Un mundo donde los humanos son la raza más débil y hostigada por las demás... Hasta que el primer dios de su raza aparece llenando los corazones de esperanza.
¿Podrá nuestro protagonista ayudar a la humanidad? ¿Descubrirán la verdad?
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Capitulo 5
En el momento en que apareció aquella figura sonriente mi mundo se detuvo.
Su forma de vestir con un manto que tapa su cuerpo y tela tapando su cara dejando al descubierto sus ojos claros y su cornamenta sangrienta.
"Estoy del lado de los humanos, soy un Dios"
Una nueva raza, la raza demonio infernal.
Está de nuestro lado, tenemos un Dios después de tantas generaciones sin esperanza.
No hay duda, un niño frente a mis ojos no poseería tal nivel de destreza, su forma de pelear es diferente a cualquier cosa que haya visto, copiando habilidades, esquivando, bloqueado de formas tan perfectas que pareciera leer el futuro.
— ¿¡Por qué me esquivas cobarde!? ¡Déjate golpear!—.
— Es tu impotencia quien habla, sabes que no estás a mi nivel—.
— ¡Hijo de puta!—.
Juega con él como su de un juguete se tratara, ni su magia ni sus armas son capaces de tocarlo, una pelea unilateral.
Tan semejante fuerza es...
—¿Qué pasa? ¿Eso es todo lo que puedes hacer? "Raza superior"—.
— Dijiste que eras un demonio, no un humano, la raza de los demonios cazadores reales son nuestros aliados, como raza similar deberían estar del mismo lado—.
— Te lo dije, no quieres ver la realidad, no formaré alianza con ustedes—.
— Entiendo ¿Hay algo que quieras?—.
Inteligente, intenta negociar con aquel Dios, sabe que no puede ganar.
No parece esforzarse siquiera por estar a su nivel.
Tal vez lo sabía antes de comenzar a luchar.
— Quieres a estas mujeres, llévatelas, ya no me interesan—.
— No perdonaré tu vida por algo que de todas formas puedo obtener a la fuerza—.
Duras palabras sin duda, el sudor corre por su piel.
— Eres un Dios tiránico—.
— Eres nuestro enemigo ¿Por qué crees que estoy aquí? ¿Por diversión?—.
— Parece que te diviertes—.
Ciertamente, su cara no para de sonreír.
— Ciertamente, lo hago, esto resultó ser mejor de lo que esperaba—.
— Seguro hay algo que quieras, dinero, mujeres, conexiones—.
— Información quiero—.
— De acuerdo a cambio—
— Nada, no hay intercambio—.
Otra vez ese sudor frío, ahora junto con su cuerpo temblando del miedo.
— N-No entiendo—.
— Me darás la información por las buenas o por las malas, no te daré nada a cambio—.
—... No—.
Luego de eso un solo golpe es suficiente para noquearlo.
Una demostración de poder.
— Muchas gracias por salvarme...—.
Aquel Dios da media vuelta para irse; sin embargo, no puedo perder esta oportunidad.
— Un momento por favor, señor Dios—.
— Habla—.
— Me presento, soy Carol Vermillón, era sirvienta del rey hasta que fui vendida a los elfos—.
— Ni siquiera los burgueses se salvan de los elfos—. Murmura en voz baja.
— Si es posible, me gustaría asistirle en lo que necesite de mi, estoy a su disposición—. Declaro mientras me arrodilló ante él.
Una sonrisa nuevamente.
Si un Dios ha nacido entre nosotros será perseguido, incluso con este poder...
Quiero ser de ayuda, puedo hacerlo incluso con mi poco poder.
Me observa detenidamente, tal vez mi desnudes debe ser una falta de respeto.
— Pido disculpas por mi falta de ropa, no pude evitarlo—.
— No importa, te daré una misión entonces—.
— La cumpliré sea cual sea mi señor—.
— Pronto se enterarán de lo que ha pasado aquí, buscarán a un culpable, ustedes están en peligro, esto claramente no es un accidente debemos hacer parecer que esto fue una pelea entre ellos, clavaremos sus armas en sus cuerpos para hacerles creer que ellos se mataron entre sí—.
— Me encargaré de sus armas—.
— Limpia mis pisadas de sangre, cuidado en dejar huellas, no toques los cuerpos sin guantes, no te quedes aquí mucho tiempo, no permitas que hayan testigos elfos y por último abandona tu nombre—.
— ¿Mi nombre?—.
— Si vas a servirme, entonces dejaras de ser un humano, serás un demonio infernal—.
Mis ojos se abren y mi boca no me deja decir una palabra.
— Te otorgaré la capacidad de usar magia, te ofrezco ¡PODER!—. Declara a lo alto mientras aprieta su puño.
— Lo acepto por supuesto, es todo un honor servirle—.
— Tu nuevo nombre...—.
Parece estar pensando.
—... Primera... Tu nombre será Primera, ya que eres la única quien me sirve actualmente—.
— Entonces Primera será mi nombre, muchas gracias Mi Dios—.
— Esto te dolerá, resiste—.
—¿Eh?—.
Su mano toca mi frente y comienzo a gritar.
Siento como mi cerebro estuviera siendo cortado por dentro.
—¡Duele DUELE!—.
Siento un liquido frio correr por mi mejilla izquierda.
Mi visión es borrosa.
—¡No puede ser! ¡Un cuerno!—. Exclama la chica a mi lado.
Al finalizar siento algo pesado a un costado de mi cabeza, es un cuerno oscuro con detalles rojos brillantes como joyas.
— Evita que los demás vean tu cuerno cuando te vayas, te harás cargos de ellos dos, saldrás del pueblo en dirección al norte junto con ellos, encuentren un río y sobrevivan hasta recibir mis instrucciones —.
— A la orden—.
— Espera ¿Y yo?—.
— Tú vete a tu casa—.
— ¿A mí casa...? Ese animal lo he visto—. Declara observando a un roedor que se posa en sus hombros.
También tiene un cuerno brillante ¿Es también un demonio? ¿Los animales pueden cambiar su raza?
— ¿Acaso eres—
— Se llama Rafael, es un Dios al igual que yo, no te confundas—.
—¡¿Otro Dios!?—.
Esto es difícil de creer, nunca había escuchado de un animal siendo un Dios o algo similar.
Parece una broma.
— Sus ojos, son mis ojos, pude verte Maeva, sabía que llegar aquí era tu destino—.
— ¿Eh? Eso es...—
— ¿Difícil de creer verdad? Gracias a Rafael supe de ti y de este lugar, ahora, a tu casa—. Declara para luego dar media vuelta.
Solo sus pasos se escuchan a la distancia cada vez bajando su volumen hasta desaparecer.
— Niña, tenemos trabajo que hacer, necesito su asistencia, señorita Maeva por favor vuelva con su familia, seguro deben de estar preocupados—.
Ella no puede quitar sus ojos de mi nuevo cuerno, ni yo tampoco.
Al final asiente y procede a buscar algo de ropa.
— Ya escuchaste a nuestro Dios, los cuidaré con este nuevo poder, a cambio espero su ayuda para esta tarea, debemos llevarnos a ese chico también—.
Su cuerpo está golpeado, no es algo grave lo llevaré cuando termine.
— Tu cuerno es muy bonito ¿Te duele?—.
— Me dolió antes, ahora estoy bien ¿Quieres tocarlo?—.
— Si por favor—.