La saga continúa.
Megan logró superar el dolor con la ayuda de su familia, a la que por fin recuperó. Ahora que su amor por Elliott dejó de ser prohibido, está dispuesta a todo por protegerlo a él y a su bebé en camino, y esto solo hace que su camino a la venganza contra Alphonso y la falange oscura se complique más, ya que debe cuestionarse sobre que futuro quiere para su bebé.
Con la constante amenaza de Alphonso y la de un enemigo mayor sin rostro, deberá aliarse con cualquiera que quiera ayudar.
También está la aparición del verdadero padre y hermano gemelo de Elliott, quienes no sabe si son enemigos o aliados; ellos tienen secretos que pueden cambiarlo todo.
Megan deberá enfrentarse a un gran dilema entre su sed de venganza o el amor.
Pero en este juego de sombras y traiciones nada es lo que parece y al final descubrirá que su mayor enemigo no es Alphonso, sino algo más grande detrás de todo.
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Convaleciente
El ambiente está tenso; las caras de todos son un poema: no entienden absolutamente nada. Elizabeth siente miedo; aun cuando su hijo ya es un hombre, igual se siente mal.
Alexander, por su parte, está con su mandíbula tensa; la vena de su frente está que se explota, sus puños están apretados y es que de ninguna manera lo alejarán de Elliott. Él es su hijo porque así lo siente y así no lleve su sangre, dará la vida por él.
"¿Qué dijiste, Elza?" La voz de Elliott va cargada de incredulidad.
"Los hombres que pidieron hablar conmigo quieren a Alonso para sacarle información de dónde está su hijo". Ella observa a Elliott; esto es fuerte, pero debe decirlo. Elliott no quita la vista de ella y se sienta junto a ella.
"Les dije que no podía entregarles a Alonso porque estaba en manos de la OMSG, pero les prometí respuestas a cambio de que me dejaran venir". Le toma las manos a Elliott.
"No les dije nada; debía decirte primero. Solo hay que verlo a él, es idéntico a ti, solo que sus ojos son claros, son diferentes en cuanto a personalidad". Le toca la cara.
"No te hicieron nada más cierto, parentesco o no, voy y los acabo". Ella niega y lo besa.
"No, amor, pero me preocupa lo que dijo de Alphonso; si se une a los griegos, sería una catástrofe". Él junta sus frentes; su aliento roza, su cara.
"No debes preocuparte, tu marido es Elliott McGarrett, ¿lo recuerdas?" Ella asiente sonriendo.
"Hijo... "Esto es duro para mí; ellos son tu familia", comienza Elizabeth.
"Mi familia son ustedes, pero si es bueno conocerlos; hasta los puedo usar para llegar a Alphonso". Alexander se acerca a su hijo y lo abraza, aspira con fuerza y es que no se equivocaron en criarlos; a ninguno de los dos, lastimosamente, no pudieron hacer lo mismo con Elsa.
"Ahora debemos ver qué quieren; entregar a la Piovra no es una opción y con esta situación el plan cambia". Megan observa a Xander y niega, pero Eliott se acerca a ella de nuevo.
"Nada de exponerte, no dejaré que a ellos les suceda lo que a nosotros; ambos fuimos separados de nuestros padres". Le toma las mejillas; el azul marino de sus ojos choca con el azul cielo de ella.
"Tampoco dejaré que te pase nada, ni Alphonso, ni los griegos, ni siquiera mi supuesta familia. "Nadie te toca". Ella asiente resignada; tendrá que quedarse quieta si quiere ver nacer a sus hijos.
Elliott se levanta para ver a su familia; ellos se deben retirar, pero él no lo hará.
"Esto debe quedar en secreto; no quiero que Alphonso quiera hacerle daño a Elsa para llegar a los niños". Todos están de acuerdo, necesitan cuidarla mucho.
"Pero debo darles algo a esos hombres o... Amenazaron con atacar a la "OMSG". Elliott mira a su padre.
"Tal vez crean a Elza una mentirosa y más cuando se enteren de sus hombres muertos". Alexander observa a Elliott mientras habla.
"Eliza tiene razón, hay que darles algo". Elliott asiente mirando a Megan.
