Luego de morir Oriana entra a una de las últimas novelas que leyó. Amor sin barreras.
Una historia la cual le había parecido un poco patética la verdad, pero le encantaba ver cómo las cosas a la villana nunca le salían bien.
¿Podrá Oriana cambiar la suerte de nuestra jodida villana, sabiendo que de eso mismo depende su vida?
Nueva historia, odienme, critiquenme, pero está historia la llevo pensando desde hace un tiempo. Iré subiendo capítulo hasta que me acomode con la trama de las otra dos. Prometo no dejarlas colgadas. Bueno dicho esto... Empecemos .
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cap. 6
Era temprano en la mañana cuando un gran grupo de hombres con el escudo de la casa del ministro de guerra Navarro llegó a la mansión del marqués.
El soldado en jefe fue guiado hasta la sala por los sirvientes, y pronto Aurelio se unió a él.
—Marqués Navarro, un placer conocerlo al fin. Mi nombre es Darío Fernández, capitán del primer ejército. Estoy al servicio del ministerio de guerra Navarro.
Aurelio sonrió, reconociendo las molestias que se había tomado su hermano.
—Gusto en conocerle, capitán. Lamento las molestias...
—Ninguna molestia, señor. Es un honor servir a los Navarro.
Míriam había bajado junto con su hija a desayunar cuando vio al soldado frente a su esposo. Natalia lo confundió con alguien del palacio y rápidamente se acercó:
—¿El príncipe lo envió a darme algún recado?
El capitán negó con la cabeza, pero antes de que pudiera hablar, Aurelio intervino:
—¿Natalia, qué son esos modales? El capitán proviene del imperio de Málaga. Está aquí por tu hermana.
Tanto Míriam como Natalia observaron al hombre. Al pensar que podría tratarse del prometido de Camila, Míriam sonrió con aire victorioso.
—No podrías haber elegido mejor, cariño. El señor me parece un hombre respetable. ¿Cuándo piensas anunciar su compromiso?
Aurelio la miró con incredulidad. No podía creer lo que acababa de decir. ¿Cómo se atrevía a pensar que él comprometería a su hija con un hombre de la misma edad que él? Aunque el capitán se mantenía en buen estado, era evidente que tenía al menos sus mismos años.
Antes de que alguien dijera algo más, Camila bajó las escaleras con elegancia, luciendo uno de sus mejores vestidos. Sonrió y, mirando a todos, dijo con firmeza:
—No habrá ningún compromiso, "madre". Y aunque el señor aquí presente —lo recorrió de pies a cabeza con la mirada— aún se encuentre en perfecto estado, no planeo casarme.
El capitán carraspeó la garganta, visiblemente incómodo por la mirada de la joven.
—En efecto... estoy aquí para escoltar a la señorita hasta la mansión del ministerio de guerra Navarro. Si no les molesta, esperaré afuera mientras la señorita se despide.
Aurelio asintió y, una vez que el hombre salió, se volvió hacia Míriam.
—¿Cómo puedes decir que ese hombre es perfecto para mi hija?
—Querido, olvidas que es mi hija también. Solo quiero lo mejor para ella. Creí...
—No lo es. Y ella ya lo sabe, porque te escuchó.
Natalia, desconcertada, miró a su padre y luego notó la sonrisa satisfecha en los labios de Camila.
—Padre, no sé qué te habrá dicho, pero mi madre siempre la trató como una hija...
—¿Tú también lo sabías? Veo que no pudiste guardar el secreto...
—Querido, yo...
—No te preocupes más por ella. De ahora en adelante, yo me haré responsable de mi hija y de su seguridad.
—Aurelio, me haces quedar como una mala madre, cuando solo quiero la felicidad de nuestras hijas...
—¿Y en serio creíste que sería buena idea comprometer a "nuestra hija" con un hombre que tiene mi edad?
Míriam mordió su labio interno, consciente de que sus palabras y actitud la habían delatado.
Aurelio ya no quiso escuchar más.
—Luego tú y yo hablaremos.
Se acercó a su hija.
—Cariño, ve tranquila. Escríbeme, y pronto iré a visitarte.
—Gracias, padre.
Oriana lo abrazó con fuerza. Luego miró a las mujeres que tenía por familia y, con una sonrisa amable, dijo:
—Adiós...
Míriam y Natalia la observaron con rencor. Aunque ella se marchara, sabían que seguirían cargando con el enojo de Aurelio por lo sucedido.
Sin decir más, Oriana salió de la mansión. Afuera la esperaban más de cincuenta hombres asignados para su protección. Miró a su padre, quien le sonrió con complicidad, sabiendo que su hermano seguramente había planeado algo así.
—Creo que no tendré que preocuparme tanto por ti.
Oriana no dijo nada y subió al carruaje. Una vez que sus pertenencias fueron cargadas, partieron de la mansión.
Media hora después llegaron a la ciudad. Al pasar frente a una tienda de instrumentos, Oriana golpeó el techo del carruaje.
—Paren un minuto, necesito comprar algo.
Sin esperar a que se detuviera por completo, saltó y entró en la tienda. Había flautas, violines, pianos, arpas... Caminó entre los estantes y eligió algunos instrumentos. Al salir, indicó a los sirvientes que los guardaran en una de las carretas.
El capitán Darío se acercó con el ceño fruncido.
—Señorita, no puede hacer eso. Los soldados se alarmaron. ¿Y si le pasaba algo? ¿Sabe lo que nos haría el ministro?
—Tranquilo, Capi. Todo está bien. Solo necesitaba algunas cosas para mi estadía en casa del tío. Ya podemos retomar el viaje.
Ignorando la mirada del capitán, volvió a subir al carruaje. Él resopló frustrado.
—No se puede negar que es su sobrina... tenía que tener el mismo carácter.
Sin más, se subió a su caballo y reanudaron la marcha.
Al llegar la noche, acamparon. Los soldados prepararon el fuego y los sirvientes comenzaron a cocinar. Camila bajó del carruaje, tomó uno de los instrumentos y, para deleite de todos, empezó a tocar. Pronto, la melodía de *"Experience"* envolvió el ambiente. Todos giraron a verla, hipnotizados por la armonía que surgía del violín bajo sus delicadas manos.
Al terminar, los aplausos se alzaron con entusiasmo. Camila sonrió y se inclinó ante su público.
—Muchas gracias.
El capitán volvió a acercarse, esta vez con una expresión más amable.
—Veo que tiene talento, señorita.
—Gracias. Mi idea es que la gente me conozca por mi música.
Él sonrió, aunque sabía que eso sería difícil. El ministro había enviado a cincuenta hombres a buscarla y había ordenado que nadie la mirara más de lo necesario. Era evidente que, al ver a la hermosa joven que era su sobrina, intentaría protegerla aún más.
Entonces, entre la multitud, alguien gritó:
—¡Por favor, señorita Navarro, toque otra!
—¡Sí!
Oriana sonrió y se preparó para tocar una de sus favoritas...
1 no dijeron que otro poder tenía escondido la protagonista y porque no sabían cómo lo tomarían como si algo malo se aproximara
2 la relación de sus padres se supone que está mal visto que estén juntos pero no están ¿casados?