Demetri Volkova, El Mafioso Cautivado Por Una Mirada

...CAPÍTULO 6...

REBECA MILLER

  Mi nombre es Rebeca Miller, tengo 19 años, y vivo con mi hermosa madre Regina Miller y mi adorado y precioso hermano Roger Miller, de 9 años, somos solo nosotros tres, porque el insecto de mi padre fue tan poco hombre que no pudo soportar tener sus pelotas en los pantalones.

Mi madre me cuenta que estaba muy feliz con mi progenitor hasta el día en que yo nací, hace diecinueve años, cuando me trajo al mundo mi flamante padre cambio por completo con ella, todos los días era como un castigo, llegaba tarde, tomaba demasiado y no aportaba nada para el hogar.

Aún no comprendo como mi madre fue tan fuerte de soportar todo ese desastre de vida, tampoco puedo juzgar porque yo no sabría que decisión tomar en ese caso, pero eso sí, en cuanto mi madre le dijo que quería el divorcio, fue como encender una luz, el arrepentimiento de mi padre llego en un pestañear, mi madre es tan ella que cuando se sienta conmigo a recordar esos momentos solo se ríe de lo ingenua que fue, y siempre me recuerda "Pará que llorar por algo que ya sucedió, solo ríete de la experiencia vivida".

Después de diez largos años, llego a nuestras vidas un príncipe, que con toda su ternura nos derritió el corazón, excepto al inmundo de mi padre, que después de la llegada de Roger volvió a sus andanzas, ya yo tenía diez años y tenía conciencia de lo que sucedía.

Un día no sé con qué valentía le dije a mi madre, que dejara a esa cucaracha al que debía llamar padre, además de que no quería su apellido manchando mi nombre, no voy a negar que vagos recuerdos vienen a mi mente y una más que otras veces el demostraba un poco de afecto y cariño hacia mí, pero más era él tiempo que se la pasaba en la calle que el tiempo que compartía con nosotras.

Mi madre en ese momento tomo la mejor decisión de su vida, con una niña de diez años y un bebe recién nacido, se divorció de mi padre, por supuesto la escoria viviente le quito la casa por que supuestamente era de una herencia y no tuvo contemplación de dejarnos en la calle, para ese entonces mama nos llevó a la casa de una amiga que en paz descanse porque hace como dos años que murió.

En fin, recuerdo que tía Lorena una señora un poco mayor nos recibió con mucho amor y mucho cariño, ella trabajaba y mi mamá tenía que salir a luchar por nosotros dos, y allí comienza nuestro verdadero destino, la verdad de afrontar la vida con fuerza y valentía, ya que llorar no nos sirve de mucho.

Tome la decisión de encargarme de mi hermano mientras nuestra madre salía en busca de empleo, los primeros meses fueron bastante difíciles, gracias a la tía Lorena mi madre no se derrumbaba, los trabajos que conseguía no eran estables, pues como todo a veces te toca un buen jefe como a veces te toca uno de mierda que no te han contratado cuando ya te quieren botar.

Aprendí a cambiar pañales, a preparar biberones, hacer papillas a medida que el tiempo pasaba, cuidar de Roger era como cuidar de un ken, pero real, por un lado, era divertido, pero, por otro lado, era agotador, cuidar de mi hermanito no era tan sencillo, que bajo mi inocencia lo quería ver asi era otra cosa, además que ayudaba a mantener la casa de la tía limpia.

Paso un año, en donde le dije a mama que no estudiaría solo por ese año, para ayudarla con Roger, además así daba tiempo a que ella se estabilizara con un buen empleo, ya después que mi hermano cumpliera el año, entraría a clases, lo cuidaría por las tardes mientras en la mañana lo dejábamos en una guardería.

Fue interesante mama en un año logro salir a flote, no nos hizo falta el animal rastrero de mi padre, salimos adelante, habíamos tomado la decisión de mudarnos para no seguir interfiriendo en la vida de la tía Lorena, pero para nuestra desgracia y nuestra suerte la tía nos pidió quedarnos, se sentía en familia, no estaría más sola, y que la casa se la daría a mi madre porque tenía un cáncer que se la estaba comiendo lentamente.

Digo que para nosotras fue una suerte contar con un bello ángel como la tía Lorena, o Tía Lore como le decía de cariño, pero desgraciadamente las personas de buen corazón parten rápido de este mundo, así que le dimos cristiana sepultura a mis diecisiete años.

No voy a decir que era la mejor estudiante de mi salón, pero no lo voy a negar si tenía buenas notas, me gradué no con honores, pero si con buenas calificaciones, para que mentir, entre ayudar a mama con la casa, atender a mi hermano no me daba mucho tiempo, más bien tenía que agradecerles mucho a mis dos amigas Stefani Jones y Samantha Wilson.

Mas que mis amigas son mis cómplices, porque siempre han estado allí en todo momento para cubrirme, no solo con mama sino con los que fueron mis profes, sus padres si tienen dinero, no han de ser los más multimillonarios, pero tienen lo suficiente para vivir cómodamente.

Yo no me quejo, tenemos lo necesario, una hermosa casa, no nos falta alimento ni vestimenta, pero sé que mi mama se esfuerza mucho en su trabajo, y aunque a ella no le guste busco trabajos de medio tiempo para poder tener más comodidades y un poquito de lujo que no está mal.

Con mis amigas nos graduamos sin ningún inconveniente, desde ese entonces he estado trabajando para pagar mi primer año en la universidad, quiero estudiar Derecho, pero es una carrera muy costosa, ya ellas están estudiando y aunque me ofrecieron su ayuda no quiero ser una carga para nadie.

Mi primer empleo de tiempo completo fue en una tienda de ropa elegante, pero como todo si no sales renunciando por el estrés y la presión sales de ladrona, y a mí me toco la segunda opción, por culpa de una arpía a la cual se deleitaba sacando la ropa que le daba la gana, un día me tendió una trampa pidiéndome que le llevara una ropa que se debía cambiar a una chica de otra tienda y ahí fue donde caí como estúpida, pero algún día me vengare, sé que no es buena la venganza pero a mí me molesta las injusticias y ahí no conmigo no. Se que la vida me dará la oportunidad de devolverle el favorcito.