Beatriz es una joven cuya vida fue destruida por su propia hermana, y ahora se encuentra en un callejón sin salida, solo su respuesta salvará a su hermana traidora y al resto de su familia.
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Capítulo 6
Matteo
Mi padre siempre lo fue todo para mí, su relación con mi madre se basa en la confianza y los principios y uno de ellos es:
“Uno de los principios de la mafia italiana, es nunca traicionar a la esposa, pues: si eres capaz de traicionar a quien confía en cerrar los ojos y dormir a tu lado, ¡no eres digno de la confianza de nadie!
Obviamente, Beatrice y yo no confiaríamos el uno en el otro de la noche a la mañana, construiríamos eso, aunque sé que no es seguro, todavía estaba seguro de una cosa, ella será mía, ¡cueste lo que cueste!
Llego a la casa de Leonardo, uno de mis hombres va a la puerta, yo salgo a continuación, ¡la otra hija de él nos abre la puerta!
Sofia: ¡Puede pasar señor!
No la miro, solo entro y me acomodo en un sillón.
Matteo: ¡Llama a tu padre!
Sofia: Él no está señor, no se detiene desde que usted se llevó a Beatrice.
Matteo: ¿No se detiene qué?
Sofia: ¡De buscar una manera de conseguir su dinero!
Matteo: Llámale y pídele que venga ahora, tiene 20 minutos.
Sofia corre y agarra el teléfono.
Marca el número que solo suena y cae en el buzón de voz.
Ella llama una y otra vez.
¡Vamos papá contesta!
Leonardo: ¡Hola hija!
Sofia: Papá, por fin, el señor Matteo está aquí, pidió que usted viniera rápido.
¿Papá?
Leonardo está en un bar, buscando a alguien que le preste el dinero, cuando atiende la llamada y escucha que el señor Matteo está en su casa, no lo piensa dos veces, sino que sale corriendo para ver lo que quiere y ¡cómo estará su hija Beatrice!
10 minutos después llega a casa.
Leonardo: Hola señor, buenas noches, debo decir que conseguí una cantidad, ¡aún falta más, me estoy esforzando!
Sofia y su madre están ahí paradas, escuchando cada palabra.
Matteo: Váyanse.
Leonardo: ¿Cómo?
Matteo: ¡Sáquenlas de aquí!
Uno de sus hombres escolta a las dos a otro lugar.
Leonardo: Señor, no las lastime, yo...
Matteo levanta la mano.
Matteo: Basta, ahora siéntate y escúchame con atención, solo hablaré una vez.
¡Leonardo obedece!
Matteo: Estoy dispuesto a perdonar tu deuda, e incluso te daré la misma cantidad que me debes.
Los ojos de Leonardo brillan.
Leonardo: ¿Qué tendré que hacer?
Matteo: ¡Me quedaré con Beatrice para mí!
Leonardo: ¿Cómo?
Matteo: La convertiré en mi esposa, ella tendrá todo lo que tú jamás podrías darle.
Leonardo: ¡No! ¡Te lo pagaré todo, no puedes quedarte con mi única hija!
Matteo: ¡Debo recordarte que aún tienes otra!
Leonardo: ¡La respuesta es no!
Matteo: ¡Esto no es algo que se discuta! Si no aceptas mi oferta, recibirás a tu hija en un ataúd, ¿eso es lo que quieres?
Leonardo: Pero señor...
Matteo: ¡El dinero estará en tu cuenta hoy mismo! Mis hombres vendrán aquí a buscarlo para ver a su hija, si te atreves a hablar o incluso pensar en decir algo, ¡será ella quien lo pague!
Leonardo: ¡Señor, por favor!
Matteo: ¿Estamos de acuerdo?
¡Lo dice en un tono alto y firme!
Leonardo: Sí, señor.
Matteo: Genial, debes convencerla de que estar a mi lado es lo correcto, nos dará su bendición, prepárate mañana a las 10 de la mañana, no tolero el retraso, ¡si no llegas a tiempo ni siquiera necesitas venir!
Dicho esto, se marcha junto con sus hombres, dejando a un padre roto en mil pedazos.
Cruella sale del cuarto con Sofia.
Cruella: ¿Qué quería esta vez?
Leonardo: ¡Se llevará a Beatrice para él!
Cruella: ¿Por qué no le ofreciste a Sofia, ella encajaría más...?
Leonardo: Basta, ¿ya te escuchaste hablar mujer? Él se quedará con mi hija, eso no es algo que se discuta, ella perderá toda su libertad por un error mío, ella pagará en mi lugar.
Sofia: ¡Papá, él es rico! Todo será más fácil, ofréceme en lugar de Beatrice, ya que siempre la amaste más que a mí, no extrañaré nada aquí, ¡estoy segura de que la vida con ese hombre a mi lado sería un verdadero sueño!
Leonardo: Están locas, ¿no has hecho ya demasiado Sofia? Ya le robaste el novio a tu hermana, ¿qué más quieres ahora?
Sofia sale de la habitación y su madre la sigue, mientras Leonardo se queda ahí, sentado en el sofá desconsolado, lamentándose por todo lo que hará pasar a su hija.
Continuará...