"Quieren respuesta, se la daremos; esperaremos a que estés en casa a salvo y luego los citaré". Alexander lo mira al escuchar sus palabras.
"Te mostrarás ante ellos". Elliott mira a su padre firme.
"Debo saber sus intenciones, tampoco soy un niño, esto no me afecta; además, ya tengo un padre y un hermano". Ellos están de acuerdo.
El hombre de bata blanca entra de nuevo a la sala y todos se giran a verlo.
"Director general, coroneles, señora... Lamento decirles que deben irse, habla el hombre de cabello canoso y Elizabeth es la primera en asentir.
"Gracias, Edward, ya nos íbamos". Le sonríe al doctor y camina hacia su hija para abrazarla.
"Mi niña, descansa, sí, nosotros nos vamos, pero vendremos muy temprano; igual, cualquier cosa puede llamarnos". Megan le sonríe.
"No te preocupes, mamita, estoy bien; descansa tú también, te ves cansada". La abraza y besa su mejilla.
"Adiós, princesa, cuida de mis nietos, dejaré a tu madre y regreso", susurra Alexander y ella niega.
"No, papá, regresa a la casa, estoy bien". También lo abraza fuerte y, por último, a Xanser.
"Tranquila, bonita, nada te tocará a ti y menos a mis sobrinos, ¿okey?" Todos se retiran después de despedirse de Elliott y se acerca a Megan para tomarle las manos.
"Nada de eso, acuéstate conmigo o no podré dormir; mira que debes cuidar de mí". Él niega sonriendo.
"Te aprovechas de mí, ¿cierto?" Ella lo besa y, al terminar, le susurra en los labios.
"Eso es lo que quiero, aprovecharme de ti". Lo mira coqueta y Elliott niega.
"Quédate tranquila que estás convaleciente". Megan se ríe.
"Tengo antojo de ti, ¿puedes complacerme?" Elliott suspira pesado; la mano de ella en su entrepierna no ayuda.
"Estás sufriendo, cariño, ven y me cuidas". Elliott le quita la mano y se la besa; está haciendo acopio de todo su autocontrol, pero su pantalón está a nada de estallar por la creciente erección.
"Eliza, los bebés, no podemos". Suspira pesado y se cruza de brazos, luego levanta una ceja y se abre de piernas; la bata que la cubre se levanta y deja ver sus partes expuestas.
"Estabas sin bragas con esa gente aquí". Ella sonríe y él suspira.
"Olvida eso y hazme sentir bien, eso no me va a dañar". Elliott niega y cierra sus piernas para luego besarla; sabe muy bien que lo está poniendo a prueba, ella disfruta de colocarlo así.
"De acuerdo entonces, abrázame. Eres muy aburrido; pensándolo bien, tu gemelo..." No termina la frase porque la risa no la deja más al ver la cara de demonio que pone.
"Eliza Mcgarrett", ella lo besa.
"Te amo, coronel arrogante e idiota". Él niega y le da una pequeña palmada en sus nalgas.
"Eso me puede hacer daño", le guiña un ojo; el puchero que hace lo pone más duro.
"Creo que tendré que ducharme en unas horas". Megan no puede dejar de burlarse de él.
"Puedo ayudarte con eso". Él le muerde la nariz.
"Pervertida", ella le alza una ceja.
"Por tu culpa soy así, mi amor, y tus bebés me tienen peor". Él solo niega.
"Ya tú eras así y me encanta". El beso los aturde a ambos.
SORPRENDENOS!!! Con el final que se viene con esta novela
Gracias por regalarnos siempre información de calidad, diferentes tramas, no te encasillas, no escatimas en entregar tu tiempo a lo que te apasiona, y pones todo tu amor a la escritura, haciéndonos parte de tu obra, nos haces reflexionar, entender diferentes tópicos, pasar por todas las emociones habidas, tanto así que amamos a algunos personajes o lo contrario odiando a otros y hasta deseando su muerte en algunos casos.
Sigue cosechando éxitos, que tus fieles lectoras te acompañamos!!
* ESPERO POR SABER EL TIPO DE BODA DE ESTAS "ALMAS GEMELAS"
Esa es la GRAN PREGUNTA 🤔
A veces puede resultar lógico tomar la justicia por mano propia 🤯🙈