En un mundo donde las diferencias culturales pueden ser un obstáculo, dos personas se encuentran Pero su amor está condenado desde el principio. ¿Podrán superar los desafíos y encontrar un futuro juntos?
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capítulo 5 Aventura En Afganistán
Mientras tanto en catar...
-Emir: (entrando en la habitación con expresión preocupada) Faisal, ¿has visto a Helena? No la he visto en todo el día.
-Faisal: (con una mirada seria) Emir, necesito hablar contigo sobre Helena.
-Emir: (intranquilo) ¿Qué pasa? ¿Está bien?
-Faisal: (suspirando) Se fue, Emir. Se unió a la misión humanitaria en Afganistán.
-Emir: (sorprendido) ¿Qué? ¿Por qué? ¿No dijo nada?
-Faisal: (negando con la cabeza) No, no dijo nada. Simplemente se fue.
-Emir: (decepcionado) No entiendo. ¿Por qué se fue sin decirme nada? ¿No sabía que me importaba?
-Emir: (desesperado) ¿Y ahora qué? ¿Cómo puedo hacerla regresar?
-Faisal: (serio) Emir, debes reflexionar sobre tus sentimientos y lo que realmente quieres. ¿Estás dispuesto a luchar por Helena?
-Emir: (dudando) No lo sé... ¿Y si ya es demasiado tarde?
-Faisán: (animándolo) Nunca es demasiado tarde para arreglar las cosas, Emir. Pero debes actuar rápido.
llegada Afganistán:
Bajé del avión y el calor abrasador del sol afgano me envolvió al instante. Frente a mí, el aeropuerto estaba rodeado de montañas áridas, y la ciudad parecía extenderse hasta donde alcanzaba la vista. El sonido de los motores y el penetrante olor a combustible me recordaban que había llegado a un lugar muy distinto Por un momento, la realidad de mi nueva situación me golpeó con fuerza.
Recogí mi equipaje mientras notaba algunas miradas curiosas de los locales. Mi ropa y mi cabello suelto llamaban la atención en este país conservador. Me sentía vulnerable, pero una parte de mí también se sentía firme. Sabía por qué estaba aquí y quería marcar la diferencia.
Al llegar al hospital, conocí a Markus, uno de los médicos de la misión humanitaria.
—Hola, soy Markus de Alemania Bienvenida a Afganistán —me dijo con una sonrisa amable.
—Hola, Markus. Soy de Suecia Me alegra conocerte. Mi Nombre es Helena —respondí, devolviéndole la sonrisa.
Él miró la etiqueta de mi nombre
—Ah, Helena. Eras la única que faltaba. Estábamos esperándote
—Lo siento, el viaje fue largo —contesté con una risa nerviosa
—Entiendo. ¿Cómo te sientes? Esto es un mundo muy diferente al que estás acostumbrada, ¿verdad?
Suspiré, intentando controlar el acúmulo de emociones que sentía.
—Estoy bien, gracias. Un poco abrumada, pero lista para trabajar.
—Excelente actitud. Trabajaremos juntos para hacer una diferencia aquí —dijo, y su sonrisa hizo que me sintiera un poco más tranquila.
—Me alegra trabajar contigo, Markus —contesté, sintiendo que quizás no estaba tan sola en esta aventura
Han pasado seis meses desde que Markus y yo comenzamos a trabajar juntos en el hospital, atendiendo a pacientes con necesidades urgentes. Es impresionante verlo en acción, siempre tan profesional y amable. Su cabello negro y esos ojos azules como el mar no pasan desapercibidos para nadie; todas las enfermeras estaban enamoradas de él. Sin embargo, aunque me siento inevitablemente atraída por su bondad y su dedicación, sigo teniendo el recuerdo de Emir grabado en mi mente.
Una tarde, mientras trabajábamos, Markus se lastimó El brazo al caer. Sin pensarlo, me acerqué de inmediato para ayudarlo.
—Deja que te cure —le dije, sonriendo mientras trataba de aliviar su dolor.
Él se sentó en una silla, permitiéndome limpiar y vendar la herida. Se quitó la camisa para facilitar la curación, y al hacerlo, no pude evitar fijarme en su musculatura. Él notó mi mirada y me dedicó una sonrisa.
—Gracias, Helena —dijo con esa voz suave y baja—. Eres una enfermera excepcional.
Sentí cómo el rubor subía a mis mejillas, y bajé la mirada, intentando disimular. Pero cuando volví a levantar la vista, nuestros ojos se encontraron, y el tiempo pareció detenerse.
Sin necesidad de palabras, Markus se levantó y se acercó a mí. Colocó sus manos en mi cintura y, con suavidad, me besó. Me tomó por sorpresa, y mi primera reacción fue resistirme. Pero la conexión y la pasión entre nosotros me envolvieron, y le correspondí el beso sin poder evitarlo.
Minutos pasaron sin que ninguno de los dos se apartara; el mundo a nuestro alrededor dejó de existir.
Cuando finalmente nos separamos, una oleada de arrepentimiento me recorrió.
—Lo siento murmuré, apartándome
—Esto no debería haber pasado.
Markus me miró, sus ojos reflejando una comprensión que me desarmó.
—No hay nada que lamentar, Helena respondió suavemente -Yo siento lo mismo.
Me sentí confundida, atrapada entre los recuerdos de Emir y lo que estaba empezando a sentir por Markus. ¿Qué significaba esto para mi futuro? ¿Podría algún día dejar a Emir en el pasado y seguir adelante con Markus?