Entre Dos Mundos

Al volver a casa, Jessica fue recibida con gran alegría por parte de sus abuelos. Aunque estaba muy cansada, se tomó un momento para conversar con ellos. Durante la conversación, decidió darles un poco del dinero que le quedaba, con la intención de ayudar a continuar pagando la hipoteca de la casa y así aliviar las preocupaciones de su abuelo. Cabe mencionar que ella no había guardado nada del dinero que había ganado trabajando con Max.

Después de ese entrañable momento con sus abuelos, Jessica subió a su habitación. Antes de llegar, pasó por la habitación de su hermano pequeño, Jeremy, que ya estaba dormido. Sin pensarlo, se recostó a su lado, lo abrazó con ternura y, en cuestión de momentos, se quedó profundamente dormida junto a él.

A la mañana siguiente, Jessica se despertó bastante tarde. Debido a esto, solo tuvo tiempo de darse un rápido baño antes de salir corriendo hacia la universidad. Al llegar al campus, se encontró con Paola, quien ya la estaba esperando. Al ver a su amiga, Paola la recibió con un cálido abrazo.

—¿Cómo estás? ¿Todo bien? —preguntó Paola, mirándola con preocupación—. Anoche me dejaste muy preocupada.

Jessica suspiró antes de responder, sintiéndose abrumada por todo lo que había ocurrido recientemente.

—Me han pasado tantas cosas que no sé ni por dónde comenzar —comenzó a decir, nerviosa—. Pero lo peor que hice este fin de semana fue beber de más. Gracias a eso, quedé en ridículo frente a Max.

Mientras hablaba, Jessica se sonrojó al recordar lo sucedido.

—Me lancé a sus brazos y lo besé sin pensar, y lo peor es que él ni siquiera durmió en la misma habitación que yo —confesó, sintiéndose avergonzada por su impulsividad.

Paola la miró con una mezcla de sorpresa y comprensión, dispuesta a escucharlo todo.

¿Pero ese tipo te despreciaba? ¡Entonces es un idiota! —exclamó Paola.

No lo creo. El tipo tiene una relación con otra mujer y pasaron tiempo juntos a escondidas. Fue con ella con quien durmió después de que yo hice el ridículo con él —dijo Jessica, suspirando profundamente.

Bueno, el tipo no parece un aprovechado, ya que otro en su lugar te habría hecho de todo. Pero entonces, ¿por qué te contrató si ya tiene una novia? —preguntó Paola, visiblemente confundida.

No lo sé, Pero lo mejor que paso es que ya no lo voy a ver y comenzaré a trabajar en la cafetería del centro.!_ dijo Jessica suspirando.

Tranquila, todos cometemos errores cuando hemos estado bebiendo, dijo Paola con una voz comprensiva. Ahora, lo mejor que podemos hacer es enfocarnos en lo positivo. En unos días, nos vamos a graduar, y tú vas a poder conseguir un trabajo como abogada.

Jessica, con una expresión desalentada, respondió: No lo creo. La verdad es que no tengo el dinero suficiente para poder graduarme. Todo lo que he ganado lo he tenido que destinar al hospital y a la hipoteca de la casa. Su tristeza era evidente, y parecía agobiada por las preocupaciones que la consumían.