Soy Elizabeth García tengo Veintiséis años, hacé cinco años me casé con Eduardo Jackson, mi esposo.
A quién debería amar pero.... En el fondo de mi corazón, lo odio por todo el daño y el maltrato qué me ha hecho a mí y a mi hijo Thomas.
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Embarazada...
Estando encerrada en el baño, me veo al espejo y sin tener que hacer una prueba de embarazo me doy cuenta de que sí estoy esperando un hijo...
(No, podía estar embarazada, como podía traer a un niño al mundo, a vivir en mi triste y cruel realidad.)
Cómo podía ser tan egoísta y darle está vida miserable que se lleva en esta casa ¿Qué podía hacer?
Mi rechazo a tener un hijo, no es por no querer ser madre, en el fondo de mi corazón me da una gran ilusión, pero... Pienso en la felicidad de esa pobre criatura indefensa que llegaría solo a sufrir a este mundo.
Me lavo mi cara y salgo al comedor (No podía disimular mis nervios y mi miedo)
Janeth muy contenta me pregunta:
""Querida Eli, ¿Estás embarazada?
_ Aún no lo sé, tendré que comprarme una prueba de embarazo para salir de las dudas.
""Si quieres yo te acompaño y así salimos todos de las dudas. ""
_ No es necesario muchas gracias por su ofrecimiento.
Eduardo estaba muy pendiente de lo que platicábamos.
Eduardo se levanta de su silla y camina hacia nosotras me acaricia la cabeza y me da un beso en la frente, luego me dice:
""Mi amor, yo ahora mismo iré a comprar la prueba de embarazo y tú descansa mi amor.""
(¿Qué bicho le había picado a ese, desde cuándo me trata tan bien?)
Yo me quedé con las dos mujeres por mientras que llegaba con la prueba.
A los veinte minutos volvió Eduardo...
""Ya aquí está""
"" ¡Debes hacerla ahora!""
Yo la tomo en mis manos y me voy al baño. Leí las instrucciones de uso y oriné en la parte azul de la prueba.
Ahora debía esperar tres minutos, los tres minutos más largos de toda mi vida...
(Mientras esperaba los tres minutos solo miraba mi rostro en el espejo, miraba mis ojos sin vida, miraba mi rostro apagado y una sonrisa que ya no existía, que se había extinguido junto con el amor de Eduardo)
Ya habían pasado los tres minutos y en la prueba había un singo + claramente estaba embarazada, un hijo no deseado, un hijo............
Mis lágrimas caían solas por mi rostro, no podía sentir alegría, no por no poder amarlo, todo lo contrario era por miedo a que ese pequeño ser, no fuera feliz...
Janeth era la más interesada en saber el resultado toco la puerta con mucha insistencia.
Yo solo la abrí y la abracé llorando como una niña que necesitaba los brazos de una madre y en ese momento ella era lo más parecido a mi madre.
_¡Si estoy embarazada!
¡Qué felicidad! Dice Yanet..
""No debes de estar triste Eli, ser madre es la mejor noticia que una mujer puede recibir en la vida""
Eduardo se me acerca y me abraza muy fuerte..."Mi amor seremos padres de una hermosa niña"
_ Yo lo suelto, y le digo ¿Cómo sabes que será niña?
""Por qué mi instinto no me falla""
Ya más calmada, les pido que me disculpen y que necesito subir a mi habitación a descansar.
Todos estaban tan feliz, Eduardo ya le tenía la vida planeada y nuestra supuesta hija. A mi suegra le emocionaba la idea de tener a una pequeña niña en casa, "Será nuestra princesa " decía Eduardo.
Yo solo lloraba y sentía mucho miedo por esta criatura que viene a este mundo a mi mundo, a mi vida miserable por vivir con un hombre que me hace sufrir...
............................
Pasado una semana Eduardo pidió una hora con el ginecólogo del hospital, Eduardo había cambiado mucho su comportamiento en esta semana, ya no me gritaba y no me golpeaba.
Flavia no me dejaba hacer labores que tuviera que ejercer fuerza, ¿Será verdad que anhelan tanto a este bebé?
Salimos a la cita con el médico, era primera vez que salía con Eduardo en todo el tiempo que llevamos de casados, me parecía muy extraño caminar con él a mi lado.
Al llegar el médico me realiza una ecografía... Ahí fue la primera vez que escuché el corazón de mi bebé que latía muy rápido y hacía que cada célula de mi cuerpo lo amara.
Eduardo se emocionó hasta las lágrimas y le pregunto al médico si se veía el sexo del bebé.
""Es muy pronto Señor Jackson, en unos meses sabremos que será este hermoso bebé""
A Eduardo no le gustó nada la respuesta del médico, pero no le quedó de otra que esperar.
Los meses pasaron muy rápido, Eduardo no volvió a tocarme en todo mi embarazo ni física ni sexualmente.(Ese fue el mejor regalo qué mi bebé me pudiera dar)
Cuando llegaba muy pasado de copas se iba a dormir a la habitación de huéspedes,¿Quizás lo hacía para controlar su instinto animal?
Con mi barriga muy abultada, Aún no sabíamos el sexo de mi bebé porque nunca se quiso mostrar en el ecógrafo, siempre tapo sus genitales.
El médico nos dice que es normal en algunos casos y que solo debemos esperar hasta el día del parto para saberlo, Eduardo cada día se convencía de que era una niña.
A diario llegaba con regalos para el bebé, toda su habitación era color rosa, yo no quise decirle nada.
Porque cuando mencionaba que podría ser niño su semblante cambiaba y volvía a ver al hombre agresivo.
Así que me quedé callada y dejé que Eduardo le comprará todo a su gusto.
Por mi parte, desde el día que escuché el corazón de mi bebé lo amé con toda el alma.
Día a día que pasaba y lo sentía moverse dentro de mi cuerpo mi corazón se llenaba de amor por él.
¿Cuánto se llega amar a un ser que aún no conocemos?
Muero de miedo al pensar que puede ser niño, sé que Eduardo no lo aceptaría porque está obsesionado con una niña.
Así que día a día le ruego a Dios que sea una niña y no un niño para que no venga a este mundo a sufrir por el desprecio de su padre...
leia los capitulos para ver cuando terminaria el sufrimiento de la proragonista ...
buenissssiiiiiima tu novela ...me encanto