NovelToon NovelToon
EL APRENDIZ DE LA MUERTE

EL APRENDIZ DE LA MUERTE

Status: Terminada
Genre:Completas / Escena del crimen / Leyenda sangrienta / Casos sin resolver
Popularitas:3.4k
Nilai: 5
nombre de autor: José Luis González Ochoa

Haniel Estrada un hombre de 22 años lleva 1 año de aprendiz para detective su más anhelado sueño.

Cuando creía que todo iba a ser de lo más normal, empieza a recibir pistas que lo llevan a lugares extraños para solamente quedar en shock al descubrir cadáveres de mujeres adolescentes o jóvenes.

¿En que tipo de juego macabro estará involucrado y por qué a sido el el elegido para jugarlo?

NovelToon tiene autorización de José Luis González Ochoa para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

LA BÚSQUEDA DE RESPUESTA

Haniel se sentó frente a su computadora después de sospechar que estaba jugando un juego del cual no conocia las reglas y que el asesino en serie lo tenía justo donde el lo queria, accedió a la base de datos de la policía. Tenía que encontrar la dirección de Lucía, la amiga de Valeria, y sabía que la base de datos podría tener esa información. Introdujo el nombre de Lucía en el buscador y esperó a que los resultados aparecieran en la pantalla.

Después de unos segundos, encontró un registro que coincidía con el nombre de Lucía. Haniel clickeó en el registro y apareció una pantalla con información sobre Lucía, incluyendo su dirección. Haniel anotó la dirección en su libreta y cerró la computadora.

Con la dirección en mano, Haniel se dirigió a la colonia "Las Brisas", un barrio conocido por su alta tasa de criminalidad y vandalismo. La policía había recibido numerosos reportes de venta de drogas y crímenes violentos en la zona. Haniel se bajó de su coche y miró alrededor, notando la presencia de grafitis en las paredes y la basura en las calles.

Llegó a la casa de Lucía, una vivienda modesta con rejas en las ventanas y una puerta de metal. El jardín estaba descuidado y había un coche viejo estacionado en la entrada. Haniel tocó el timbre y esperó a que alguien respondiera.

La puerta se abrió y un hombre grande y amenazante lo miró con desconfianza. Era el padre de Lucía, un hombre alto y fornido con tatuajes en los brazos y el cuello. Tenía una mirada dura y desafiante.

"¿Qué quieres?", gruñó el hombre.

Haniel mostró su placa. "Soy detective. Estoy investigando la desaparición de Valeria y necesito hablar con Lucía".

El padre de Lucía lo miró con curiosidad, pero luego se hizo a un lado. "Pasa. Pero vamos a estar presentes durante la conversación".

Haniel entró en la casa y se sentó en la sala con Lucía y sus padres. Lucía parecía nerviosa, pero Haniel trató de tranquilizarla.

"Lucía, necesito saber qué pasó entre tú y Valeria en los últimos días antes de su desaparición", dijo Haniel.

Lucía se encogió de hombros. "Bueno, sí. Valeria se molestó conmigo porque le tomé uno de sus cuadernos de matemáticas para copiar una tarea. Cuando lo descubrió, se enfadó mucho y me reclamó. Luego fue a acusarme con el profesor y me mandaron a la dirección. Me castigaron".

Haniel asintió. "Entiendo. Entonces, tienes motivos suficientes para querer vengarte de Valeria por lo que hizo. Por su culpa, fuiste castigada".

El padre de Lucía se puso de pie de golpe, su rostro enrojecido de ira. "¡Eso es suficiente!", gritó. "No vas a venir aquí y acusar a mi hija de algo que no ha hecho. ¡Lárgate de mi casa!"

Haniel se mantuvo calmado, pero el padre de Lucía ya estaba avanzando hacia él, su puño cerrado. "¡Fuera de aquí!", gritó, empujando a Haniel hacia la puerta.

Haniel salió de la casa, pero no se dio por vencido. Sabía que había tocado un nervio sensible y que Lucía podría estar escondiendo algo. Decidió que seguiría investigando y encontraría la verdad sobre la desaparición de Valeria.

Decidió que seguiría investigando y encontraría la verdad sobre la desaparición de Valeria.

