La vida nunca es lo que parece, vivimos en un mundo de apariencias, donde lo único que importa es el que dirán, viví por mucho tiempo de las apariencias, hasta que tuve que enfrentarme a la cruda realidad, en ese momento entendí que una debe vivir para ser feliz y no para ser feliz a los demás y mucho menos a un hombre, esta es mi historia y espero que no me juzgues por lo que hice.
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Capitulo VII Quién será esa niña?
Enzo se ofreció a llevar a Catalina de vuelta a su casa, él quería conocer más de esta mujer, nunca antes se había encontrado con alguien de carácter tan fuerte y que no necesitará de nadie para defenderse.
— Qué fue todo eso?. — pregunto Enzo mientras conducía a la casa de Catalina.
— No soportó a las mujeres lloronas y, que siempre se hacen las víctimas, además usted es el jefe, las personas deberían saber cuál es su lugar. — explico Catalina tranquila mirando por el camino.
— Ya veo, entonces ya no tendré que pagar más seguridad pues tú te puedes hacer cargo. — dijo Enzo riendo a carcajadas.
— No le veo la gracia, además desde que llegué a ese lugar esa mujer solo me atacó. — indico Catalina tan seria como siempre.
— O sea solo te querías desquitar?. — pregunto Enzo curioso.
— Las personas que buscan venganza son unas débiles mentales, yo diría que estaba buscando justicia. — aclaro Catalina volteando a ver a Enzo.
— Definitivamente, me encanta tu forma de pensar, como te dije antes seremos buenos amigos. — reafirmó Enzo con una sonrisa.
— No creo en la amistad, siempre he estado sola en el mundo y pienso seguir así. — respondió tajantemente Catalina.
— Auch!, eso me dolió. — comento Enzo poniéndose la mano en el corazón.
— Bien, aquí vivo, gracias por traerme. — dijo Catalina quitándose el cinturón de seguridad.
— Muy bonita tu casa, sabes que vivo en la villa que está justo al lado. — comento Enzo señalando la villa.
Catalina quedó sorprendida ante aquella revelación, ella pensó en las intenciones que tendría Isadora para buscar vivienda cerca de Enzo, algo estaba planeado esa mujer y Catalina debía descubrir que era.
Catalina finalmente se despidió de su jefe y bajo del auto, camino a la entrada de su casa y desde la ventana Enzo pudo ver a una pequeña niña que salió a recibir a Catalina y detrás de la niña otra muchacha joven, Catalina había dicho que no tenía familia, entonces quienes eran esas personas y la pequeña se veía muy feliz, era como si hubiera visto a su mamá.
Enzo siguió su camino pensando en lo que había visto esa noche y en como Catalina se había defendido de Lindsay, y pensando en esa modelo la forma en la que le había hablado tan insolente, eso no se lo perdonaría jamás, así que su carrera como modelo había acabado.
Mientras que Enzo pensaba en Catalina, ella estaba preocupada pensando en si Enzo había visto a Isabel, ella no quería que su hija se viera involucrada en nada referente a su trabajo y menos que su jefe supiera de su existencia, como explicaría que la negó diciendo que ella no tenía familia, con ese pensamiento se quedó durante toda la noche, al día siguiente salió a compartir el desayuno con su pequeña, ese día sería el primer día de Isabel en la nueva escuela, así que debía salir más temprano para llevar a la niña al colegio y más ahora que su carro había quedado en la empresa, mientras desayunaban el timbre de la puerta principal sonó, Catalina se extrañó, ya que ella no conocía a nadie y, por tanto, nadie tenía que ir a visitarla y menos tan temprano.
— Yo abro!. — dijo Alicia levantándose para ir a ver quién era.
— Tranquila Alicia sigue atendiendo a Isabel, yo atiendo la puerta. — respondió Catalina deteniendo a Alicia.
Y es que Catalina sabía que sea como sea siempre estaría en algún riesgo, cuando abrió la puerta se encontró con la sorpresa que su jefe era el que la había ido a buscar.
— Buenos días, Catalina, como dejaste tu auto en la empresa, pensé venir por ti y llevarte al trabajo. — explico Enzo mirando a Catalina esperando algún gesto de su parte.
— Buenos días, señor, no debió molestarse, yo había pedido un taxi. — contesto Catalina algo nerviosa.
— Bueno ya estoy aquí, entonces cancela el taxi. — ordeno Enzo sin dejar espacio a la negación.
Catalina le pidió que la esperara en el auto en lo que ella iba por su bolso, ella tampoco le dio tiempo de reaccionar a Enzo cuando cerró la puerta y fue a buscar a Alicia, le explicó lo que estaba pasando y le pidió que por hoy llevará ella a Isabel al colegio, luego se despidió de Isabel disculpándose por no poder llevarla ese día al colegio, pero le prometió llevarla al día siguiente.
Al principio la pequeña se sintió triste, pero se le pasó rápido cuando Isabel le prometió una salida al centro comercial el fin de semana, después de deliberar un rato con su hija, Catalina salió y se subió al auto de Enzo.
— Tardó bastante en salir. — comento Enzo.
— Tenía cosas que terminar. — respondió Catalina aún nerviosa, ya que en cualquier momento llegaría el taxi.
— Ok, entonces vayamos a trabajar hoy no será un día fácil. — informo Enzo poniendo en marcha el auto y alejándose de la casa de Catalina.
Al llegar a la empresa algunos de los empleados los vieron llegar juntos a la empresa y empezaron a murmurar sobre ellos dos, la recepcionista se quedó de piedra viendo a su amor platónico llegar con aquella mal educada mujer que la dejo con la palabra en la boca, eso enfureció a la recepcionista y Catalina se había ganado otra enemiga, al parecer Catalina era un imán para atraer personas locas a su vida.
— Buenos días, saludo, la recepcionista a penas Enzo entro.
Enzo ni volteo a verla, pues él sabía que esa mujer era un peligro, él no la había llevado a la cama solo para evitarse problemas con ella.
A Catalina no le importaba nada el que dirán, así que hizo caso omiso a las miradas curiosas de sus compañeros de trabajo.