Qué es la belleza?, pienso que es un término que se inventó el ser humano, solo para menospreciar a los que no encajan en un patrón determinado, yo siempre he creído que existe mucho más en las personas que solo un rostro bonito, pero ciertamente en esta sociedad en la que vivimos los estereotipos de belleza ya están anclados y es algo muy díficil de cambiar,... pero no imposible...
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Capitulo V Nueva vida
Isabella decidió esa noche aceptar la propuesta de Ignacio, ella no podía seguir en aquella ciudad, a la mañana siguiente le notifico a su mamá la decisión tomada y espero a que Ignacio llegará para contarle su decisión.
Después del desayuno Ignacio llegó a la casa de Isabella, al verla con otra actitud se sintió feliz en su corazón.
— Buenos días, disculpen que llegara tan temprano, pero es que necesito una respuesta de Isabella, para poder hacer la reservación del vuelo. — explico Ignacio apenado.
— No se preocupe profesor, por favor pase que Isabella tiene algo que decirle. — dijo Miranda con sentimientos encontrados.
— Espero y sean buenas noticias. — dijo Ignacio viendo a Isabella.
— Así es profesor, he decidido viajar con usted, espero y no se haya arrepentido de su propuesta. — contesto Isabella.
— Claro que no, mi propuesta sigue en pie, ahora mismo hago la reservación de los dos. — dijo Ignacio emocionado.
Miranda sabía que aquel hombre tan apuesto estaba interesado en su hija y eso le daba algo de alivio a su corazón de madre, aunque también estaba triste pues su hija se iría lejos de ella y quien sabe cuándo la volvería a abrazar.
— Quería preguntarle si usted también quisiera venir con nosotros, es decir, mi apartamento en Nueva York es lo suficientemente grande y cabemos los tres. — explico Ignacio.
— Pero no tenemos dinero para pagar dos pasajes, a duras penas podemos pagar el de Isabella. — comento Miranda.
— No señora, usted no se preocupe por eso, yo pagaré los boletos de ustedes dos. — respondió Ignacio.
— Profesor, ya bastante está haciendo por mí no puedo aceptar lo que está proponiendo. — respondió Isabella.
— No quiero que se sientan mal, por eso les digo que puedo llevarlas a las dos, les haría bien un cambio. — insistió Ignacio.
— Profesor, muchas gracias de verdad, pero no puedo aceptar, si lo hago sentiría que me estoy aprovechando de usted. — dijo Isabella honestamente.
— Y si lo ves como un préstamo y cuando puedas me devuelves el dinero. — alego Ignacio.
— Veo que es muy insistente, está bien profesor acepto que sea un préstamo, entonces díganos cuando nos vamos. — dijo Isabella más animada.
— Déjame hacer una llamada y confirmar la hora. — respondió Ignacio.
Isabella vio cuando Ignacio salió del pequeño departamento, mientras ella se quedó pensativa, unos minutos después entro Ignacio y confirmo la hora de salida del vuelo.
— Nos iremos mañana en la noche, deben tener todo listo para este viaje. — dijo Ignacio tranquilamente.
— No tenemos mucho que llevar, así que por eso no hay problema. — dijo Isabella deprimida de nuevo.
— Y como está el estado de sus documentos?. — pregunto Ignacio preocupado por ese asunto, con todo lo ocurrido no había pensado en eso.
— Mi hija y yo tenemos todos los documentos en regla, por eso no hay problema. — respondió Miranda con una sonrisa.
En realidad Miranda había obligado a su hija para que hicieran los documentos legales necesarios para que pudieran viajar cuando ellas quisieran.
El día lo pasaron arreglando sus cosas, Miranda llamo al encargado del edificio y le dijo que le entregaría el apartamento al día siguiente en la tarde, ya casi todo estaba listo y la nostalgia de dejar su vida atrás llegó a Isabella, ella siempre pensó que una vez se graduará podría ejercer en el país, pero ahora resulta que tendrá que irse del país sin siquiera graduarse de su carrera.
— Sé que este cambio es brusco, pero pienso que es lo mejor para ti hija. — comento Miranda acariciando la cabeza de Isabella.
— Eso espero mamá, sabes que me parece extraño que el profesor quiera ayudarnos, eso no es normal. —
— Yo no le veo nada extraño, pienso que el profesor es una buena persona y además ve en ti lo buena profesional que llegaras a ser.
Miranda no le iba a decir a su hija sus sospechas sobre Ignacio, lo menos que ella quería era que su hija se espantara y terminará rechazando la ayuda del profesor.
Llegada la noche Isabella se fue a descansar, por curiosidad agarró su teléfono y en este había varios mensajes de Álvaro y además algunas llamadas.
Isabella abrió el primer mensaje para ver que decía el imbécil de Álvaro.
— "Donde estás?, te necesito." — fue el primer mensaje que Isabella vio.
— "Me gustaría hacerte mía de nuevo, veámonos en mi casa". —
Y así siguieron unos cuantos mensajes más, hasta que Álvaro volvió a mostrar su verdadero rostro y empezó a enviarle mensajes ofensivos.
— "Quien te crees que eres para no contestar mis mensajes ni llamadas".
— "Eres menos que nada, responde ahora mismo mxxxxxx sea".
— "Eres una cualquiera que anda con uno y con otro, que asco me das".
Isabella decidió no seguir leyendo esas estupideces, así que bloqueo el número de Álvaro y borro el historial de mensajes que el muy bastardo le había dejado, las lágrimas volvieron a hacerse presente y la desilusión volvió a llenar su corazón, esa noche Isabella se juró a sí misma no volverse a enamorar y que de ahora en adelante solo viviría para ser feliz ella misma.
— Algún día volveré a este país y todos aquellos que me humillaron me las pagarán. — dijo Isabella para sí misma frente al pequeño espejo que tenía en su habitación.
Después de asearse Isabella se fue a dormir, ella solo quería olvidar todo lo malo que vivió en los últimos años y más aún olvidar que alguna vez conoció a Álvaro y a Lucero.
Llegada la mañana Miranda se encontraba preparando el desayuno, no era nada elegante y nada del otro mundo, pero su comida está realmente buena, mientras ella estaba en lo suyo alguien estaba tocando a la puerta.
— Tranquila ma' yo voy. — dijo Isabella mientras salía de su habitación.
— Gracias Isa. — respondió Miranda mientras buscaba los platos para servir el desayuno.
Mientras tanto Isabella fue a abrir la puerta encontrándose con los profundos ojos negros de Ignacio.
— Buenos días, Isabella, espero no ser inoportuno. — dijo Ignacio mostrando una gran sonrisa.
— Como cree profe, por favor pase esta es su casa. — respondió Isabella amablemente.
— Huele muy rico, siento importunar a la hora de su comida. — dijo Ignacio apenado.
— Nada de eso, profesor, por favor siéntese y desayuné con nosotras. — respondió Miranda llevando los platos a la mesa del comedor.
Los tres se sentaron a desayunar y hablaron del viaje y de lo bueno que es vivir en aquella ciudad. La nueva vida de Isabella estaba por comenzar.