¡A la horca!
Esas palabras resonaron en toda la sala.
Adela cayo sobre sus rodillas al escuchar aquella condena tan injusta que se le había impuesto, “yo no lo hice” se repitió en su cabeza. Despues de descubrir quien habia hecho tan miserable a su familia y la habia inculpado fue directo a la horca mirando el rostro satisfecho de su enemiga.
Es demasiado calido, Adela abrio los ojos y se encontro con cuatro paredes que ella conocia muy bien.
-Esta vez salvare a mi familia.
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Episode 7
—Creo que es un lirio de los valles Señorita, estoy casi segura porque en las montañas cerca de la casa de mi abuela se ven bastante.
—Lirio del valle… entiendo-
Repitió Adela después de Cathy, “lirio del valle, escuche hablar de ellos, ase mucho, creo que significan volver a la felicidad” Adela sonrió y comprendió lo que sucedía, luego miro a Cathy y le repitió.
—Nadie debe enterarse de esto, ahora termina de arreglar mi vestido.-
Adela comprendió de inmediato, tenía otra oportunidad de salvar a su familia después de regresar al pasado, e inusualmente una marca de nacimiento había aparecido repentinamente en su cuello con un significado muy conveniente “volver a la felicidad, recuperaré la felicidad que se nos arrebató” pensó Adela decidida en conseguir la felicidad que ella y su familia merecían.
Al terminar de arreglarse, Adela se acercó a su vestido que se encontraba en la silla, y saco un pequeño bolso con joyas en su interior, eran joyas de oro puro, las cuales habían pertenecido a su abuela y vis abuela. Al terminar de guardar las joyas se dirigió al carruaje junto con Cathy sin antes decirle a su chofer donde quería ir.
—Iremos al centro de la ciudad, debo hacer algunas cosas hoy.
Al llegar Adela se dirigió directamente donde un comerciante, después de unos minutos conversando Adela saco un collar de oro de su bolsa y se lo entrego al hombre frente a ella, mientras tanto Cathy que se había tenido que quedar algo apartada por órdenes de Adela, solo la miraba preocupada por lo que habían visto en su cuello antes de salir de la mansión. “He trabajado años en la familia Kirsten y miles de veces, vestí a la señorita, pero jamás le había visto aquel lunar tan inusual, será solo coincidencia” Cathy siguió mirando a Adela, quien conversaba con los dos hombres que estaban junto a ella.
Adela volvió contenta y le dijo a Cathy que la acompañara a otro lugar luego de terminar de charlar con los dos hombres, se dirigieron rápidamente a un local localizado en los barrios de clase baja de la ciudad, Cathy que se encontraba algo preocupada por caminar por esas calles, se dio cuenta al pasar los minutos que la gente era muy amable, y no parecía ser como lo decían en la mansión sobre ellos, mientras entraban al local que Adela había elegido como su destino su cara quedo estupefacta del terror, se encontraron con cinco jóvenes algo aterradores, la mayoría con cicatrices en el rostro, cuerpos toscos y corpulentos, Cathy se puso por delante de Adela instintivamente con el propósito de protegerla, pero Adela poso su mano sobre el hombro de Cathy y la tranquilizo.
—No te alteres, ellos son buenas personas.
Dijo Adela al mirar a los cinco jóvenes, ella se acercó dejando a Cathy atrás y les sonrió encantadoramente sonrojando a los cinco personajes que la observaban, entonces salió de una puerta exterior una mujer mayor y comenzó a hablar.
Puerta exterior, una mujer mayor y comenzó a hablar.
—Hola buenos días, soy Doroty encantadora jovencita, ¿se le ofrece algo de nuestro local?-
Al terminar de preguntar, Doroty miro a los cinco jóvenes que no podían quitar sus ojos del bello rostro de Adela y sonrió burlándose de la actitud aquellos.
—Si por favor creo que necesito de la ayuda de la puerta este del local.
Las siete personas presentes miraron a Adela sorprendidos, Cathy porque no podía comprender a qué se refería, ya que solo había dos puertas en el lugar, la de entrada y la puerta de donde había entrado la mujer mayor, entonces miro a los cinco jóvenes y a la mujer detrás del mostrador. La mujer hizo un gesto con la mano y los cinco hombres cerraron el local, y las cortinas, para que nadie pudiera ver lo que sucedía adentro.
—Muy bien jovencita, ahora acompáñenos para que conversemos sobre lo que necesita.
Adela miró a Cathy y le dijo que la siguiera, pasaron por detrás del mostrador y entraron a la sala de descanso del personal.
—Siéntase cómoda, y por favor díganos, que es lo que necesita una jovencita de clase alta de nosotros.
Hablo la mujer mayor con un tono serio y aterrador.
Adela estaba nerviosa y su corazón se aceleraba, pero no mostró sus emociones en su rostro, en cambio, solo sonrió y comenzó hablar.
