MALDITO AMOR

Rosemary solo negó con la cabeza, mientras miraba anonadada el comportamiento de Aiden y se tocaba con tristeza su vientre. Pensó que él se podría haber alegrado porque cargaba con su hijo, pero había roto su corazón al escuchar su deseo de abortarlo.

Aiden no siguió hablando, observando la hora y viendo que aún podrían ir a una clínica privada, se levantó y tomó con prisa su billetera, para luego acercarse a Rosemary. Con fuerza, la tomó del brazo, dispuesto a llevársela así fuera en contra de su voluntad.

—¡Suéltame!—gritó mientras forcejaba con Aiden.

—¡No tenemos tiempo para tus berrinches!—le gritó este—¡te desharás de ese maldito embarazo, aunque no quieras!

—¡He dicho que me sueltes!—volvió a gritar.

Mordiendo con fuerza la mano de su tío, logró que este la soltara y aprovechando su aturdimiento, corrió de regreso a la cocina para así tomar un cuchillo de cortar carne que había cerca. Aiden, quien aguantaba el dolor, se sorprendió al ver cómo estaba lo amenazaba.

—¡Baja ese cuchillo!—suplicó—¡Por favor, Rose, bájalo!

—¡No hasta que me jure que no me harás abortar!—gritó desesperada.

—¡BASTA YA!—gritó tan fuerte que la hizo tambalear un poco—¿Sabes el peligro que nos pone ese niño en tu vientre? ¡ELLOS PUEDEN ENCONTRARNOS!

—¡¿QUIÉN NOS VA A ENCONTRAR?!—cuestionó—¡Estoy cansada de vivir asustada! No entiendo por qué quiere que aborte, ¡PERO NO LO HARÉ!

Sin ánimos de aguantar más, se acercó con la intención de quitarle el cuchillo; sin embargo, Rosemary, retrocediendo un poco, se colocó el cuchillo en el cuello, provocando que de inmediato este se detuviera.

—Baja el cuchillo—esta vez suplicó bajando un poco el tono de su voz—te lo suplico, Rose...

—Ya soy mayor de edad, no me puede obligar a nada—respondió enojada—si no se quiere hacerse cargo de mí y de su hijo, prefiero morir antes que ver como otra está con usted.

Aiden se quedó sin palabras al escucharla, era la primera vez que Rose amenazaba con matarse a modo de chantaje. Sabía muy bien la obsesión de ella, producto de la maldición, por lo mismo y por el cariño que le tenía, había intentado controlarla; sin embargo, no había podido evitar que escalara a mayores.

—Rosemary—dijo mientras intentaba acercarse.

—¡Atrás!—gritó retrocediendo la joven.

Sin darle la espalda al padre de su futuro hijo, sosteniendo con fuerza el cuchillo y provocando un pequeño corte en su cuello, logró llegar hasta su habitación. Con ira, cerró la puerta con seguro, mientras Aiden tocaba con fuerza.

Después de varios minutos intentando que le abriera, Aiden se detuvo, dejando deslizar su cuerpo contra la puerta de la habitación de Rosemary. No sabía qué hacer, se sentía entre la espada y la pared. Si la forzaba, ella se mataría, y si dejaba que el embarazo continuara, serían encontrados y obligado a volver al mismo infierno.

FIN FLASH BACK

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Poco a poco sintió como su alma era retornada de la oscuridad, sacándolo de aquella pesadilla lúgubre que era el recordar sus últimas memorias al lado de Rosemary. Aún confundido y mareado, escuchó a su celular sonar. Sin fuerzas para levantarse, contesto ante el llamado del número desconocido.—¿Aiden?—la voz de una mujer resonó del otro lado de la línea—¿Hablo con Aiden Smith?

—¿Glorym?—preguntó el hombre.

Aquella voz delgada, como la de una niña, la recordaba. Era una de las supervivientes que le había dado su energía vital para hacer que volviera al pasado. No sabía cómo, pero había logrado hallar su número de celular.

—Te escucho mal—respondió con preocupación—¿Ha ocurrido algo?

Aiden procedió a explicarle todo lo sucedido a una de sus aliadas, provocando la ira y las groserías por parte de esta, quien no podía entender cómo, tan solo un día después de haber vuelto, las cosas habían cambiado tanto y ahora resultaba que había ocurrido todo eso.

—¿Será que la secta la encontró?—cuestionó Glorym.

—No lo sé—le fue sincero—me aseguré de darle una Postday sin que ella supiera, así que a no ser que la pastilla falle no creo que la encuentren.

—Sí, comprendo—respondió—sé que los ancianos solo se enteran de los embarazos en el clan Valentine cuando la madre es consciente de la existencia en su vientre. Pero, me preocupa el hecho de que esto haya ocurrido.

—Voy rumbo a Irlanda—le comentó Aiden—me aseguraré de vigilarla una vez la encuentre.

—Perfecto, entonces yo averiguaré si la secta tuvo algo que ver con este cambio en la historia—le respondió un poco nerviosa—no quiero, pero tengo que volver al pueblo para visitar a mi abuela...

—Tranquila—la consoló—y gracias.

El conserje de la mafia colgó con amargura la llamada, no era el único que estaba en una posición difícil, pero esperaba tener todo el apoyo posible en aquella tarea titánica que tenían al evitar el futuro. Si resultaba que en efecto el clan la había secuestrado, estaban condenados.

Pero, si por un milagro resultaba que su sobrina se había ido dolida a Irlanda, por lo menos sabría su paradero y podría protegerla. Consciente también que era indispensable conseguir poder para darle lucha al clan Valentine, una de las familias más ricas del país, debía seguir con sus planes de matrimonio con Anna.

Levantándose del frío suelo, volviendo a lavarse un poco el rostro, salió cansado del baño y se acercó a su prometida, la cual seguía durmiendo. Aunque no la amaba, debía fingir amarla. Aunque no la veía como madre de sus hijos, siendo que ni siquiera podía procrear con ella debido a su maldición, debía ocultar aquello.

Por un momento, creyendo que estaba viendo a Rosemary, acercó su mano para acariciar su mejilla. Su maldición lo obligaba a ver a su sobrina como una mujer, pero gracias a un relicario bendecido, había logrado controlar en parte su amor maldito.

Y aunque solo con Rosemary era capaz de procrear, prefería quemarse allá abajo antes de pensar o caer en la tentación. Su corazón latía como loco por ella, pero su alma moriría si traspasaba aquel límite, si hacía realidad aquel taboo y provocaba la perdición de la hija del único ser que quiso.