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PUERTO DE AMOR, DESEO Y VENGANZA

PUERTO DE AMOR, DESEO Y VENGANZA

Status: Terminada
Genre:Completas / Venganza / Reencuentro / Matrimonio arreglado / Esclava / Sirvienta / Amor-odio / Ascenso de clase social
Popularitas:1.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Cecilia Ruiz Diaz

Años después de ser vendido a piratas por su mejor amigo, y que el padre este se case con Catalina, su prometida, Raúl regresa al río de la plata en busca de venganza y se reencuentra con su hermana, Esperanza, quien con su adorable carácter tratará por todos los medios que no efectúe su cometido, aunque todo plan de venganza puede caer al reencontrarse con Margarita, la hermana rebelde de su ex prometida.

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capitulo 5: "VESTIDO DE NOVIA”

 Esperanza se encontraba frente a una estufa, removiéndola. Eduvigis estaba junto al sillón, era mayor y veía poco. La joven no podía permitir que su nana se enferme, todo el año sentía frío, en las cuatro estaciones.

 Alguien tocó la puerta y paso, justo, Esperanza sostenía la libreta de su padre, junto al tintero.

-¿Cómo estás, amiguita?- pregunto Margarita abrazándola.

-Adaptándonos.- respondió ella -Ahora quemamos solas, nosotras dos.- dijo en voz baja.

-Sé que Raúl hace 10 años que ya no está, y ahora lo de tu padre... Pero ustedes jamás estarán solas.- respondió su amiga tomando su mano -Sabéis... "Juntas siempre y para siempre"...-

-Por supuesto.- dijo Esperanza y se quedaron viendo por un momento.

-Cambio de tema.- corto el hielo Margarita dándose la vuelta -¡Hay un revuelo en la ciudad! Dicen que han comprado la mansión de "El prado"- y se sentó en el sofá.

-¿De veras? Jamás creí que la venderían. Es la casa más codiciada de todo Buenos Aires por la lejanía y territorio.- comento Esperanza y se quedó viendo a su amiga mientras está cruzaba su pierna sobre la otra -¿Esos son pantalones? ¿Nuevamente?-

-Mi padre se enfada, pero son más cómodos -En fin, todos están preguntando quién será el nuevo dueño, por qué no... "Dueña".-

-Está ciudad jamás cambiará.- contesto ella y se quedó pensativa.

— Lo sé... Solo traté de distraerte.-dijo afligida su joven amiga.

-Lo se, y te lo agradezco, pero no puedo dejar de pensar se que viviremos ahora, que estamos solas -Mi padre ya no está, no puedo seguir escribiendo en su nombre, además, no me case.-

-Y si yo hablo con mí padre...- trato de proponer Magui.

-¡No! ¡Eso no!- exclamó de inmediato Esperanza.

-Está bien.- siguió Margarita y se quedó pensativa por otro tiempo más -No te has casado, pero... aún tenéis el vestido, ajuar y demás cosas ¿Verdad?-

-Si, no me deshice de nada.- dijo ella prestando atención a la idea.

-¿Por qué no lo vendeis?- pregunto su amiga mientras ella la observaba -Piensalo, Sebastián te abandono por otra.-

-Dijo que amaba a alguien más.- la corrigió Esperanza.

-Bueno, cómo sea, la idea es que... No creo que regrese.- le suavizó la voz -

Esperanza no parecía estar en muy convencida, pero luego de un rato, creyo que su amiga estaba en lo correcto.

-¿Cómo lo haremos?- pregunto.

-Hablemos con el señor Hernández para que haga unos carteles, ¿Que te parece?- pregunto.

-Creo que sí.- respondió ella con una mueca, arrugando sus hombros.

-¡Ya mismo haré todo!- Exclamó Margarita entusiasta y salió corriendo.

Habían pasado un par de días y Esperanza se encontraba en su casa como siempre. Ya ni se acordaba de la loca idea de su amiga, no tuvo respuestas. Estaban viviendo con algunos ahorros que ya se acababan.

Golpearon a la puerta.

-No sé quién ser, ya te traigo tu té, nanita.- le dijo a Eduvigis, quien estaba sentada en su lugar de siempre -No vayas a pararte sola.-

-No, pequeñita.- respondió la mujer sonriendo.

Cuando abrió la puerta, había parado un joven rubio, muy elegante, de ojos claros.

-AM... Buenas tardes... My lady.- le dijo el muchacho con algo de dificultad. Se notaba que era de otro país.

-Buenas... Tardes.- respondió ella con muchas dudas.

-Yo venir aquí, en donde... ¿Vender vestido de novia?-

-Sí... Sí.- Esperanza estaba confundida, nunca pensó que alguien respondería al anuncio y ahora no sabía si dejar entrar a un extraño a su casa -Lo siento. No sé de dónde sea usted, pero, por lo general aquí, el novio no puede ver el vestido de novia antes de la boda... es la tradición.- explico.

-¡Oh! ¡Sorry!- respondió él y ella lo miro serio, porque no había comprendido -Mi nombre es Henry Churchill y es obsequio de... bodas para... ¿Hermana?-

-Ah… Si, sí... Lo siento... entiendo...- Esperanza no sabía aún como actuar -Entonces, adelante...- se arriesgó porque necesitaba el dinero.

Henry entró a la modesta casa ¿Quién era él? Se preguntaba Esperanza. De repente, comenzó a mirarla y dio una vuelta a su alrededor ¡Eso era muy inapropiado!, ya se estaba arrepintiendo de dejarlo entrar.

-¡¿Qué es lo que está haciendo?!- pregunto molesta.

-Si, umm... Su estatura es similar, aunque su figura es más... Mucho... más delgada.-

Esperanza levantó el ceño ¡Por Dios! ¡Hasta ese desconocido opinaba que ella era una tabla!

-Bueno (Trago saliva), tal vez se pueda modificar...- dijo conteniéndose -Os puedo indicar una buena costurera.-

-Claro, pero...- estaba diciendo Henry cuando se desconcentró -¿Vuestra madre se ha dormido en una silla?- y ambos miraron a Eduvigis por un segundo.

-Em, si, si. No se ha sentido bien... Es mí nana, en realidad.- respondió

-Como decía... quizás poder venir con mí hermana y ella... ¿Decidir?- dijo Henry retomando el tema.

-Por supuesto.- dijo ella, a quien le causaba un poco de gracia escucharlo hablar -Lo acompaño.- continuo caminado junto a él hasta la puerta y abriéndola.

-Un placer...- dijo él besando su mano.

-El placer es mío...- dijo Esperanza con una sonrisa, pensó en los lindos modales que tenía ese caballero.

-Am... Y soy de Londres.- dijo Henry de la nada, sorprendiendola, mientras cruzaba la puerta, ella lo miro sin entender -Hace un momento dijo... "No sé de dónde es usted”.- continuo sonriendo, luego se dio la vuelta y se marchó, mientras ella lo observaba partir con una sonrisa.

Henry entro a la casona "El Prado”, se dirigió hacía el despacho. Allí se encontraba un caballero muy bien vestido, frente a una chimenea y de espaldas a él.

-He hecho todo lo que... Dijisteis. Ella está bien, ¿y ahora como continuaremos?.- pregunto con su, ya, mencionada dificultad.

El hombre se dio la vuelta y lo miro.

-Primero, contadme cada detalle de lo sucedido.- dijo un muy elegante y maduro Raúl sentándose en un sillón.

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