Sinopsis:
En una ciudad donde los sueños y los secretos se entrelazan, dos hombres se encuentran en un camino lleno de amor, traición y autodescubrimiento. Tras un encuentro inesperado, Alex, un fotógrafo con miedo a vincularse, y Javier, un apasionado activista, son arrastrados a una intensa relación que desafía sus creencias, sus pasados y su propia identidad. Rodeados de amigos leales pero con problemas propios, y la presión de una sociedad que a menudo no entiende su amor, ambos deberán enfrentarse a sus demonios internos y decidir si están dispuestos a luchar por lo que realmente quieren.
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Capitulo 6: Desnudando el Corazón
El cielo estaba cubierto de estrellas la noche que Javier y Alex decidieron quedarse en casa, lejos del bullicio y la emoción del evento del Día del Orgullo. Tras la experiencia liberadora que habían compartido, ambos sentían que había algo más profundo que apenas comenzaba a emerger entre ellos. Sentados en el pequeño sofá del apartamento de Javier, con una botella de vino a medio terminar y algunas galletas a su lado, la atmósfera se sentía diferente, cargada de una intensidad casi palpable.
“¿Sabes? A veces me siento extraño. Como si no fuera suficiente,” confesó Javier, mirando su vaso como si allí pudiera encontrar respuestas. La luz suave de la lámpara iluminaba su rostro, revelando las sombras de sus propias inseguridades. “Me encanta ser parte de esta comunidad, pero creo que siempre tengo miedo de no ser aceptado del todo.”
Alex lo miró con curiosidad. Nunca había visto a Javier tan abierto, tan vulnerable. “¿Y qué es lo que te hace sentir así?” preguntó, sirviéndose un poco más de vino. Cada sorbo le daba valor, pero también lo empujaba a un rincón donde sabía que debía enfrentarse a sus propios miedos.
“Quizás es la idea de que todos tienen una historia complicada. Y a menudo pienso que mi historia es… muy común. Me asusta pensar que no tengo la suficiente valentía para enfrentar lo que muchos ya han pasado. A veces siento que, por ser quien soy, aún hay cosas que puedo perder. O personas que podría decepcionar,” Javier dejó escapar, su voz temblando un poco.
Alex sintió que su propio corazón se empapaba de las palabras de Javier. Sin darse cuenta, dejó caer su tensión y se sintió seguro. “Yo también tengo esos miedos. Hay días en que me despierto y siento que no sé quién soy y que nadie lo sabe,” dijo, sintiéndose cada vez más en confianza. “Siempre estoy cuestionando quién realmente soy, y me da miedo pensar que podría perder a mis amigos o incluso a mi familia si supieran la verdad sobre mí.”
Por un momento, la habitación se llenó de un silencio pesado, un eco de pensamientos compartidos. Mirar a Javier a los ojos le permitió ver la vulnerabilidad que ambos llevaban por dentro. Ambos eran prisioneros de sus propios temores, y en ese instante, la conexión se profundizaba entre ellos, creando un lazo que se sentía irrompible, pero al mismo tiempo, aterrador.
“¿Qué es lo que más te preocupa?” preguntó Javier, su voz suave, casi como un susurro en la penumbra.
Alex se tomó un momento. Reflexionó sobre todas las veces que había reprimido sus anhelos y deseos, su deseo de ser auténtico sin miedo. “Podría ser simplemente… no ser lo suficientemente valioso como para ser amado. Me duele pensar que tal vez nunca experimentaré un amor real que me haga sentir completo,” confesó, sintiendo cómo una parte de sí mismo se liberaba al pronunciar aquellas palabras.
“Eso es lo más poderoso que he oído,” Javier dijo, y en su mirada había un brillo de comprensión. “A veces pienso que hay personas que aman de manera incondicional, pero yo también tengo miedo de ser uno de esos que nunca recibe ese amor. Nos decimos que somos fuertes, pero en el fondo simplemente estamos esperando a ser vistos.”
Ambos comprendieron que estaban desnudando sus corazones, exponiendo sus deseos y miedos más profundos ante el otro. Sin embargo, una sombra de inquietud se deslizaba entre sus confesiones. La vulnerabilidad era un doble filo; los acercaba, pero también los exponía a posibilidades dolorosas de rechazo o decepción.
“Y si un día me doy cuenta de que tú tampoco puedes aceptarme?” murmuró Alex, temeroso de lo que la verdad podría acarrear. “Me gustaría pensar que podemos ser honestos, pero esa idea de ser rechazados… es asfixiante.”
