Elizabeth es una mujer de veinte años con condiciones de vida precarias, luchando por sugir en una sociedad empeñada a darle la cara difícil de la moneda, trabaja y estudia en la universidad, tiene ua familia numerosa, su madre y sus hermanos, su padre los abandono cuando eran pequeños, por ende su madre siempre fue su apoyo.
Las cosas comienzan a ponerse mas difíciles para Elizabeth cuando una tarde normal de su dia a dia es secuestrada por unos traficantes, luego es llevada a una gran subasta realizada solo para los grandes magnates de la alta sociedad, con ella siendo la pieza principal de dicho evento. Su comprador resulta ser un hombre alto, de cuerpo fornido, quien promete liberarla luego de que esta le pague el costo de su compra con intereses incluidos, mientras el será su dueño.
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CAPITULO 6
Petrificada por las palabras del hombre, Elizabeth no sabía que responder, efectivamente el documento que tenía en su mano decía que ella había sido vendida a ese hombre, anexado a ello se encontraba una fotografía del producto comprado (Elizabeth desnuda sobre una cama, sus ojos estaban abiertoss, pero no parecía que tuviera conciencia alguna en ese momento) no recordaba en qué instante le fue tomada aquella fotografía, pero sin duda se trataba de ella.
El hombre la miraba de forma inexpresiva, no podía saber que estaba pensando en ese momento, además se trataba de un mafioso y no cualquiera, sino el jefe de toda una banda, sin duda era pasar de la sartén al fuego, ¿Cómo podría salir de esa situación sin salir herida o peor, muerta?, comenzó a analizar la situación y no parecía que el hombre estuviera mintiendo, dado el lugar en el que se encontraban, los hombres a su mando y el tipo de traje costoso que llevaba puesto, sin duda era un hombre con poder, los documentos también parecían reales, así que no veía salida de esa circunstancia.
- ¿Qué piensa hacer conmigo? - le pregunta mirándolo a los ojos.
- mmmm, no lo sé, creo que aún no lo he pensado - le dice en tono burlón - Cosas crueles y desviadas imagino - ríe.
- Para usted mi vida solo es un juego - le dice molesta ante la burla del hombre.
- Tu conducta es la que me hace reír- le responde el hombre de forma sería- hasta el momento no te he tocado ni un solo pelo - excepto por lo que paso en la noche, por suerte Elizabeth no parecía recordarlo - Estás haciendo un drama sobre esta situación - le dice riendo.
- No me parece gracioso- le dice molesta - tú tienes la libertad de ir y venir cuando quieras a donde quieras - se encoge de hombros - en cambio, yo - una lágrima corre por su mejilla - tengo que aceptar el hecho de que ahora no soy libre, mi vida ya no me pertenece - Frederick sintió un gran dolor al verla en ese estado, pero era por su seguridad.
- Tranquila, tampoco estás siendo amordazada - le dice restándole importancia a las palabras de la mujer, trato de calmarla, pero al ver su rostro se dio cuenta de que solo empeoró las cosas.
- No espero que alguien como usted lo entienda.
- ¿Alguien como yo? - la oración le molesto un poco.
- Usted lo tiene todo, cree que el dinero todo lo puede comprar y no les importa pisotear a quien sea o que puedan sentir las otras personas - le dice molesta -‐ ¿Por qué me compro?, usted puede tener a la mujer que quiera - comenzó a sacar todos sus pensamientos - en lugar de eso prefirió comprar una como su esclava, jugando con la vida y la libertad de una persona, a ustedes los ricos les encanta jugar a ser Dios, tomando todo lo que les place - Frederick toma el mentón de la mujer fuertemente entre sus dedos.
- Es verdad, la vida de unas personas insignificantes no vale nada para mí - le dice molesto - me encanta jugar con las necesidades de los demás, soy un mafioso, no un humilde pastor que predica la palabra, el sufrimiento de otros y sus mortificaciones son mi negocio, las mujeres son fáciles de obtener para, es verdad puedo tener a la que quiera y estoy tan asquerosamente lleno de dinero que pude comprar una solo para mí - la besa de forma profunda introduciendo su lengua en su boca, saboreando cada parte de sus labios- déjame decirte algo querida, si no te hubiera comprado yo otro lo habría hecho - lame su cuello, la mujer estaba estática- no tienes ni idea de la cantidad de viejos, sádicos y pervertidos que estaban interesados en ti, por lo menos no soy un viejo - la mira y sonríe- hagamos un trato, ¿te parece?.
-¿Trato? - Dice
- Si, te daré la oportunidad de ser libre - la mira fijamente.
- ¿Cuál será la condición? - sabía que algún truco debía haber. La sonrisa en el rostro del hombre se lo decía
- Buena pregunta - toma el documento- el dinero que pague para comprarte fue un valor de diez millones en efectivo.
- ¡Diez millones! - dice sorprendida.
- El trato va así, págame la suma que pague por ti, y te dejaré ir de aquí libremente - él sabía que para ella era una cantidad de dinero imposible - ¿qué te parece?.
- ¿Dices que debo pagarte Diez millones y seré libre? - aunque aceptara tal trato era imposible reunir tal cantidad.
- mmmm no precisamente Diez millones - le dice.
- ¿Qué?, entonces ¿Cuánto será la cantidad?- le dice confundida- dijo que pagó diez millones.
- Sí - sonríe- pero debes recordar que no somos negociantes normales - su rostro se tornó serio - solos los chicos malos, y como tal no puedo vender un productor al mismo precio que lo adquirí, además aquí las deudas se manejan de otra forma.
- ¿Cuál? - la expresión del hombre mostraba malicia, haciendo que cada partícula de su cuerpo tuviera miedo.
- Verás, aquí cobramos el cincuenta por ciento de interés de la deuda - le comienza a explicar - y es se forma mensual, así que la mitad de diez millones son cinco millones, es decir, en un mes debes pagarme quince millones, de no ser así la suma irá subiendo mes con mes - el rostro de la mujer palideció
- Eso, no es justo - dice rendida ante la situación.
- La vida no es justa cariño - sonríe, de esa forma la mantendría a su lado, sin más problemas, no le importaba convertirse en alguien cruel y despiadado ante sus ojos, solo quería tenerla a salvo.
- Es ridículo, es imposible que pueda reunir tal cantidad de dinero - le dice - además ¿cómo podría hacerlo si no me deja salir de aquí?, para pagarle tendría que trabajar y usted debe dejarme salir - Frederick ríe.
- En la situación en la que te encuentras en este momento, solo tienes dos opciones para conseguir dinero- su mirada mostraba malicia - la primera, sería ponerte a trabajar en uno de nuestros clubes, el pago por cliente es de doscientos mil, de esa forma trabajaras y seguirías bajo mi vigilancia - se acerca a ella quedando a centímetros de sus labios - La segunda, sería Complacerme a mí de forma sexual, te pagare el doble de lo que pagó en los clubes - Elizabeth sentía el dulce aliento y la respiración tentadora del hombre, pensaba que en cualquier momento saltaría sobre ella - ¿Qué elijes?