Se subió a su coche y se dirigió de nuevo a la estación de policía. Ahora tenía una nueva pista que seguir: el novio de la segunda víctima, Daniela. Había oído rumores de que el novio, un joven llamado Carlos, había estado actuando de manera sospechosa después de la desaparición de Daniela.

Haniel llegó a la estación de policía y se dirigió a su escritorio. Sacó el archivo de la segunda víctima y comenzó a leer sobre Carlos. Según los informes, Carlos había estado en una relación con Sofía durante varios meses antes de su desaparición. Pero después de que Daniela desapareció, Carlos había cambiado su número de teléfono y había dejado de responder a las llamadas de sus amigos y familiares.

Haniel se preguntó qué podría estar escondiendo Carlos. ¿Sabía algo sobre la desaparición de Daniela? ¿O estaba involucrado de alguna manera?

Haniel decidió que era hora de hablar con Carlos. Marcó su número de teléfono y esperó a que respondiera. Cuando Carlos finalmente respondió, Haniel se presentó y le pidió que se reunieran en la estación de policía.

"Quiero hablar contigo sobre Sofía", dijo Haniel. "Necesito saber qué sabes sobre su desaparición".

Carlos vaciló por un momento antes de responder. "No sé nada", dijo finalmente para enseguida colgar."

Haniel se dirigió al escritorio del detective Rodríguez, frustrado por la llamada con Carlos. "Rodríguez, necesito hablar contigo", dijo Haniel.

El detective Rodríguez levantó la vista de su computadora. "¿Qué pasa, Haniel?"

"Tengo dos sospechosos", dijo Haniel. "Lucía, la amiga de Valeria, parece que quería vengarse de ella por un problema que tuvieron en el pasado. Y luego está Carlos, el novio de la segunda víctima, Daniela. Acabo de hablar con él por teléfono y se comportó de manera muy rara y evasiva cuando le pregunté sobre Daniela".

El detective Rodríguez se inclinó hacia adelante. "¿Qué tipo de comportamiento raro?"

"No quería hablar sobre nada relacionado con Daniela", dijo Haniel. "Y cuando le pregunté si sabía algo sobre su desaparición, me colgó el teléfono".

El detective Rodríguez asintió. "Eso suena sospechoso. Creo que debemos investigar más a fondo a ambos sospechosos".

Haniel asintió. "Estoy de acuerdo. Voy a seguir investigando a Lucía y ver si puedo encontrar alguna conexión entre ella y la desaparición de Valeria. Y tú puedes empezar a investigar a Carlos, ver si tiene algún antecedente criminal o si alguien ha reportado algo sospechoso sobre él".

El detective Rodríguez asintió. "Vamos a trabajar en ello. Mantenme informado de cualquier cosa que descubras".

Haniel al día siguiente se dirigió a la preparatoria donde estudiaba Valeria y seguía estudiando Lucía. Quería espiar a Lucía y ver si podía descubrir algo más sobre su posible implicación en la desaparición de Valeria.

Llegó a la preparatoria y se escondió detrás de un árbol para observar. Vio a Lucía llegar y, antes de entrar a clases, se acercó a un hombre joven con una sudadera. El joven llevaba audífonos Bluetooth, un gorro para taparse la cabeza y unos lentes oscuros, tratando de esconder su identidad.

Haniel observó que el joven le dio algo a Lucía y luego ella entró a la preparatoria. El joven se dio la vuelta y se alejó caminando. Haniel decidió seguirlo, manteniendo una distancia considerable detrás de él.

Mientras caminaban, Haniel notó que el joven volteaba de reojo hacia atrás, como si sintiera que lo estaban siguiendo. La tensión se palpaba en el aire.

De repente, el joven metió su mano al bolsillo del suéter y sacó una navaja. Se dio la media vuelta y amenazó a Haniel, con una mirada furiosa en sus ojos.

"¿Eres policía?", gritó el joven, acercándose a Haniel con la navaja en mano.

Haniel se mantuvo calmado, sabiendo que no podía revelar su verdadera identidad. "No, no soy policía", respondió, tratando de sonar lo más tranquilo posible.

"¿Entonces por qué me estás siguiendo?", preguntó el joven, su voz llena de amenaza.

