Después de una larga y feliz amistad llega un penoso y accidentado matrimonio para terminar en un frío y amargo divorcio
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Sorpresa
Cuando salieron de la glamurosa limusina las luces de los flash cayeron sobre sobre la pareja.
Massimiliano tomo de la mano a Isabella, algo que parecía natural, pero solo era una actuación para las cámaras, Isabella le dio una calida sonrisa a Massimiliano, ella siempre fue sincera en sus sentimientos, menos en esta ocasión.
Cuando entraron al salón varios ojos se posaron en ellos, el presidente de la empresa estaba ahí, para dar la bienvenida a su exnovia, la única mujer que había amado, pero no estaba solo, estaba tomado de la mano de su esposa, su amiga de la infancia y la segunda al mando de la empresa.
Rápidamente Eloísa fue a saludar a los recién llegado.
Su belleza era indiscutible, aún siendo la estrella de la noche fue opacada por Isabella, pero como si no le importará a Eloísa se acercó sin tapujos.
— Bienvenido Presidente, es un placer que usted esté aquí.
Eloísa estaba ignorando a Isabella de forma evidente.
— Gracias, no pensaba en venir, pero mi esposa insistió en darle la bienvenida a la única hija de la familia D'Angelo – dijo Massimiliano con intensión de respaldar a Bella.
— Entonces a quien debo agradecer es a la Señora Castelli. – Dijo con un tono inocente.
— ¿Qué parte de darle las gracias a mi esposa no quedó claro?, su apellido no es Castelli.
Cómo si hubiera cometido un error inocente Eloísa bajo la cara y después de unos segundos levantó el rostro con una sonrisa.
— Pido disculpas por mi torpesa, hace tanto que me fui que aún no me hago a la idea de que ustedes son una pareja casada.
— Lo somos, ella es Isabella Rinaldi – dijo de forma fría y severa.
— Lo siento, me disculpo, no volverá a pasar.
Isabella sonrió, aún cuando aparentemente Massimiliano estaba dando todo su apoyo a Isabella, ella sabía que solo era una pantalla para todos los que habían puesto sus miradas en ellos, sabía muy bien el tono cálido y tierno en qué apenas unas horas atrás su esposo le había hablado a la mujer frente a ellos.
El padre de Eloísa se acercó a saluda, la pareja eran los invitados más importantes de la velada, el Presidente de la Empresa y su esposa, la hija del segundo mayor accionista de la empresa.
Cómo pasarían por alto...
La velada estaba en su apogeo y todos reían y se divertían entre charlas de negocios y de la socialité, hombres y mujeres iban y venían con sus copas llenas de delicioso vino y bocadillos.
Cuando todos estaban relajados el padre de Eloísa, el Señor Otto D'Angelo pidió bajaran la música y pidió la atención de todos.
Isabella pensó que haría el discurso de bienvenida a su hija, era normal, aún que innecesario.
— Les agradezco a todos que estén aquí, este es un gran día para mi familia, no solo porque mi amada hija regreso a casa, sino porque nuestra familia da la bienvenida a un nuevo miembro.
En ese momento todas las miradas se dirigieron a Eloísa que caminaba con demasiada autoconfianza al lado de su padre.
Todos se quedaron con la boca abierta, se hizo un silencio incómodo en todo el salón, las miradas primero se posaron en Eloísa y su acompañante y después se concentraron en Massimiliano y en Isabella.
Isabella sintió que un fuerte dolor le atrabezaba todo el cuerpo.
Eloísa tomo el micrófono de las manos de su padre, en ningún momento le quitó la mirada de encima a Massimiliano.
— Gracias a todos, son los mejores amigos de nuestra familia, es por eso que está fiesta no es una celebración de Bienvenida para mí, es la Celebración de Bienvenida para mi querido hijo Emiliano.
Un pequeño niño de 7 o 6 años, el mismo color de ojos que Massimiliano, el mismo cabello risado y negro ébano de Massimiliano.
Pronto se comenzaron a escuchar rumores a nuestras espaldas.
