Un hombre de personalidad fuerte, fría, arrogante, egocéntrico, déspota y con una autoestima más arriba del cielo mismo, acostumbrado a tratar a todos por debajo de él, así estén por encima, se cruzará por casualidad con una hermosa joven y quedará obsesionado con ella.
Nicholas Elliott Windsor, descendiente de una familiar importante, con un ego inmenso, acostumbrado a obtener cualquier cosa, es el segundo en la cadena de mando de la elite; General de cuatro estrellas, casado y con 32 años, querrá a la hermosa Lia Harrington en su lista de las mujeres que usa y desecha.
Lía Harrington es una joven de 22 años, que aparentemente es una simple profesional, es modelo y una abnegada novia de un teniente coronel, pero que en realidad es una coronel en la organización secreta de la Élite.
Lía no solo es la mejor espía de su tiempo, sino que tiene una personalidad tan fuerte como la de Nicholas y le enseñará a jugar su propio juego.
Podrá Nicholas doblegar a la hermosa Lía.
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Me voy
Nicholas está impactado, la mujer es hermosa, tiene un cuerpo de infarto, es confiada, segura de sí misma, es atrevida y sensual, jamás se imaginó que esa era la primera vez de la hermosa mujer de ojos azules.
Aún no entra completo, empuja un poco más y ella lo soporta, la besa y luego por toda su cara, un beso tras otra deja el hombre mientras ella se acostumbra.
Unos minutos después sus caderas comienzan a moverse con habilidad, entra y sale de ella cada vez llevándolo más adentro, la joven disfruta y gime, él se prende de un pecho mientras sigue moviéndose dentro de ella.
—Nicholas más fuerte. —El hombre la complace su aunque sabe que no debería ser tan rudo, se deja llevar y lo mete entero, si pelvis choca contra ella y la joven solo grita de placer.
El dolor que sintió como si la partiera pasó y ahora la rodea el placer, solo satisfacción.
El hombre besa su boca y habla contra ellos.
—Maldición preciosa, eres tan única, increíble, la puta gloria. —Confiesa mientras los embates siguen.
—Más, carajo, más Nicholas —Sigue la joven, ella le pide a gritos más fuertes y le entierra las uñas en la espalda.
—Mierda, mierda, Hermosa, —La pasión los envuelves y sus besos son una locura.
—Me deseas, pequeña…
—Como no tienes una puta idea… Ah… Ahora dame mucho más. —Esta alocada, no tiene juicio, no piensa con claridad solo desea a este hombre tan dentro de ella como puede, cualquiera diría que luego se arrepentirá y se sentirá muy mal, pero es Lía Harrington y su lema es uno que leyó alguna vez en un libro.
* Hija de puta se nace, no se hace*
—Eres puro fuego pequeña…
—Apágalo entonces, sáciame, lléname completamente y hazme disfrutar. —Dice y se mueve con más rapidez, tanto que los jugos de la mujer no se hacen esperar, se desbordan por doquier mezclados con los de él.
—Hermosa… —La besa. —Deliciosa… —otro beso.
—Exquisita y única… Mmm maldición eres una trampa con cuerpo de diosa. —La besa.
—Mi diosa… El beso es inminente y el teléfono suena una vez más, él lo levanta y ella reconoce el número y se lo quita para luego contestar.
—Dime.
—Debes venirte ya, descubrieron al informante y secuestraron a la nieta del presidente. —Le informan.
—Mierda… Prepara todo, partimos en dos horas. —La joven corta y borra el número, luego toma sus cosas y comienza a vestirse, pero siente un poco de dolor y él la abraza por la espalda.
—No te vas a ir.
—Tengo que irme, además ya hicimos lo que vinimos a hacer, me encantó esta noche. —Dice y lo besa.
—Dijiste tres días.
—Me surgió algo —Se comienza a poner el pantalón y él se lo arranca.
—No te vayas, no así… —Dame tu número pequeña.
—Qué paso con lo de serle fiel a tus reglas.
—Quiero tu número, no es una orden es un pedido y vamos a ducharte primero. —Ella le sonríe.
—Estás adolorida, no te vayas déjame quitarte el dolor con besos y caricias. —Ella entierra su cara en su cuello y lo besa allí.
Él la besa y la mete en la tina, la baña con cuidado mientras la besa.
—Quiero tomarte toda la noche, puedes quedarte, maldición no te vayas. —Ella lo besa y es inevitable, se vuelven a tener el uno al otro se funden en uno solo y se entregan al placer, luego la lleva a la cama y la ayuda a vestirse, para luego repartir besos por toda ella.
—Gracias por todo, lástima que no me pueda quedar más… —Hace un puchero.
—Te recordaré siempre, y como no hacerlo eres mi primer polvo, y aunque haya más serás memorable. —Su comentario lo fastidió, le daba rabia que pensará en más teniéndolo s él, aunque él no entendía por qué se molestaba así era él y al contrario de lía las mujeres le hacía drama para no irse.
—Gracias por la mejor noche, me costará no pensar en tu boa, eres delicioso, aún tengo tu sabor en mí. —Lo besó y se largó sin darle tiempo de nada, él corrió para llevarla, pero fue en vano, desapareció.
Hora y media después, Lia le daba órdenes a su escuadrón, toda la veían con atención, mientras ella trataba el plan.
—No quiero errores y tal vez la Élite meta sus narices así que no quiero fallas hay que demostrar quienes somos
—Llegamos y nos separamos, quiero maniobra candada, el objetivo es traer a la bebé, sana y salva. — Todos están de acuerdo y se van hacia el punto donde está la nena, Lia rastreo unos aretes y la llevaron hacia allá.
Al llegar había un conflicto de intereses, ya que todos querían entrar y hacía menos a los demás.