Catalina

Ya en la oficina Catalina empezó su día de trabajo, Enzo era muy exigente y la cargaba de trabajo, parecía como si buscará una excusa para no dejarla descansar.

— Catalina venga a mi oficina. — exigió Enzo, parecía molesto.

La muchacha todos los ojos y camino a la oficina de su jefe, ella no estaba acostumbrada a seguir órdenes, pero para poder lograr sus metas debía hacerlo.

— Si dígame señor. — dijo Catalina apenas entro a la oficina.

— No encuentro los diseños de la nueva temporada, donde los coloco?. — pregunto Enzo irritado.

— Están en su computadora y los originales los archivé por seguridad. — respondió Catalina lo más profesional que pudo.

— Entonces por qué demonios no los encuentro en mi computadora?. — Enzo alzó la voz más de lo normal haciendo que Catalina lo mirará con desprecio, si él estaba teniendo un mal día no era culpa de ella.

— Déjeme y le explicó donde está. — dijo Catalina acercándose a Enzo para poder buscar en su computadora.

Al tener a Catalina tan cerca Enzo se tensó mucho y sin que ella se diera cuenta empezó a oler su fragancia, ella tenía un olor particular, era algo que invitaba al hombre a querer sentir la suavidad de su piel.

— Aquí está señor, solo era cuestión de buscar el archivo de esa colección. — dijo Catalina sacando a Enzo de su ensimismamiento.

Enzo quedó asombrado con la manera tan profesional que tenía su nueva asistente, ella era muy educada y además no prestaba atención a sus cambios de humor.

— Gracias!. — fue todo lo que Enzo pudo responder, ya que se había equivocado con ella.

Catalina salió de la oficina de su jefe y volvió a su escritorio, estaba molesta, pero no lo iba a demostrar, Enzo March no podría sacarla de sus casillas tan fácilmente.

El día transcurrió sin problema alguno, hasta que llegó la hora de salir del trabajo.

— Se nos presentó un problema en uno de los talleres, tenemos que ir hasta allá. — dijo Enzo con el ceño fruncido.

Catalina estaba cansada y en ese momento solo quería ver a su hija, estaba tan molesta, que su expresión cambio inmediatamente y Enzo se dio cuenta.

— Sé que es de último minuto, pero si no solucionamos el problema no podremos lanzar la nueva colección. — explico Enzo pacientemente.

Catalina agarró sus cosas y salió junto a su jefe.

— Lo sigo en mi auto?. — pregunto Catalina.

— Tranquila yo te llevo y después te regreso a tu casa. — comento Enzo relajado.

— Pero necesito mi auto para mañana. — explico Catalina.

— Después solucionamos eso, ahora debemos ir al taller para terminar temprano.— comento Enzo ya perdiendo la paciencia.

Los dos subieron al auto de Enzo y fueron al taller, realmente todo era un caos, pues uno de los diseños no se estaba viendo bien y era que cuando se hizo el diseño en papel, el diseñador no tomo en cuenta algunos detalles, era un verdadero problema, ya que no había tiempo de solucionar.

Catalina quien permaneció en silencio todo el tiempo analizando la situación al fin hablo.

— No está del todo perdido, si es cierto que a esa modelo el diseño no le luce, pero qué tal a esa otra de allá. — señaló Catalina a una joven morena, alta y de buena figura.

— Quien es usted?, acaso no sabe que Lindsay es nuestra modelo estrella y quien cerrará el desfile. — regaño el diseñador.

— Bueno yo solo veo a una mujer sin gracia tratando de llevar un vestido esplendoroso, el problema en sí no es el vestido, sino quien lo lleva puesto. — los presentes quedaron el silencio, pues nadie se había atrevido a hablarle así a la preferida del jefe.

— Enzo cariño, vas a dejar que esa mujer me hable así?. — pregunto Lindsay con voz chillona.

Catalina rodó los ojos, pensando en lo estúpida que era esta modelito, claro con razón nadie se había dado cuenta del error y es que la tal Lindsay hacia lo que se le daba la gana por ser una de las amantes de Enzo.

— Estás segura de lo que dices?. — pregunto Enzo a Catalina.

— Cien por ciento segura, si quiere haga la prueba. — aconsejo Catalina mirando fijamente a Enzo.

— Fabricio has el cambio a ver qué tal. — ordeno Enzo.

Lindsay miró a Catalina con odio, sin querer Catalina ya se había ganado otro enemigo y es que ella era muy sincera y no le gustaban los favoritismos.

Unos minutos después regresó la modelo que Catalina había escogido luciendo aquel maravilloso modelo, el cual le lucía perfecto, no había duda que era la elección correcta, Enzo aprobó el cambio y por primera vez sonrió.

— Enzo no me puedes hacer esto, yo siempre he sido la que cierra los desfiles!. — los gritos llorones de Lindsay se escucharon por todos lados.

— Señorita Torres, baje la voz está hablando con su jefe y no se está viendo bien su berrinche. — intervino Catalina cortésmente.

— No te metas en esto mxxxxxx zxxxx, acaso eres la nueva conquista y por eso te sientes con derechos, déjame decirte querida que ninguna de sus asistentes dura más de una semana.

— Ya basta!, Lindsay estás despedida, ve por tus cosas y sal de mi vista de inmediato. — Enzo estaba furioso por la manera en la que Lindsay se expresó, él no permitiría que nadie dañará su reputación aunque las cosas que dijo la modelo fueren ciertas.

— No puedes hacerme esto, yo te he entregado mucho no merezco este trato. — continuo histérica Lindsay. — esto es tu culpa pxxxx.

Lindsay se fue encima de Catalina, quien ni se inmutó cuando la modelo la fue a atacar, cuando la histérica de Lindsay se acercó a Catalina, está se defendió sin siquiera hacer mucho esfuerzo, de un solo puñetazo tiro a la modelo al suelo.

— En tu vida intentes tocarme, no eres más que una pobre mujer sin amor propio. — escupió Catalina aquellas palabras tan fría como un temprano de hielo.

Todos los presentes incluyendo Enzo quedaron de piedra ante el accionar de Catalina, ni siquiera Enzo podía ser tan frío y cruel como lo fue la asistente de presidencia.