústicos que combinan con el entorno.
Dentro, todo es un bullicio de voces y risas. Los estudiantes son impresionantes: los lobos tienen cuerpos musculosos y presencias intimidantes, mientras que las lobas lucen figuras esculturales y rostros perfectos.
—Ryler, ¿cierto? —Una voz femenina me interrumpe. Giro la cabeza y me encuentro con una chica de cabello castaño rojizo y ojos verdes brillantes. Es alta y parece irradiar confianza.
—Sí, ¿y tú eres...?
—Emma. Encantada de conocerte. —Sonríe, mostrándome su dentadura perfecta.
Poco después, se nos une un chico alto, con cabello negro desordenado y ojos color cefe que brillan como fuego. Tiene una sonrisa pícara y una actitud relajada que parece atraer la atención de todos a su alrededor.
—¿Y quién es esta belleza? —pregunta, clavando sus ojos en mí.
—Ryler —responde Emma antes de que yo pueda decir algo—. Es nueva aquí, ten cuidado con tus tonterías, Jake.
—Oh, no te preocupes, Emma. Solo estaba siendo amable. —Jake me guiña un ojo y luego me extiende la mano—. Bienvenida a Eclipse Salvaje, Ryler.
Lo miro por un momento, dudando, pero al final estrecho su mano. Su sonrisa se ensancha, como si acabara de ganar una pequeña batalla.
La mañana pasa rápido. Entre las clases y las presentaciones, me doy cuenta de que este lugar no es tan diferente a lo que esperaba.
Los lobos son intensos, competitivos y, a veces, demasiado arrogantes para mi gusto. Pero también hay algunos que parecen más... amigables. Emma, por ejemplo, parece genuinamente interesada en ser mi amiga, mientras que Jake no pierde oportunidad de intentar coquetear conmigo.
Sin embargo, no puedo evitar sentirme fuera de lugar. Mi cuerpo es diferente al de las lobas; aunque soy esbelta y fuerte, mis movimientos son más gráciles, casi etéreos, gracias a mis raíces de hada.
Mi piel tiene un brillo sutil bajo la luz, y mis ojos, únicos en su color, llaman la atención dondequiera que voy.
Durante el almuerzo, decido sentarme con Emma y Jake, quienes me hacen preguntas sobre mi vida antes de llegar aquí. Por supuesto, omito los detalles más oscuros.
—Entonces, ¿qué dones tienes? —pregunta Emma, curiosa.
—¿Dones? —respondo, tratando de ganar tiempo.
—Sí, ya sabes, tus habilidades. Todos los híbridos como tú tienen dones únicos. —Jake se inclina hacia adelante, interesado—. Apostaría a que tienes algo interesante.
Bajo la mirada a mis manos, recordando los destellos de poder que he sentido últimamente.
—Bueno... puedo manipular el aire —murmuro al final—. Solo un poco.
—¿El aire? —Jake sonríe—. Eso suena impresionante.
—No es gran cosa —respondo, encogiéndome de hombros. Pero sé que no es todo. He notado otras cosas: cómo las plantas parecen reaccionar a mi presencia, cómo puedo sentir las emociones de quienes están cerca de mí si me concentro.
La tarde pasa sin problemas, y cuando finalmente regreso a la mansión, estoy agotada. Sin embargo, mi tranquilidad no dura mucho.
Al entrar, siento una presencia familiar en la sala principal. Allí está él: Draven. El Alfa.
Está sentado en un sillón de cuero, revisando algunos papeles, pero levanta la mirada en cuanto entro. Su expresión es fría, como siempre, pero hay algo en sus ojos que me hace detenerme.
—¿Qué tal tu primer día? —pregunta con un tono neutral.
—Bien, supongo —respondo, intentando sonar casual.
Draven se pone de pie, y mi corazón se acelera. Es enorme, su presencia llena la habitación. Se acerca lentamente, y puedo sentir el calor de su cuerpo a pesar de la distancia.
—Espero que recuerdes las reglas, Ryler. Aquí no toleramos problemas.
—¿Qué te hace pensar que causaré problemas? —respondo, alzando la barbilla.
Él sonríe, pero no de forma amable. Es una sonrisa peligrosa, llena de confianza.
—Lo sé porque lo veo en tus ojos. Pero también veo... potencial.
Sus palabras me dejan sin aliento, y antes de que pueda responder, se da la vuelta y sale de la habitación.
Me quedo allí, con el corazón latiendo con fuerza. No entiendo qué es lo que me atrae tanto de él. Es frío, despiadado, y aun así... hay algo en él que me hace querer saber más.
...⋆⋆⋆✾ ⋆✪⋆ ✾ ⋆⋆⋆...
a la fuerzas