— Es tan parecido a Massimiliano, será su hijo.
— La edad y carácteristicas parece que si lo es.
— Pobre Isabella que no ha podido tener hijos, ahora regresa el primer amor de su esposo con un hijo de su esposo.
Los comentarios zumbaban como abejas en los oídos de Isabella.
Eloísa se acercó con pasos lentos y firmes a Massimiliano.
— Te presento a nuestro hijo, espero que aún cuando estás casado, puedas reconocerlo y le des tu cariño.
Las palabras de Eloísa parecían sinceras, y tal vez fue solo por impresión del momento pero a Isabella le pareció ver una sonrisa burlona dirigida a ella.
Massimiliano se quedó sin palabras, no sabía que decir o hacer, soltó la mano de Isabella y se la extendió al pequeño niño que lo miraba con anhelo.
— Hola papá – dijo el niño con voz lechosa.
El corazón de Isabella tembló, sentía que se quedaba sin aire.
En algún momento sintió que se tambaleaba al perder fuerza en sus piernas.
Otto D'Angelo para silenciar las diversas voces que cuchicheaban pidió que la música continuará.
Cuando Isabella estaba a punto de caer sobre sus rodillas una mano fuerte la tomo por la cintura.
— Me concede esta pieza – pregunto con una sonrisa brillante Philen.
Isabella que noto que su esposo nisiquiera giro el rostro para verla sin dudarlo le dio la mano a Philen y juntos se dirigieron a la pista.
— Querida, debes de poner una cara mejor, parece que la sangre se te fue del cuerpo, debes de callar a todas estas personas chismosas.
Isabella tenía ganas de llorar, pero no lo hizo, Philen tenía razón, tenía que ser fuerte y no desmoronarse.
— Claro ¿ya sabes del abogado?
— Ya, mañana mismo podemos ir a verlo.
— ¡Fabuloso!
Isabella puso una cara sonriente, como si nada hubiera pasado, en cuanto terminó esa pieza, Massimiliano seguía charlando con Eloísa y el niño que decía ser su hijo, así que no presto demasiada atención a su esposa.
El propio padre de Isabella se acercó a ella y le pidió la siguiente pieza de baile, todo para no hacer demasiado evidente la indiferencia de Massimiliano a Isabella.
— Hija, sabes que tenemos un viñedo en la campiña Francesa, cuando quieras puedes irte, lo que desees hacer sabes que cuentas conmigo y con tu madre, además allá está tu hermano y nos tendrás ningún problema.
Isabella hundió su rostro en el hombro de su padre, quería llorar, sus seres más queridos estaban con ella, pero Massimiliano nisiquiera le dirigió una mirada.
Todos los años de amor no eran nada para él, no tenía caso decirle sobre su embarazo, había planeado ir a la recepción y después darle la buena noticia.
Ahora su embarazo parecía una broma de mal gusto, claramente entre el hijo de la mujer que amaba y el hijo de su amiga de la infancia la que poco a poco comenzó a ser solo un fantasma en una casa vacía, era obvio el resultado.
— Si papá, Philen me ayudará con el abogado de divorcio, quiero que se haga lo más rápido posible, no quiero estar aquí, entre más rápido me vaya mucho mejor.
Cuando terminó la pieza, Isabella fue a saludar a su madre, que estaba sentada en una mesa, la muejr no era demasiado mayor, pero tenía una salud sencible.
— Mamá, ¿cómo estás?
— Bien querida.
Caroline comenzó a acariciar el rostro de su hija, sabía muy bien que estaba sufriendo en ese momento.
Un mesero se acercó con una bandeja de bocadillos. La combinación que estaba en la charola junto con sus sentimientos hicieron que fuertes náuseas la asaltaran.
— Mamá, tengo que tomar aire, te veo un poco más tarde.
Isabella no espero respuesta de su madre, solo salió al jardín, camino lejos del bullicio y respiró profundamente, hasta que las náuseas estuvieron bajo control.
Philen la busco en el salón, al ver que no estaba la comenzó a buscar, Caroline le dijo que había salido a tomar aire fresco.