En Las Sombras Del Fuego

Capítulo 5: El Despertar de los Ecos

La mañana llegó con un cielo despejado, pero la calma era solo una ilusión. La niebla de la noche anterior se había disipado, pero la inquietud persistía en el aire. Laura Gutiérrez, todavía con el presentimiento de algo extraño, se preparaba para su jornada laboral en la galería. A pesar de su preocupación, no podía permitirse detenerse; tenía una exposición importante a la vista.

Laura revisó su colección y notó que algo parecía fuera de lugar. La medalla que había estado en la vitrina principal estaba ahora en una posición diferente, y al examinarla de cerca, se dio cuenta de que no era la misma pieza que recordaba. El cambio le dejó una sensación incómoda, pero no encontró ninguna otra anomalía a simple vista. Decidió que lo mejor era no alarmarse y seguir adelante con su día.

En la comisaría, el capitán Martínez y Claudia Romero estaban en medio de una reunión de estrategia. Las pistas estaban comenzando a encajar, pero el asesino parecía siempre estar un paso adelante. Claudia había analizado los patrones y había elaborado una lista de los próximos posibles objetivos basándose en las conexiones emocionales que el asesino había demostrado hasta ahora.

—Necesitamos que cada posible víctima sea monitoreada —dijo Claudia—. Los objetos están claramente vinculados a las víctimas y cualquier cambio en su entorno podría indicar un ataque inminente.

—De acuerdo —respondió Martínez—. Repartamos el personal para vigilar a las personas en nuestra lista y asegurémonos de que estén protegidas.

Mientras la policía se preparaba para su vigilancia, Alejandro estaba ocupado con su siguiente movimiento. La medalla que había reemplazado en la colección de Laura tenía un propósito específico. No solo era un objeto valioso, sino que también tenía una conexión simbólica con el próximo paso en su plan.

Alejandro había seguido de cerca el perfil de Laura y sabía que ella tenía una fuerte conexión emocional con sus colecciones. Sabía que cualquier cambio en su entorno sería notado rápidamente. Por eso, su plan era crear un ambiente de incertidumbre y miedo, sin dejar ninguna pista directa sobre sus intenciones.

Esa tarde, Laura recibió una llamada telefónica que la sorprendió. Era de un supuesto experto en antigüedades que había oído hablar de su colección y quería ofrecerle una evaluación gratuita de sus objetos más valiosos. Laura, aún inquieta por la medalla, decidió aceptar la oferta para tener una segunda opinión.

Alejandro, con una nueva identidad como "experto", se presentó en el estudio de Laura. Estaba vestido con un traje elegante y llevaba un maletín con herramientas y equipos falsos. La falsa identidad y el disfraz eran parte de su estrategia para pasar desapercibido.

—Hola, señorita Gutiérrez —dijo Alejandro, extendiendo la mano con una sonrisa—. Soy Ricardo Martínez, especialista en antigüedades. Estoy aquí para revisar su colección como acordamos.

Laura, aliviada por la presencia de un profesional, le mostró su colección y le permitió revisar los objetos. Alejandro examinó cada pieza con cuidado, hablando sobre su valor y su historia. Durante el proceso, mantenía una conversación casual, pero en realidad, estaba buscando cualquier pista que pudiera usar para el próximo paso de su plan.

Al revisar la vitrina donde estaba la medalla, Alejandro hizo un comentario casual sobre su autenticidad y valor. Laura, al ver su interés, comenzó a sentir que algo no estaba del todo bien, pero no podía identificar exactamente qué. La sensación de incomodidad seguía presente, pero Laura trató de ignorarla.

—Todo parece en orden —dijo Alejandro, cerrando su maletín—. La medalla es genuina, aunque podría necesitar una limpieza profesional.

—Gracias, señor Martínez —dijo Laura—. Aprecio mucho su ayuda.

Alejandro se despidió y salió del estudio, asegurándose de no dejar rastro. Mientras caminaba de regreso a su apartamento, sintió una satisfacción por la manera en que había manejado la situación. Cada paso que daba en su plan estaba meticulosamente calculado para mantener a la policía en la oscuridad.

En la comisaría, Claudia y Martínez recibieron una actualización sobre la vigilancia de las posibles víctimas. Todo parecía en calma, pero la preocupación seguía creciendo. Laura Gutiérrez había recibido una visita, pero hasta ese momento, no había indicios de un ataque inminente.

—Estamos recibiendo informes de que algunas víctimas potenciales están recibiendo visitas de personas que podrían estar relacionadas con el caso —dijo Claudia—. Debemos estar atentos a cualquier actividad sospechosa.

—De acuerdo —respondió Martínez—. Mantengamos a todo el personal alerta y sigamos de cerca cualquier desarrollo.