El Rostro De La Venganza

Miguel

No podía estar molesto con Ana, ella me necesitaba así que la fui a buscar a la oficina, pero ella ya no estaba ahí, mi mujer es imparable, ahora está en tribunales, pobre de aquel que se le interponga en el camino el día de hoy pensé, decidí ir por ella a los tribunales lo que no esperaba fuera que tardará tanto en salir, cuatro horas de espera fue suficiente para mí, es increíble que un juicio tarde tanto, después de un rato salió Ana tan seria como siempre, le dijo algo a su asistente y miro en mi dirección, sus sonrisas solo eran para mí, camino a mi encuentro y me besó, nos subimos al auto agarramos carretera.

— Lo siento. — Dijo ella.

— También discúlpame. — Respondí. — qué tal término tu día? — Pregunté para romper el hielo.

— Aún no ha terminado, espero y terminé contigo haciéndome el amor. — Dijo en un tono seductor.

— Eres muy traviesa, lo sabías. — No, nada que ver, solo quiero disfrutar de una noche contigo.

Solo me pude reír, Ana siempre sabe cómo hacerme olvidar sus locuras.

— Gane el caso, mi clienta salió libre y además recibió una buena fortuna, y pago mis honorarios, que no fue nada barato. — Me contó de su logro con una gran sonrisa.

— Yo estuve toda la tarde esperando a mi esposa afuera de los tribunales.— Le respondí.

— En serio me esperaste toda la tarde? — Pregunto con cara de asombro.

— Solo cuatro horas no más. — Dije sin importancia.

— Tus pacientes se van a molestar contigo, pero por tu sacrificio ahora te recompensó. — Dijo en tono juguetón.

Llegamos a la mansión, saludamos a los empleados y subimos a nuestra habitación, Ana entro al baño, yo la seguí, hicimos el amor ahí, cuando salimos la ayude a secar su cuerpo, acaricie las cicatrices que no se pusieron borrar con cirugía, algunas fueron de las operaciones para acomodar sus costillas, otras sé la cirugía para parar la hemorragia después del parto algunas en su pecho donde cayeron gotas del ácido, esas cicatrices eran un recuerdo del infierno que le tocó vivir.

— Podemos intentar quitarlas. — Le dije besando las cicatrices de su espalda.

— Quiero conservarlas, son el recuerdo de mi infierno.— Respondió volteándose para verme a los ojos.

— Lo que diga mi víbora personal. — Le dije riendo.

— Sabías que las personas me llaman así? — Me pregunto divertida.

— Ellos no saben que eres una conejita, linda y tierna. — Respondí besando su cuello.

— Las conejitas también muerden. — me dije mordiendo su labio inferior.

— Eso dolió, conejita salvaje.

Nos fundimos en un apasionado beso que nos llevó a volver hacer el amor, estar con ella era un sueño, en estos momentos olvidaba lo fría y cruel que es y es que solo conmigo ella es cálida y tierna.

Bajamos para cenar, las muchachas del servicio nos sirvieron y nosotros comimos entre risas y jugueteos, terminamos de cenar y fuimos a leer un poco las noticias, estábamos cansados así que nos fuimos a dormir, dormimos toda la noche.

A la mañana siguiente desperté y Ana ya estaba lista para salir, ella siempre era tan madrugadora.

— Buenos días, reina mía. — La saludé dándole un beso en el cuello.

— Ya no soy víbora, ni conejita, ahora subí de nivel. — Dijo con seriedad.

— Tú siempre serás mi reina. — Le dije besando su boca, luego fui al baño me asee y baje a desayunar con mi esposa. Ella estaba en la mesa leyendo el periódico.

— Llegó mi oportunidad de acabar con la familia Ferrer. — Dijo pensando que estaba sola.

— Qué estás diciendo? — Pregunté algo sorprendido.

— Mira lo que dice aquí, está gente quiere conseguir una indemnización millonaria, contra el grupo Stand, sabes pienso que si me presento con los Stand, ellos me recibirían, que piensas tú? — Pregunto ella muy emocionada.

— Eso significaría regresar al país, si crees que ya eres lo suficientemente fuerte para enfrentarlos, entonces yo te apoyo. — Le dije sinceramente.

— Ya lo estoy, además esto es una gran oportunidad de ir en contra de ellos.— Dijo muy segura sí misma.

— Enviaré mi solicitud de trabajo. — Dijo enviando su currículum desde su teléfono.

Salimos de casa, lleve a Ana a su trabajo y yo me fui al mío, sabía que si aceptaban su solicitud, este sería el principio de nuestra pesadilla, Ana ha estado esperando este día por mucho tiempo solo espero que en el proceso no la pierda, mi Ana, mi amada Anastasia.

Anastasia

La oportunidad de acabar con los Ferrer llegó, envié mi solicitud está mañana y no paso ni una hora cuando respondieron a mi solicitud, decían que estaban interesados en contratarme y que me harían la entrevista por videochat, les dije que con gusto y cabo de diez minutos ya me estaban llamando.

— Buenos días señora Mars, un placer hablar con usted. — Dijo el caballero al otro lado de la línea.

— Buenos días, señor Stand, el placer es todo mío. — Dije sería igual que siempre.

— Bien, hemos revisado su hoja de vida y obviamente la hemos investigado, usted es toda una eminencia en su país y seria un honor para mí que sea parte de nuestro equipo de abogados, solo me gustaría saber, el por qué si le va tan bien en su país quiere venir al nuestro a trabajar. — Pregunto el señor Stand.

— Solo para expandir mis conocimientos, realmente soy de allá, vine a este país hace ocho años con mi esposo y ambos estamos de acuerdo en regresar, si ustedes me aceptan entonces montaré una sucursal de mi despacho en su país.— Respondí lo más neutral que pude.

El señor Stand quedó encantado conmigo y acepto contratar el servicio se mi buffet, llame a mi asistente y le dije que preparara todo nos iríamos de viaje, también llamé a Miguel y le conté todo, en una semana regresariamos al infierno.