Desde los 10 años, Latifa le ha confesado su amor al Príncipe Salomón y le ha pedido que se case con ella. Su destino es ser sólo una candidata a novia del heredero al trono del reino Sufan. Ella sólo es una agregada cultural, alguien a quien nadie ama y nadie extrañará una vez que se cumpla el objetivo de unir a los protagonistas.
Así era hasta que llegué yo, una persona madura que murió en otra realidad, pero esta es una nueva oportunidad para mi, así que no quiero seguir el destino marcado de Latifa, dejaré atrás rogar por el amor de un hombre, las declaraciones sin sentido y pedir el reconocimiento de los padres, es tiempo de darle a esta chica un destino donde ella sea la que tome las decisiones. ¿Habrá alguien que la quiera así?
NovelToon tiene autorización de Belegui Baccelieri para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
¡¡¿En serio?!!
Naya: Por Dios, está desnudo… ¿acaso te referías al joven duque Yeber? ¿Él es quien ha estado enamorado de mí? ¿Pero no pidieron tu mano en matrimonio?
Pero yo no salía de mi asombro… así que solo podía verlo y repetir como perico “Ab…Ab… Ab…” hasta que Naya me dio un zape (golpe en la cabeza), no me gustó, pero le tuve que dar las gracias porque reseteó mi cerebro y pude continuar. No pude evitar seguir viendo a ese monumento de hombre, así que empecé una perorata que sólo tenía sentido para mí…
Latifa: Sí, él es quien te ha admirado en secreto desde hace mucho tiempo… pero vaya suertudota que eres… mira nada más esos abdominales, parecen que lo esculpieron a mano, gracias a todos dioses que existen, han existido y existirán, con ese lavadero, de verdad que dan ganas de lavar a mano … es más me ofrezco voluntariamente… ese torso sí que me hace desear dedicarme a la lavandería de forma profesional…
Salomón: (Susurrando pero muy molesto) ¡Eres una pervertida! ¡¿Estas espiando el campo de entrenamiento?!
Inmediatamente me quedé congelada… ¿en qué momento llegó Salomón? Sólo alcancé a ver cómo Naya salía corriendo del sitio, pero él me cubrió la boca antes de que gritara del susto que me pegó.
Me cargó como saco de papas y salimos rápidamente del lugar… afortunadamente nadie nos vio y eso lo agradecí más que nadie.
Salomón: (Más que furioso) ¡¡¿Es en serio?!! ¡¿A caso eres una pervertida?! ¿Qué hacías espiando en el centro de entrenamiento? No me digas que querías verme desnudo… y qué es todo eso que recitabas cuando te encontré… y qué pasó con la señorita Palacios, en cuanto me vio se echó a correr…
Latifa: (Más que nerviosa) Amiiiigooo… amigo… amiguito… buenos días… me creerás que todo esto es una gran confusión… yo estaba ahí… porque… estaba buscando a Zaid, pero no esperaba que estuviera medio desnudo… por eso me quedé atónita y del impacto mi cerebro se descompuso por unos instantes… (en ese momento se me prendió el foco) le había pedido a Naya que me acompañara porque me daba pena llegar así nada más… nunca esperamos verlo así… yo creo que ella salió corriendo porque se espantó mucho… luego me disculparé con ella.
Salomón: (Realmente molesto) ¡¡Zaid no estaba solo, sabes!! Además, es común que los hombres se quiten la camisa cuando hacen mucho ejercicio, y ¿para qué lo buscabas?
Latifa: Ah, es que quería darle las gracias porque mira… ya viste qué bonito conjunto para hacer ejercicio me regaló. (Mientras le decía comencé a modelar ante él de forma coqueta lo que inmediatamente encendió sus mejillas)
Me lo envió ayer y la verdad quería agradecerle, es una ropa muy cómoda y con ella puedo practicar los ejercicios que me mandó a hacer mi tío. Además, quería preguntarle si puede ayudarme con la espada por la tarde.
Salomón: (Entre enojado y apenado) ¡¡Para eso no tenías que entrar a espiar!! Además, espero que nadie más te vea con esa ropa por ahí, ¿sabes lo que pensará la gente de que mi prometida ande vestida de hombre y espiando en el Centro de Entrenamiento?
Latifa: Primero, ya dije… no estaba del todo espiando, no esperaba que Zaid estuviera con más gente y ni semidesnudo [De verdad, doy gracias a Dios por eso].
Segundo, déjame informarte que fumar esa porquería te atrofia el cerebro… NO SOY TU PROMETIDA...
Tercero, entiendo que no puedo ir así vestida por toda la Academia, por eso procuré ser muy discreta y me escondí.
Finalmente, sólo quería darle las gracias. Pero tienes razón… así que mejor me voy a cambiar, porque ya no tardan en empezar las clases; lo buscaré después en el comedor.
Salomón: ¡¡Nooo!! No puedes buscarlo… yo le diré que le agradeces por la ropa… no tienes que acercarte más a él… y sobre el entrenamiento con la espada, yo te ayudo…
Latifa: ¡Nooo!, cómo crees amigo… además, él está entrenando con mi tío…
Salomón: ¡Nada!… Te espero después de clases, por la tarde en la zona del jardín que da al bosque de las avellanas ¿Ya tienes espada propia?
Latifa: [Qué coincidencia, es donde hago ejercicio todas las mañanas] No, me dijo mi tío que este fin de semana iremos a buscar una que se ajuste a mí, en lo que mandan preparar una espada real.
Salomón: Bueno, yo llevaré una de madera y NO vayas vestida como hombre… si quieres realmente defenderte, no siempre vestirás “la ropa cómoda que te dio Zaid” (lo dijo burlándose) pueden atacarte con un vestido de gala y deberás aprender a adaptarte… (comentó zanjando la discusión).
Latifa: (Como niña regañada) Está bien… entonces… ¡¡con permisito dijo monchito!!
Salí corriendo del sitio antes de que pudiera atraparme… se notaba que definitivamente estaba más que molesto y si me quedaba un instante más no sé qué sería capaz de hacer.
.
.
.