En un mundo devastado por el apocalipsis zombi, la supervivencia es una guerra constante. Ayanokouji Kiyotaka, un joven calculador y frío, escapa de la opresiva Sala Blanca solo para encontrar un mundo aún más brutal. Ahora, atrapado en el instituto Fujimi, debe usar su inteligencia y habilidades estratégicas para liderar a un grupo de estudiantes en medio del caos.
A medida que las hordas de muertos vivientes se acercan, Ayanokouji se enfrenta a una amenaza aún mayor: la traición y la desconfianza dentro de su propio grupo.
Mientras los aliados se vuelven enemigos y la violencia alcanza su punto álgido, Ayanokouji debe tomar decisiones drásticas para proteger a a los suyos. Entre la lucha por los suministros y la constante amenaza de los zombis, cada día se convierte en una prueba de ingenio y fuerza.
¿Podrá Ayanokouji mantener la unidad y liderar a su grupo hacia un futuro incierto, o caerá ante las fuerzas que buscan destruirlo?
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Capítulo 4: Tensiones y Secretos
El cuarto día del apocalipsis zombi amaneció con un aire espeso y opresivo. Los miembros del grupo estaban exhaustos, tanto física como emocionalmente. Ayanokouji Kiyotaka, siempre atento a los cambios en el ambiente, notó las primeras señales de tensión entre sus compañeros. Sabía que, para mantener el control, tendría que manejar estas tensiones con cuidado.
Takashi Komuro, Saeko Busujima y Rei Miyamoto se preparaban para otra incursión en busca de suministros. Aunque habían trabajado bien juntos hasta ahora, la presión comenzaba a pasar factura. Takashi y Saeko se veía más agitado, y Rei parecía estar al borde del colapso.
"Takashi, Rei y Saeko" dijo Ayanokouji, acercándose a ellos con una expresión seria, "antes de que salgan, necesitamos hablar."
Los tres se detuvieron y lo miraron, expectantes. "¿Qué pasa?" preguntó Takashi, frunciendo el ceño.
"He notado que están agotados. Ir afuera en este estado es arriesgado," dijo Ayanokouji, midiendo sus palabras cuidadosamente. "Propongo que tomemos turnos para las incursiones. Kohta y Saya pueden ir hoy, mientras ustedes descansan y se recuperan."
Rei suspiró, agradecida por la propuesta. "Tiene sentido. No queremos cometer errores por estar cansados."
Saeko asintió, pero no del todo.
Takashi asintió, aunque con cierta reticencia. "De acuerdo. Pero asegúrate de que estén bien armados y preparados."
Ayanokouji asintió y se volvió hacia Kohta Hirano y Saya Takagi, que estaban organizando los suministros. "Kohta, Saya, necesitamos más provisiones. Ustedes dos saldrán hoy. Tomen las precauciones necesarias y vuelvan lo más rápido posible."
Kohta, siempre dispuesto a ayudar, asintió de inmediato. "Entendido. Estaremos listos en cinco minutos."
Saya, aunque un poco nerviosa, también asintió. "Haré lo que pueda. Pero necesito que Kohta esté atento a cualquier peligro."
Ayanokouji los observó mientras se preparaban, asegurándose de que estuvieran bien equipados. Cuando estuvieron listos, los despidió con un leve gesto de cabeza. "Buena suerte. Nos vemos pronto."
Mientras Kohta y Saya se dirigían hacia la salida, Ayanokouji se quedó con Takashi , Saeko y Rei en el gimnasio. Decidió usar el tiempo para reforzar la cohesión del grupo y disipar cualquier duda que pudieran tener sobre su liderazgo.
"Takashi, Saeko y Rei," comenzó, "sé que esto es difícil para todos. Pero necesitamos mantenernos fuertes y unidos. Cada uno de nosotros tiene un papel vital en nuestra supervivencia."
Rei asintió, mostrando un leve rastro de esperanza en sus ojos. "Entiendo. Solo... esto es más duro de lo que imaginé."
Ayanokouji la miró con empatía calculada. "Lo sé. Pero cada día que sobrevivimos es un paso más hacia la posibilidad de una vida mejor. Tenemos que creer en eso y seguir adelante."
Mientras hablaban, Ayanokouji notó un ligero movimiento cerca de una de las ventanas del gimnasio. Se acercó sigilosamente y vio a un grupo de zombis acercándose lentamente al edificio. Su presencia no era una sorpresa, pero su número parecía haber aumentado.
"Tenemos compañía," dijo en voz baja, atrayendo la atención de Takashi, Saeko y Rei. "Necesitamos fortificar esta zona y prepararnos para defendernos."
Takashi se movió rápidamente para asegurar las puertas y ventanas, mientras Rei agarraba su lanza improvisada, lista para cualquier eventualidad, Saeko agarraba su espada con mucha firmeza. Ayanokouji supervisaba todo, asegurándose de que cada detalle estuviera cubierto.
Los zombis comenzaron a golpear las ventanas y puertas con fuerza creciente. El ruido era ensordecedor, y el miedo en el rostro de Rei era palpable. Sin embargo, Ayanokouji mantenía la calma, sabiendo que su control sobre la situación dependía de su capacidad para manejar el miedo de los demás.
"Rei, necesito que te mantengas firme," dijo con voz tranquila. "Takashi, ¿cómo están las barricadas?"
"Están aguantando, pero no sé por cuánto tiempo más," respondió Takashi, su voz tensa.
Ayanokouji asintió, evaluando rápidamente sus opciones. "Tenemos que usar nuestra ventaja de terreno. Ustedes manténganlos a raya desde aquí. Voy a buscar algo en el laboratorio de ciencias."
Se movió con rapidez hacia el laboratorio, buscando cualquier cosa que pudiera usar como arma o herramienta para mejorar sus defensas. Encontró varias botellas de productos químicos y una caja de cerillas. Una idea se formó en su mente, y volvió al gimnasio con su hallazgo.
"Esto debería ayudarnos," dijo, mostrando los productos químicos. "Podemos usar esto como una trampa incendiaria. Kohta y Saya deberían estar de vuelta pronto. Mientras tanto, mantengan la posición."
Con la ayuda de Takashi, Saeko y Rei, Ayanokouji preparó una trampa improvisada en las entradas más vulnerables. Justo cuando los zombis parecían a punto de romper las barricadas, Kohta y Saya regresaron, cargados de suministros.
"¡Justo a tiempo!" exclamó Ayanokouji. "Necesitamos toda la ayuda posible."
Con el grupo completo y las trampas listas, se prepararon para la batalla. Ayanokouji, siempre un paso adelante, había convertido una situación desesperada en una oportunidad para reforzar la unidad y la resiliencia del grupo. Sabía que mantener el control significaba manipular las circunstancias a su favor, y estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para asegurar su supervivencia en este mundo caótico.
