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LAS DOS CARAS DE LA MONEDA.

LAS DOS CARAS DE LA MONEDA.

Status: Terminada
Genre:Venganza de la Esposa / Reencarnación(época moderna) / Completas
Popularitas:55.9k
Nilai: 4.8
nombre de autor: CINTHIA VANESSA BARROS

Antonella Bernal creyó en las fábulas románticas cuando contrajo matrimonio con Dreiner Ballesteros, su pareja de la universidad. Provenía de una familia humilde de clase media, mientras que él, aunque de antecedentes similares, tenía un ansia desmedida por el éxito. Esta ansia lo impulsó a trabajar sin cesar, lo que permitió que su pequeño negocio floreciera hasta transformarse en una empresa de renombre.

Todo empeoró el día que Paloma Valencia llegó a sus vidas. Heredera de un consorcio hotelero, Paloma era joven, hermosa y llena de confianza. Durante una reunión para firmar un contrato millonario, Dreiner dedicó la velada a elogiarla, dejando a Antonella en un plano secundario. La humillación la atravesó como un cuchillo.

NovelToon tiene autorización de CINTHIA VANESSA BARROS para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPITULO 6

CAPITULO 6.

El edificio de la empresa se alzaba imponente bajo un cielo gris, como si fuera un gigante de vidrio y metal desafiando la tormenta que se avecinaba. Sus ventanales reflejaban la agitada vida de la ciudad, con taxis y las historias ajenas. Todo parecía igual, pero yo ya había cambiado.

Las puertas automáticas se abrieron con un susurro mecánico, como si celebraran mi llegada, no como una esposa sumisa… sino como una mujer lista para asumir el control. El vestíbulo tenía un aroma a mármol brillante y a ambición. Cada rincón resplandecía con un lujo silencioso que alguna vez me había cautivado, pero que ahora se me antojaba vacío.

Mis tacones resonaron en el suelo pulido, cada paso marcaba una declaración de determinación. Dentro del elevador, el reflejo en el espejo me devolvía una mirada que ya no dudaba: la mirada de una mujer alerta. De una loba herida, pero peligrosa.

Al llegar a mi oficina, la alfombra amortiguó mis pasos. La luz matutina se filtraba a través de las persianas, creando finas sombras sobre las paredes claras, como barrotes trazados por el sol. Me senté tras el escritorio de caoba que antes representaba orgullo y éxito, pero que ahora se sentía como una prisión lujosa.

Levanté el teléfono.

—Ana. Ven a mi oficina. Inmediatamente. —Mi voz sonó firme, cortante, casi helada.

Momentos después, la puerta se abrió. Ana entró con una expresión de duda. Anteriormente, le ofrecía sonrisas sinceras por su lealtad… pero esta mañana no era apropiada para la amabilidad. Le pedí que se pusiera en contacto con un abogado de confianza, que concertara una cita urgente y que me ayudara a mantener un ojo en Dreiner. Necesitaba acceder a su oficina sin levantar sospechas.

Observé cómo sus ojos se abrían, sorprendida por el tipo de solicitudes que hacía. Quizás pensó que estaba organizando una celebración de aniversario, otra demostración patética de la Antonella de antes. Cuán poco me conocían…

El reloj que colgaba en la pared marcaba el tiempo con un tictac ansioso, como si supiera lo que estaba a punto de ocurrir. Y entonces, lo vi, Dreiner, caminando por el pasillo como si todo le perteneciera, sonriendo con esa arrogancia que le rebosaba. Hablaba con su asistente, el mismo hombre que me llevó al abismo.

Ana me hizo un gesto discreto. Era el momento adecuado.

Caminé por el pasillo en silencio, con cada parte de mi ser alerta. La oficina de Dreiner era una ostentación de poder: madera de ébano, alfombras persas, estanterías repletas de libros que dudo haya leído alguna vez. El aire olía a cuero, éxito y tabaco rancio.

Cerré la puerta tras de mí. El cuadro de caza aún colgaba sobre la caja fuerte, grotesco y sangriento. Introduje la combinación antigua con dedos que temblaban apenas.

Clic.

El sonido metálico de la cerradura se abrió como si me invitara a entrar, dentro: carpetas voluminosas, sobres repletos de secretos, contratos firmados basados en mentiras. La traición se reflejaba en cada página. Recogí lo más crucial, lo que más me comprometía.

