Un corazón tan marchito y podrido solo existía en el cuerpo de Teresa Novac. Emperatriz malvada que odia y humilla a su propio hijo. Sin embargo, el alma de una borracha poseé a ese personaje cruel. Dando se cuenta que el corazón de esta emperatriz es oscuro y perverso
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capitulo 6: Indomable.
El camino los llevó al establo. Siendo una impresionante edificio de piedra, con techos de madera de roble fuertemente tallados y arcos que ofrecen un aire de grandeza. La luz del sol se filtra a través de las ventanas, iluminando el heno dorado que cubre el suelo y creando un ambiente cálido y acogedor.
Los caballos, de diferentes razas y colores, reposan tranquilos en sus establos, algunos con sus cabezas asomadas, curiosos y serenos. El sonido del viento susurra a través de las aberturas, mezclándose con los suaves relinchos y los ligeros sonidos de los animales.
Teresa, con su vestido clásico decorado con bordados dorados que resplandecen, observa el paisaje que se extiende más allá del establo. Entre los árboles, el campo verde se despliega como un tapiz, punteado de flores silvestres.
De repente, la visión de Howard, la distrae. Él, con su porte majestuoso se acerca Gael, con la misma determinación en su mirada. El niño ríe emocionado mientras su padre lo coloca suavemente sobre la silla de montar. La escena es tan familiar y reconfortante, sin embargo, era solo que ella veía. Mientras que esto era el comienzo, lo demás veían a un padre amoroso atado a una mujer malvada.
En ese instante, el emperador gira su mirada hacia ella.
— ¿Probaras a montar a caballo?
— no... No lo creo. Tengo tiempo que no lo hago.
— entiendo. Aún así. Podemos ir despacio. No habrá problema para que nos acompañes.
Con un profundo suspiro, Teresa asiente.
“ tu tranquila. Puedes hacerlo. Solo debe ver la memoria de Teresa y retomar las lecciones de equitación."
Al final del establo, un imponente caballo azabache de ojos marrón y desafiante había. Su gran porte y su forma de relinchar daban a entender que era un animal desafiante. Ahora que revisa las memorias de la antigua Teresa, observa que este caballo era el más rebelde dentro de todos. Así era como le gustaba a la otra emperatriz, fuertes e indomable.
El caballo al ver a esta Teresa, la recibe con un fuerte rechazo de colocarse en ambas patas y relinchar con fuerza. Sabía que no era ella.
— bueno... No creo poder elegir otro. Vi “Como entrenar a tu dragón" no eres tan diferente a chimuelo, acentuando que eres un caballo.— ella intenta posar su mano sobre el caballo con lentitud.
Mientras que Howard llevaba el caballo con un trote tranquilo, por el sendero que se adentra en el bosque, la atmósfera de paz se ve interrumpida cuando los ojos del emperador, atentos y observadores, se posan en un destello de movimiento en la distancia. Un caballo negro, de aspecto fuerte y ágil, sale disparado del establo en dirección al bosque. El emperador siente una punzada al darse cuenta de que el montador no es otro mas que la emperatriz.
— ¡¡¡Howard!!!
—¡Teresa! —grita, antes de que pueda asimilar la situación.
Ella ha intentado montar, pero el caballo ha enloquecido con una fuerza incontrolable.
— Gael, agarrate fuerte de mí ¿Puedes?
— sí.
El emperador siente que su corazón se acelera. Sin pensarlo dos veces, tira de las riendas de su propio caballo y lo hace girar agresivamente, dando una orden firme y rápida. No hay tiempo que perder; ni siquiera considera dejar a Gael con un sirviente. En este momento, la seguridad de la emperatriz es lo único que importa. Con el niño todavía sentado frente a él, el emperador lanza a su caballo en una rápida carrera detrás de ella.
La imagen del caballo negro saltando los obstáculos del paisaje, con Teresa aferrada a la silla, se graba en su mente. La emperatriz, a pesar del caos, intenta mantener su equilibrio mientras el animal se lanza hacia el bosque.
A medida que avanzan, el emperador silbar solo para que el caballo se detenga. El niño, aferrado con fuerza a su padre, siente la tensión en el aire. Nuevamente intentó con el silbido y se detuvo frenéticamente que Teresa soltó las riendas y cayó en un arbustos con gran impacto.
— ¡Madre!
— espera Gael... Deja que el caballo se detenga— dijo el emperador, entre la determinación y la preocupación. La distancia entre ellos y el caballo negro se reduce lentamente, sin Teresa encima, el animal está más tranquilo y no protesta ante Howard
—¡Teresa!
Las hojas crujen de los arbustos. Mientras que Howard se acerca, ella sale de imprevisto. Un semblante poco agraciado para una emperatriz era lo que demostraba. Unas cuantas hojas y rama en su cabello. No, inclusive, en su boca también pues escupe un par de hojas.
— ven, déjame ayudarte.— le ofreció la mano. Intentando no reírse. Los disimuló bien. Ya que fue preocupante la situación de ahora.
Ella aún aturdida la toma. Fue una mala decisión montar un caballo que reconoce a su dueña original. Una vez que Teresa estaba de pié. De manera inconsciente no apartaba la mano de Howard, ni él su agarre más arriba de la cintura.
— ¿Debería sacrificarlo?... Lo veo muy hostil y peligroso.— mencionó él.
— no...— respondió Teresa.— yo... Creo que es mejor dejarlo libre... Por favor.
Howard habla de una manera con balbuceo. Su manera de pedir las cosas lo deja fuera de órbita.
— s-si así lo quieres... En la frontera hay un prado lleno de caballos. Ahí será libre. Volvamos.
— está bien.— en eso, Teresa siente de repente un apretón en sus piernas.
Era Gael. La abrazó más no dijo nada. Se le notaba su preocupación por ella. Teresa le acaricio la cabeza y se agachó para decirle lo siguiente.
— estoy bien... No me pasó nada. Solo estoy fuera de práctica.
— no le pasará nada al caballo... Padre no lo...
— él será libre. Así que no te preocupes. Regresemos al establo.
Gael asintió y rápidamente marchó tras su padre. Howard después de amarra al caballo negro al suyo, le dice a Teresa de manera confiada.
— sube al mío.
— ¿Que?
— no irás a pie ¿Oh, sí?
— sería más seguro así. El caballo me rechaza, aún así viendo de lejos. Quizás por el tiempo que tenía de no montarlo.
— estaré detrás de él, no te verá si estás delante de mi. Créeme que no pasará nada. Tengo bajo control la situación.
Realmente la tenía. Demostrando que su voz confiada y sus acciones era de los más seguro posible. Pero la idea de montar delante de él sería algo diferente para ambos. Aún así, ya no había vuelta atrás, pues Teresa sube y sujeta las cuerdas del caballo del emperador. Seguido de que él sube y se posicióna detrás de ella. Sus manos fuertes y robusta rozan por su cintura y su leve respiración cae cerca de su nuca.
Más el niño iba contento. Ya que tenía la clara idea de que ahora sí era un viaje familiar.
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