un chico que sufre a lo largo de su vida, a causa de inevitables desgracias que acompañan su vida. Theo,¿ serás capaz de librarte de todas las desgracias?
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Through my misfortune parte 5
Al pasar una semana, sabía que tenía que volver a la escuela. Así que, decidido, me levanté temprano. Me miré al espejo y ya no tenía tantos moretones. Mi apariencia era horrible debido a las ojeras. Había pasado todo este tiempo sin poder dormir adecuadamente, pero lo demás estaba calmado. Mi uniforme estaba un poco desgastado, pero eso no era un gran problema. Después de todo, yo nunca llamaba la atención de nadie, así que mis compañeros no se darían cuenta.
Agarré un pan que había en la nevera para comer. Era lo único que había, después de todo, ni mi madre ni mi padre estaban en casa, y mi hermana pocas veces la veía. Últimamente, la casa se sentía vacía. No me había dado cuenta de que casi nadie pasaba en ella, porque siempre iba a casa de Nohan a jugar. Me sentí solo, vacío y ansioso, pero no quise deprimirme. Iba a ir a la escuela, así podría ponerme al día de todas las clases que había perdido. También quería ver si ya los rumores se habían desvanecido. Estaba algo preocupado de si veía a Nohan, sabía que no sabría qué cara poner o qué decirle.
Yo realmente no sabía ni cómo sentarme al respecto. Solo me sentía algo cansado y nervioso por toda esta situación. Quería poder saludar a Nohan como de costumbre. Mientras caminaba a la escuela, sentí que todas las miradas se posaban en mí, y los vecinos empezaron a rumorear. No escuchaba con claridad, pero de seguro no era nada bueno. Después de todo, no era la primera vez, debido a la mala fama que tenía mi padre.
Al llegar a la escuela, de repente todas las miradas se posaron en mí, y de inmediato se rieron de mí al verme. Era algo realmente incómodo. Casi no me notaban, pero repentinamente todos lo hacían. Pero los ignoré para evitar problemas. Sin embargo, cuando entré en los pasillos, había imágenes impresas de mí. No sabía cuándo las habían tomado, pero era algo espantoso. Todas decían cosas como: "Asqueroso, acosador, homosexual y sucio gay". Toda la escuela se reía de mí y me llamaban de manera infame, como si estuviera enfermo.
Me hizo sentir tan perdido. Me dio asco verme a mí mismo desde la ventana de los pasillos que, por alguna razón, me reflejó. Todas sus palabras me grababan en mi mente cada que las decían. Me tiraban basura y el acoso empeoró cuando entré al salón. El pupitre donde yo me sentaba estaba sumamente grafitado y sucio, con obscenidades escritas. Mis compañeros se acercaron a molestarme, y sobre todo Alex, uno de los amigos de la novia de Nohan, quien se acercó a mí y me agarró de los hombros de manera burlona. Preguntó: "¿Eres gay? ¿En serio te gustan los hombres? No te vayas a enamorar de mí, por favor". Mirándome de forma retorcida, soltó una última frase que fue: "Tengo miedo". Todos los demás compañeros se rieron al ver mi cara.
¿Miedo de mí? Pensé. ¿De qué habla este estúpido? Le regresé la mirada y él soltó una sonrisa burlona y me arrastró con él fuera del salón, hasta el baño. Me agarró del cuello con mucha fuerza, junto con sus amigos, quienes solo observaban para que no fueran interrumpidos por algún maestro. Me dijo: "Es verdad lo que le hiciste a tu propio amigo. Que lo besaste a la fuerza cuando él no estaba en sus cabales, como un perro lo forzaste. Eso no se hace, sabes". "Mi pobre amiga está sumamente deprimida porque pensó que el buen Nohan era un enfermo como tú. No solo lo deseabas, si no que lo celabas. Interrumpías su tiempo a solas. ¡Qué asco! ¿Lo forcé? ¿Realmente yo forcé a Nohan? ¿Cómo demonios se supone que yo pueda con un imbécil que mide más de 1,80 y es mucho más grande que yo. ¿Qué estupidez estaba soltando este lunático? Era verdad el hecho de que yo celaba a Nohan, pero nunca lo interrumpía, al menos que él me llamara. ¿Cómo iba a saber que estaba con esa mujer? Eso realmente me enfurece. ¿Por qué soy el malo? ¿Por qué soy un asco?
Hartándome de las estupideces del tipo loco, lo empujé y este calló, golpeándose un poco la cabeza con una de las puertas del baño, haciendo que se molestara como un perro loco. Sus compañeros me agarraron de inmediato, y yo les grité: "¡Bastardos! ¿Cómo se atreven a decir mentiras?".
Alex, el chico que empujé, se levantó y me miró fríamente: "Realmente estás loco, maldita perra. ¿Cómo te atreves a decir que miento y peor aún a empujarme?". Sonó un poco su cuello y me agarró, levantándome en el aire. Abrió la puerta de uno de los baños y la tapa del inodoro al mismo tiempo, lanzando mi cabeza dentro del inodoro, ahogándome en esa agua sucia, pegándome: "Vamos, maricón, ¿qué tal se siente el agua allí? ¿Se siente bien?". Después de preguntar, sacó mi cabeza del inodoro, mirándome fijamente y burlándose. Escupí en su cara, respondiéndole: "¿Si tienes tanta curiosidad? ¿Por qué no lo pruebas tú mismo?".
Me gritó de inmediato "maldito", metiendo mi cabeza de nuevo dentro del inodoro, golpeándome con el interior del inodoro. Yo realmente estaba temblando de miedo, quería llorar, porque me estaba ahogando. Qué desagradable encuentro. Porque en ese mismo instante entró Nohan, mirando la horrible escena que estaba sucediendo. Lo vi porque en el momento que él entró, Alex sacó mi cabeza como una señal de advertencia para Nohan. Quizás Nohan se sintió intimidado porque, al mirar la manera en que estaba, vi el miedo en sus ojos verdes, con una cara pálida. Solo apartó la mirada y justo antes de salir, Alex agarró mi cabeza y me dijo en voz alta: "¿Qué tal te sientes, dulce Theo? ¿Es esto suficiente para que te enamores de mí?". Qué situación tan humillante. Antes de poder decir algo, solo pude llorar sin cesar, porque el solo hecho de ver a Nohan me hizo recordar que estaba en una situación peligrosa y humillante.
Los chicos rieron y, antes de retirarse, me tomaron fotos para chantajearme. Se llevaron lo que tenía. De hecho, no tenía nada de valor, solo el pan que había tomado de casa. Como vieron que la fecha de caducidad era en unos días, tiraron el pan y lo pisotearon.
No entré a las clases porque me encontraba en una manera deplorable. Qué miseria. No podía decir nada porque realmente no podía hacer nada. Así que salí corriendo de la escuela. Sin embargo, el portero no me dejó ir. Me agarró y me reprendió por no estar en clases. Pero, viendo la manera en que me encontraba, me dejó ir.