Javier asintió, sintiendo que sus palabras resonaban con verdad. “Eso es algo que todos llevamos. La verdad es que todos queremos ser amados. Pero ese deseo viene con un costo. Muchos construyen muros para protegerse, pero también se aíslan en el proceso. Lo que tenemos aquí, en este momento, es algo raro. Pero también puede hacer que algunos de nuestros mayores temores sean exponencialmente reales,” dijo, su voz suave pero seria.
Alex sintió un escalofrío recorrer su columna. La conexión que habían formado, aunque hermosa, también podía traer intensas complicaciones. “¿Y si esto lo arruinamos? ¿Y si un día decidimos que no podemos seguir adelante?” preguntó, casi en un susurro, mientras su corazón latía rápidamente.
“Es posible, pero… ¿acaso no vale la pena arriesgarlo? ¿No vale la pena permitir que esta conexión evolucione, que crezca y se adapte a lo que somos?” Javier planteó, y su sinceridad le hizo pensar a Alex que, tal vez, era en esa incertidumbre donde se encontraba la belleza de su relación.
La noche avanzaba, y entre sorbos de vino y miradas sinceras, comenzaron a compartir historias de su infancia, anécdotas que hablaban de luchas, pero también de triunfos. Hablaron de amigos que habían perdido y de aquellos que los habían apoyado. Se revelaron a través de sus narraciones, dejando caer las máscaras que a menudo llevaban. Cada historia, cada risa, cada pequeño fragmento de su vida compartida, tejía un hilo más en el cálido manto que los unía.
“Recuerdo la primera vez que me atreví a asistir a una reunión de apoyo en la universidad. Entré y pensé que iba a vomitar del miedo. Pero todos los que estaban allí habían pasado por situaciones similares. Me miraron con compasión y entendimiento. En ese momento, me di cuenta de que no estaba solo,” Alex compartió, dejando escapar una pequeña risa nerviosa. “Nunca olvidaré ese momento.”
“Lo que hiciste ahí fue muy valiente. Estar en un lugar donde todos pueden verte, donde todos están siguiendo su propio viaje… Eso requiere una inmensa valentía,” dijo Javier, admirado.
Poco a poco, la tensión comenzó a ceder y una risa suave empezó a fluir entre ellos. La conexión se fortaleció, haciendo que esa vulnerabilidad se sintiera como un espacio seguro en lugar de una amenaza. Aun así, el temor persistía, una sombra fugaz que a veces se asomaba.
Cuando la noche comenzó a desvanecerse en la penumbra de la madrugada, el aire se sentía más ligero pero también más intenso. “Realmente aprecio lo que hemos compartido esta noche. Siento que hay algo especial aquí,” Javier dijo mientras se acomodaba en el sofá, su mirada fija en Alex. “Pero, ¿sabes? A veces dudo si seremos capaces de seguir adelante cuando la vida se vuelva complicada.”
Alex sintió el peso de esa verdad. “Tal vez la vida nunca dejará de ser complicada. Pero creo que la clave está en poder apoyarnos mutuamente, en ser honestos el uno con el otro. La vulnerabilidad puede asustar, pero es una de las mejores maneras de construir la confianza,” pensó, sus palabras resonando en la magnitud de su significado.
“Estoy de acuerdo. Y prometo que estaré aquí para ti, sea lo que sea que venga. El camino puede ser complicado, pero creo que podemos encontrar la manera de no dejar que nuestros miedos nos controlen,” Javier respondió, y en su declaración había una sinceridad que Alex pudo sentir en su corazón.
Con cada palabra compartida, se sentía como si ambos comenzaran a tejer un abrigo de certezas alrededor de su vulnerabilidad. Sí, tenían sus miedos, pero también tenían el valor de enfrentarlos juntos, lo que les daba aún más razones para celebrar esa conexión genuina que había surgido entre ellos. La noche se oscureció, pero había una luz nueva en sus corazones, un atisbo de esperanza que prometía iluminar el camino que tenían por delante, desnudando cada vez más sus corazones y arriesgando todo en nombre de lo que podría ser.
El Amor entre personas del mismo sexo, sean hombres o mujeres, siempre ha sido muy criticado y mal visto,. Pero también hay quienes como ALEX Y JAVIER a pesar de sus miedos y certeza de que su Amor, no sería fácil de entender, tanto para sus familias como para amigos.
La vulnerabilidad de ambos, fue su centro y en base a eso lograron aceptar que lo más importante era estar juntos en todo y para todo.
AUTOR@ te FELICITO, he leído historias como esta pero en ninguna sea hablado de la aceptación personal. Gracias por compartir tu talento, inspiración y trabajo,, creo que es la primera historia de tu creación qué he encontrado, espero poder leer mas de tu inspirado talento!!!