Al regresar al área de copias, las máquinas zumbaban como cómplices silenciosos. La calidez del papel recién impreso me otorgó una extraña sensación de control. Cada documento duplicado era como una bala. Cada firma representaba un delito.

—¿La reunión con el abogado? —pregunté sin apartar la mirada del escáner.

—Esta tarde, señora. Ya envié la dirección a su correo.

—Excelente. Cancela todo lo demás.

Ana asintió. Ya no hacía más preguntas. Quizás comenzaba a comprender.

Salí de la empresa con una caja llena de documentos cuidadosamente guardados en el maletero. La ciudad me recibió con su aire denso, colmado de promesas incumplidas. Conduje sin un destino claro, huyendo de los edificios de concreto, buscando refugio en un recuerdo.

La parte urbana se quedó atrás. El gris se transformó en verde. Los árboles, altos y retorcidos, parecían viejos guardianes que conocían mi historia. Finalmente, llegué.

Mi refugio.

Una casa de dos niveles, que compre para tratar de impresionar a Dreiner, como un proyecto personal y usarlo para los dos, que ilusa era la vieja yo, la casa era perfecta para mí, construida de piedra clara y ventanas antiguas. El portón oxidado se quejó al abrirse. El jardín estaba descuidado, pero el suelo emanaba un sentido de libertad.

Entré. El aire estaba impregnado de humedad y de un tiempo congelado. Las tablas del piso crujieron bajo mis zapatos de tacón. Acaricié las molduras desgastadas de las paredes, recordando lo que alguna vez fue un hogar y lo que ahora se convertiría en mi fortaleza.

Subí al dormitorio principal. El armario empotrado me aguardaba como un viejo amigo. Allí escondí los documentos. Cerré con llave. La llevé en el bolsillo interno de mi chaqueta como si fuera un amuleto.

Exploré el resto de la casa. Cada habitación vacía parecía comunicarse conmigo. En el desván, el viento entraba por una pequeña ventana redonda. Desde allí, observé el campo que se extendía hacia el horizonte, bajo un cielo gris.

Aquí, me dije, volverás a nacer, No era solo un refugio. Era el lugar desde donde trazaría mi venganza.

Sonreí. Una sonrisa fría, inexorable.

La antigua Antonella había dejado de existir.

La nueva. . .  estaba lista para exigir cada deuda.

Y no tendría compasión para aquellos que alguna vez me traicionaron.

hola hasta aqui por hoy, gracias por el apoyo, espero sus me gusta y me gustaria leer sus comentarios........

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Martha Ordoñez
gracias escritora por tan bonita novela bendiciones sabiduría para que sigas inspiradote más
Yuly Ponce
Muy hermosa historia felicidades ❤️
Mariale
buenísima
Luz Cuadrado
Linda historia. Felicitaciones 👏
Rosa Amalia Lopez
La mamá de la niña.....
Monica Lopez Cortes 🇻🇪🇦🇷
excelente,, felicidades autora 💝🤗🎁 súper recomendada historia ,,,más apoyo y likes para esta obra
la Bambin Ecuador
felicitaciones a la escritora !! excelente redacción y historia
JORISBEL FLORES BRITO
Muy buena felicidades 👏👏👏❤️👏👏
Liddel Calzada
bella y diferente está novela me encantó todos tuvieron lo que se merecían súper infinitas bendiciones para la autora ❤️❤️
Liliana Guzman Bonilla
creo que se salto un o más capitulos, por qué no entendí
Tatiana Aricapa
mediato mucho tu novela hubieron muchas emociones juntas me encanto el final
Yulianni Casanova
una novela muy buena éxitos
Luna_Jago
💕💖
Luna_Jago
💖💕
Luz Nelly Gonzalez Rambay
muy buena muchas gracias
Ethel Gomez
Muy buena trama, me gustó la historia felicidades autora.
Norma Angelica Trujillo Green
es la niñera, ella dijo que se vengaria de Antonela y camilo
Chiqui Velardez
está buenísima la novela y la unión que consiguieron después de haber sufrido tanto es maravillosa
Luna_Jago
💜💜
Vane Medina
preciosa historia
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