Eras Tú.

Después de la pésima noche que tuvo al lado de su jefe, sin ganas se levantó dirigiéndose a la ducha, al salir se puso su ropa de oficina, estilizo su larga cabellera, se maquilló, al terminar tomó sus cosas junto a su bolsa, respiro profundo y salió de su habitación encontrándose con su jefe quien estaba parado frente a su puerta.

Ella al verlo ladeo sus labios, asintió y comenzó a caminar hacia el ascensor dejando a un Nathan frustrado, él al verla alejarse camino a paso rápido y entraron al mismo tiempo al ascensor.

Donde el ambiente no era muy agradable, Mabel se limitaba a mirarlo y Nathan no descansaba por buscar cruzar sus miradas y poder hablarle.

El ascensor indicó de la apertura de sus puertas y a paso firme salió Mabel recorriendo el área del lobby, al subir a la camioneta que los transportaría, Nathan no pudo más con ese silencio y decidió hablar.

— Mabel, anoche mal… — Mabel levantó su mirada y solo negó.

— señor Brown, le pediré de la mejor manera posible, que no intente nada, yo solo quiero trabajar.

Nathan al escucharla su frustración se enmarcó en su rostro, asintió con pezades y acepto la petición de esa bella mujer, pero aunque acepte eso no quiere decir que se dará por vencido.

Aclaro su garganta y decidió hablarle con formalismo para cambiar un poco el tema.

— señorita Peach, al llegar al restaurante daremos inicio a la reunión, y todo lo que hablemos lo escribirá— ella sin verlo solo asintió.

Nathan al darse cuenta del comportamiento de Mabel, frunció el entrecejo y negó, en definitiva él no estaba hecho para rogar, resoplo y simplemente entendió que buscaría una de ocasión, con Mabel entendió que quizás perdería su tiempo y no llegaría con ella ni a segunda base sabiendo en la postura en la que está ella.

La camioneta estacionó frente al restaurante, bajaron y caminaron a la par, entraron y una de las meseras los llevo hacia la sala, entraron a esa habitación donde estaban los socios.

Mabel saludó cortésmente a las dos personas que estaban sentadas, se sentó en la silla a lado de su jefe, y Nathan comenzó hablar, Mabel se dedicó a escribir con rapidez, ya que por desgracia la tableta no había querido encender.

Y después de dos horas de reunión por fin pidieron los platillos, comieron con tranquilidad y al terminar solo se despidieron con la invitación de volverse a ver, ya que no habían llegado todavía aún acuerdo.

Pasaron un par de días más reuniéndose hasta que a la mañana siguiente se reunieron en el restaurante del hotel, pero antes de hablar sobre negocios pidieron el desayuno.

Al terminar comenzaron hablar, Mabel solo los observaba, ya que su jefe le había comentado que ya no era necesario tomar nota sobre la última reunión porque estaba muy seguro que hoy cerrarían el acuerdo.

Y a si fue, todos asintieron y estrecharon sus manos, su jefe volteo a verla mientras le sonreía — señorita Peach, acompañará al señor Nil a cotejar los documentos y cuando esté listo todo nos reuniremos en la isla.

Mabel solo asintió, tomo los documentos y salió junto a aquel hombre alto y corpulento, él como todo un caballero abrió la puerta del copiloto cediéndole el paso, subió al auto y en total silencio Nil manejo hasta las oficinas del notario.

Al llegar de inmediato presentaron los documentos e iniciaron el proceso, se sentaron en la sala de espera, Mabel solo veía de un lado a otro, pues la mirada de aquel hombre la intimidaba un poco.

Y después de casi dos horas de espera, las hojas membretadas estaban listas, Nil le entregó la carpeta a Mabel, le sonrió y paso, por un lado de ella — È ora di fare bella figura, [es hora de irnos bonita].

Mabel sonrió al escucharlo llamarla de esa manera, movió su cabeza a los lados y camino tras Nil, al llegar al auto nuevamente aquel hombre le abrió la puerta, Mabel subió y antes de que cerra ella le contesto— Grazie.

Nil sonrió al darse cuenta que Mabel hablaba y entendía a la perfección el italiano — bueno señorita, su jefe me pidió que la llevara al hotel para qué se cambiará, tenemos que estar en media hora en la isla donde nos reuniremos con mi jefe.

Ella solo asentío, entendiendo que él era solo el encargado de los negocios de su jefe, estacionaron frente al hotel y bajaron, Nil se quedó en recepción a esperar a Mabel.

Ella de inmediato subió al ascensor, al abrir nuevamente corrió a su habitación y comenzó a buscar la ropa adecuada para la inesperada ocasión.

Y después de diez minutos al fin eligió que ropa se pondría, se dio una ducha rápida, al salir se cambió, se puso bajo ese largo y fresco vestido amarillo, un traje de baño.

Pero ella lo tenía más que grabado en su mente que ni en sueños tendría el valor de mostrar su cuerpo tal cual y como es su voluptuosa anatomía, y aunque ella miles de veces se repetía que amaba su cuerpo aun tenía un largo camino por vencer su doloroso pasado.

Mabel al estar lista, tomo los documentos y su bolso, al salir del ascensor fue recibida por un Nil asombrado por tanta belleza, sus ojos viajaron de arriba abajo detallando a la perfección su bella anatomía, desajusto un poco su corbata sentía que le apretaba mucho, carraspeo un poco e hizo un ademán con sus manos y caminaron a la par hasta salir del hotel.

Subieron nuevamente al auto, y manejo por algunos minutos hasta estacionar en el helipuerto donde estaba un helicóptero a la espera de ser abordado.

— disfruta el viaje bonita— ella asintio sorprendida y con el nerviosismo palpable, Mabel jamas había viajado en un helicoptero, pero ella misma mentalmente se daba ánimos.

Repitiendose una y otra vez,— ¿que diferencia puede haber de un avión a un helicóptero?, si los dos siempre están por el cielo.

Y después de haber dicho esas palabras por séptima vez, respiro profundamente y subió al helicóptero donde Nil la esperaba. Abrocho su cinturón, le coloco sobre la cabeza la deadema de comunicación, Nil le dio la señal al piloto.

El helicóptero levantó vuelo y surco los cielos, Mabel estaba un poco tensa por el viaje fuese largo o corto para ella se le convertiría en eternidad pisar tierra, hasta que Nil volteo a verla y noto su rostro de panico, la tomo de la mano.

— tranquila, pronto llegaremos— ella asintió viéndolo fijamente, él sonrió, poso con delicadeza su mano sobre su barbilla y la hizo que volteara a ver por la ventanilla.

Y al instante que sus ojos claros vieron el bello paisaje que le regalaba la naturaleza, Mabel solo sonrió ampliamente quedando completamente enamorada.

Volteo a ver a Nil y solo le agradeció con la mirada, regresó su vista a la ventanilla y el resto del viaje no se detuvo en apreciar el hermoso paisaje y sus extensos colores.