Completa
La vida nos da siempre segundas oportunidades y donde hubo fuego cenizas quedan, eso decía mi abuela.
Ari conoce a Álvaro cuando apenas tenían 16 años, ellos se enamoran, Pero por las circunstancias de la vida hace que cada quien tome un camino distinto a lo que ellos pensaron.
El destino los junta reviviendo el pasado amor de adolescente que tuvieron y ahora con mas fuerza.
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Cap. 6: Fiebre
ARI BLANCO
Domingo tan odiado. Me levanté casi al medio día. Mi madre había dejado una nota que decía que ella regresaba en la noche. Había ido a la empresa porque había sucedido algo. No me explicó más.
Me regresé a la cama. A mis cortos 16 años no entendía muchas cosas, el mundo de los adultos es tan distinto a lo que se cree. Tomé mi celular y lo miré un buen rato, dudando un poco si lo encendía. Quería contarle todo a Eloisa Pero no quería preocuparla.
Encendí el celular. Entró mensaje tras mensaje de un número que no tenía registrado. Leí los mensajes, aparentemente era Álvaro, pero a estas alturas ya no sé si es broma o soy un juego o parte de su colección de juguetes.
"Contesta el celular por favor" "Soy Álvaro" "Ari tenemos que hablar" " por favor" "Está bien. Mañana hablamos, ve a la azotea"
Es un tonto.
Cuando mi madre llegó por la noche a la casa, tenía un poco de fiebre.
— Santo Dios, está hirviendo en calentura. ¿Por qué no me llamaste? Vamos al hospital.
— Solo es fiebre. No me voy a morir por eso.
— Ya cenaste.
— Si— le mentí a mi mamá, ni siquiera había desayunado.
— ¿Qué cenaste?
— Un Ramen.
— Eso no es suficiente. Vamos al hospital, cámbiate.
— Mamá no quiero ir, solo dame una pastilla y ya se me quitará.
— No discutas conmigo— me tomó de la mano y llevó hasta el auto.
Pasé consulta en emergencia. El doctor me envió medicina para la calentura. Al revisarme no encontró nada fuera de lo normal.
Regresamos a casa.
A la mañana siguiente me quedé en la cama. Mi mamá llegó al cuarto y tocó mi frente.
— Mamá no quiero ir a la escuela. Me siento un poquito mal.
— Por hoy quédate, voy a llamar para que justifiquen tu ausencia. Iré al trabajo. Cualquier cosa por favor llámame.
Me quedé acostada y mi madre se alistó para ir a su trabajo.
Durante esa semana no fui a clase. Cada día me dolía algo, todo era excusa para no ir y así evitar ver a Álvaro. El celular lo guardé en mi mesita de noche.
— Hija, pasó algo en el colegio y es por eso que no quieres ir. Dime la verdad.
— No ha pasado nada. Me he sentido realmente mal. Tal vez sea porque extraño a Eloisa. Aquí no tengo amigos. Me ha golpeado este cambio.
—Seguramente es por eso. Te prometo que al final del mes te llevaré dónde ella. Trata de socializar y de hacer amigos. Me sentí un poco feliz cuando me dijiste que te habían invitado a un cumpleaños.
— No te preocupes más por mi. Mañana iré a clases. Tengo que adaptarme.
Al día siguiente, me levanté y me alisté para ir a clase. Tomé mi celular y lo metí a la mochila. Ese día mi mamá me llevó muy temprano al colegio y ella se fue a su trabajo.
Era la primera en estar en el salón de clase. Así que me senté y me puse los auriculares para escuchar música. Desbloqueé el número de Álvaro y lo borré de mis contactos.
Recibí un mensaje de Eloisa.
"Pronto cumplimos años y voy a ir a visitarte" Elaine y yo compartíamos ese dato, cumplíamos en la misma semana.
” Ya Quiero verte"
Él salón empezó a llenarse. Finalmente, entró Anne, no le puse mucha mente y aparté mi rostro a la ventana.
— Anne, Anne, Álvaro está en la puerta y está viendo hacia acá.
Cuando escuché eso mi corazón se hizo chiquito. Me repetía no mires, no mires.
— Álvaro — Anne lo llamó.
Ella está en su derecho de hacer lo que desee con él.
Me ganó la curiosidad. Volteé a ver. Crucé miradas con Álvaro. Anne se acercó a él. Miré a un lado. Álvaro se acercó, se puso frente a mi silla.
— Necesito hablar contigo.
Todos enmudecieron en el salón, hasta Anne. Todos nos veían. Odiaba ser el centro de atención. El maestro entró. Todos se sentaron.
— Álvaro, regrese a su salón— el profesor le pedía cortésmente.
Álvaro miró al maestro. Mordió sus labios.
— Profesor me permite un momento a Ari. Necesito urgentemente hablar con ella. Pido su permiso profesor.
— Está bien.
Álvaro tomó mi mano y me sacó del aula. Me llevó hasta la azotea. Todos veían y murmuraban.
— ¿Qué te pasa? ¿Estás mal de la cabeza? Suéltame. No te entiendo en lo absoluto. Primero que nadie se entere, segundo te besas con Anne y ahora haces este espectáculo.
— No viniste la semana pasada. Bloqueaste mi número, no respondiste mis mensajes desde otro celular. No quise besar a Anne. Tú me gustas de verdad.
Me di media vuelta y empecé a caminar. Álvaro me abrazó.
— Perdón, ¿si?
No sabía qué hacer.
— Yo no sé qué pensar. Me gustas Pero…
— Que no haya peros...
Anne cómo por arte de magia apareció en la azotea.
— ¿Por qué la abrazas? Sabes bien que yo soy tu prometida— Anne se acercó.
— No Anne, porque insiste en lo mismo. No quiero nada contigo.
—Ve y díselo a tu padre. Nuestros padres tienen un arreglo y yo si me Quiero casar contigo. Yo te amo.
No dije nada. Solo caminé hasta el salón, me senté. Todos miraban, pero ya no me importaba. Ellos realmente están comprometidos.