Irika Bilbao es una hermosa muchacha que oara llegar a Estados Unidos, tuvo que viajar vestida de hombre, pues en el barco donde iba de polizón, existían rumores que las mujeres eran sometidas y obligadas a bajezas, todo por conseguir el famoso ''Sueño Americano'', tras la muerte de su mejor amigo, entra al programa de protección de testigos.
Constantine es un capitán de la Policía de Miami, viene de una familia de tradición policiaca y militar. Su novia es asesinada por miembros de una pandilla de ilegales y ahora busca venganza.
¿Qué pasará cuando este par se conozcan?
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Casa materna.
Constantine, ya había cazado a dos hombres más, de los 15 que presuntamente hacían parte de la pandilla de Zezé. También fueron encontrados con el mismo patrón de asesinato que el primero.
Zezé estaba más que molesto, era obvio que no se trataba de alguna otra pandilla. Esto parecía más obra de alguna mafia. Sus hombres comenzaban a ponerse nerviosos, no se sabía quién sería el próximo.
- ¿No has podido averiguar quiénes son los malditos que nos están atacando? - le pregunta al Simio que es su mano derecha.
- Nadie nos ha podido dar información, ni los italianos, ni los rusos, tampoco los mexicanos. - le informa - Aún falta preguntar entre los chinos y los irlandeses. Aunque por la cruz en el pecho, todo indica que pueden ser irlandeses. - concluye.
Zezé se queda pensativo, debe descubrir quién está acabando con sus hombres.
- Quiero nombres para ayer, quiero muertos a esos malditos. - dice.
En medio de su enojo, recordó a la hermosa morena de piernas largas que vio en el departamento del cerdo policía, por lo que ha estado vigilando, no parecen tener alguna relación.
- Simio, este fin de semana necesito que me traigan a la mujer que vive en el departamento del cerdo, no quiero que la maltraten, porque si le veo si quiera un rasguño, le daré un disparo en la frente a quien lo haga. - ordena.
- Delo por hecho, aquí la traeremos. - acata el moreno con marcas de acné en el rostro.
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Constantine ya lo había pensado mejor y piensa que por su bien y el de ''Paulo'', debe sacarlo de su departamento. Ya habló con su abuela Yaya, para que lo reciba allí. Sabe que no hay lugar más seguro que la casa de su abuela materna.
Como había llegado temprano, se dispuso a que hablaría con su huésped, sobre su decisión.
- Paulo, - los grandes ojos de tupidas pestañas pusieron toda su atención en él, provocándole una sensación inexplicable - mañana temprano te irás a casa de mi mamhó Yaya. - le informa.
La decepción caló en el corazón de Irika al tener que separarse del hombre con el que tenía ya un mes de compartir techo y por el cual empezaba a desarrollar sentimientos. No se había atrevido a decirle que ella no era un chico, sino todo lo contrario, que era una mujer, una mujer que ya no lo veía solo como su custodio.
La chica solo asintió con la mirada baja, para que este no viera tristeza en su mirada.
- Organiza tus cosas, partimos a las 5:00 am, mi mamhó vive en un rancho a 3 horas de aquí. - sigue hablando, la chica solo atinaba a asentir - Sé que es posible que te sientas inseguro, pero créeme, no hay lugar más seguro que el rancho de mis abuelos, nuestra casa materna.
- Con permiso, debo ir a preparar mi mochila. - se levantó y se fue a la que ha sido su habitación por un mes.
Constantine solo asintió, de cierta manera el hecho de que el ''chico'' se marchara, le causaba una especie de vacío. Se decía así mismo que lo que le ocurría con ese muchacho, era un instinto de protección, debido al trauma que vivió.
Se levantó con parsimonia, levantó la mesa y dejó los platos y resto de servicio en el fregadero. Entró a su habitación, se quitó la camisa, luego el pantalón y el boxer. Tomó una ducha para poder irse a la cama, cuando estaba en eso, escuchó la voz de Paulo dentro de su habitación.
- Capitán, capitán. - llamó un par de veces.
De inmediato salió para ver por qué lo llamaba con tanta insistencia. Al salir con solo la toalla cubriendo la parte baja de su cuerpo.
Irika sintió palpitar su zona V, eso la asustó, pues sabía que no debía pensar en ese hombre de esa manera.
- Estaba preparándome para dormir, y vi un reflejo por la ventana, venía desde el edificio de en frente, no es la primera vez que lo veo. - dice, tratando de que su vista no baje.
Constantine, se apresuró a llegar a la habitación donde dormía la chica, con cautela, simuló que estaba buscando algo en una de las mesas de noche, con el rabillo del ojo miró al lugar donde le indicó su huésped.
Al no mirar de frente, era difícil ver bien, pero allí estaba, la silueta de una persona, en medio de la penumbra de esa azotea, al estar la Luna llena, era más fácil darse cuenta. Caminó, deteniéndose frente a la ventana, haciendo que estaba cerrando la persiana y ahí sí lo vio mucho mejor en medio de la oscuridad de la noche. Se dio vuelta y salió.
- Maldito infeliz. - fue todo lo que dijo Zezé cuando Constantine cerró la persona.
- ¿Por qué no me habías dicho de eso? - pregunta molesto.
- Es que creí que eran ideas mías, que solo era paranoia por lo que tuve que vivir. - se defiende la chica.
- La próxima vez, así creas que estás loco, debes contarme si algo así vuelve a ocurrir, estamos en una guerra contra esa pandilla y tú, para tu mala suerte, estás en medio. - le dice con severidad.
Constantine sale de la habitación de Irika, entra a la suya y marca el número de Luke para que manden a revisar ese lugar.
Una hora después, un grupo de policías ingresan al edificio donde Zezé vigila ya no al policía, sino a la morena, pero no hallaron indicios de que alguien hubiera estado allí.
- ¿Están seguros de que alguien los vigilaba? - pregunta una vez más, Luke, quien había llegado a casa de su primo.
- Cuando te digo que lo vi, pese a la poca luz, es porque no estoy equivocado. Sabes que tengo buena vista. - se defiende.
- Lo sé, pero no hallaron nada que nos indique que había alguien allí. - dice - Quizás es un pervertido que tiene fetiches raros. - dice con sorna mirando a Irika, quien como siempre, no mostraba ninguna emoción en su rostro.
- No lo sé, esos pandilleros le dijeron a Patty que sabían mucho de mí. - dice.
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6:00 am.
El camino a casa de la abuela de los Dunne, fue muy bonito, los verdes campos con sembradíos y el cielo azul, la tenían maravillada.
Por fin llegaron a casa de Candace Dunne, un rancho precioso que respiraba calor de hogar. Una mujer de cabellos blancos, muy hermosa a pesar de la edad, salió a recibirlos.
- Bienvenidos, mírate mi precioso nieto, que guapo estás. - dijo la mujer mayor, luego miró a Irika - Tú debes ser Paulo, que hermosos ojos tienes. - le dijo, aunque ya se había dado cuenta de que realmente no es un chico, pero eso lo averiguaría después, el hecho de que se hiciera pasar por
es obvuo que alguiek del departamento de policia le ayuda a zeze
si duda de irika la perdera y puede que llegue otro y le de la confianza que el no le da por dios es su esposa por algo se caso con ella