Haniel se encogió de hombros. "Solo quiero comprar hierba. No te escuchaba con los audífonos puestos, por eso te estaba siguiendo".

El joven lo miró con desconfianza, pero no bajó la navaja. "Si eres policía, te mato", dijo, su voz baja y peligrosa. "No me gusta que la policía se meta en mis asuntos".

Haniel negó con la cabeza, tratando de calmar la situación. "No soy policía, te lo juro. Solo quiero comprar hierba y luego me voy".

El joven lo miró fijamente durante un momento, luego finalmente bajó la navaja. "¿Cuánto quieres?", preguntó, su voz aún tensa.

Haniel sacó su cartera y le dio al joven un billete. "Un poco, por favor".

El joven le dio a Haniel un pequeño paquete de hierba y se guardó el dinero. Haniel se dio la vuelta para irse, pero el joven lo detuvo.

"Oye, no le digas a nadie que me viste, ¿okay?", dijo el joven con una mirada amenazante.

Haniel asintió rápidamente. "No diré nada, no te preocupes".

El joven asintió y se dio la vuelta para irse. Haniel se quedó parado un momento, un poco asustado por la repentina amenaza del joven. Luego se dio la vuelta y se alejó en la dirección opuesta, preguntándose qué había descubierto realmente.

Haniel caminaba rumbo a la preparatoria, sumido en sus pensamientos sobre el caso de Valeria y Lucía. De repente, su teléfono sonó, rompiendo el silencio. Miró la pantalla y vio un mensaje de un número desconocido, pero sabía que era el mismo asesino que lo había estado enviando mensajes anteriormente. Su corazón comenzó a latir más rápido mientras abría el mensaje.

"¿Cómo vas, mi querido aprendiz? Te he estado vigilando. ¿Qué dirían de un detective de la policía que le compra drogas a un chico cerca de la preparatoria? Sigue con la investigación si no quieres encontrar otro cadáver pronto. El tiempo se acaba".

Haniel sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras leía las palabras. Miró a su alrededor, pero la calle parecía desierta. Los árboles se cimbreaban suavemente en la brisa, pero a Haniel le parecían como si estuvieran cerrándose sobre él. La luz del sol parecía más tenue, como si una sombra se estuviera cerniendo sobre él.

Y entonces, vio la fotografía adjunta. Era una foto de él mismo intercambiando dinero por droga con el chico. Haniel sintió como si hubiera sido golpeado en el estómago. Miró a su alrededor, buscando dónde se había tomado la fotografía, pero no vio a nadie. La calle estaba vacía, pero Haniel sabía que estaba siendo vigilado.

La sensación de vulnerabilidad lo abrumó. Sabía que el asesino podía estar en cualquier lugar, observándolo, esperando el momento perfecto para atacar. Haniel comenzó a caminar más rápido, su corazón latiendo en su pecho. Miró sobre su hombro, pero no vio a nadie.

La tensión era palpable. Haniel sabía que estaba en una situación peligrosa, y que el asesino no se detendría hasta que lo hubiera destruido.

Siguió caminando, su mente racionalizando la situación, tratando de encontrar una salida. Pero la sensación de miedo y vulnerabilidad era abrumadora. Haniel sabía que tenía que ser cuidadoso, que no podía confiar en nadie. El asesino parecía estar siempre un paso adelante.

Mientras caminaba, Haniel notó que la calle estaba cada vez más vacía. Las casas parecían más oscuras, como si estuvieran escondiendo secretos. La brisa parecía susurrar advertencias en su oído. Haniel se sintió como si estuviera caminando hacia una trampa, sin saber cuándo o cómo se cerraría.

De repente, un ruido detrás de él lo hizo girar. Pero no había nadie. La calle estaba vacía. Haniel respiró hondo y siguió caminando, su corazón latiendo en su pecho. Sabía que no podía permitir que el miedo lo paralizara. Tenía que seguir adelante, encontrar al asesino y detenerlo antes de que fuera demasiado tarde.

Pero la sensación de peligro no lo abandonaba. Haniel sabía que estaba siendo vigilado, que el asesino estaba esperando su momento. Y él no sabía cuándo o cómo atacaría. La tensión era insoportable. Haniel solo podía seguir adelante, esperando encontrar una salida antes de que fuera demasiado tarde.

1
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play