El Romance Prohibido Del Emperador

Con 4 meses de estar ahí, ella ya podía caminar sin la ayuda de un bastón, y el dolor de su cuerpo desapareció totalmente.

 Su cuerpo ya tenía un 50% más de masa muscular, y solo le faltaba caminar del todo bien, para empezar la otra parte de su plan, que era, hacerse fuerte.

Para lograr eso, Abigaíl cada mañana sin que nadie la vea, se levantaba temprano y corría hasta que el cuerpo se lo permitía, y aunque en un principio únicamente podía caminar un poco más rápido, ella con cada día más esfuerzo, y avanzaba.

Mientras ella avanza para hacerse más fuerte.

La verdadera Abigaíl quien es ahora Anabel Cortés, se había adaptado de a poco a la vida de Anabel, y hasta le gustaba.

Cuando ella llegó a ese cuerpo que abrió los ojos, y ella según dijeron sus padres, tenía dos días con fiebre, consecuencias de un resfriado fuerte.

Ella para no levantar sospechas, fingió estar sin memoria, y poco a poco sus padres le fueron enseñando de cero todo.

En un principio, tuvo dificultades para comprender la situación, pero poco a poco se fue adaptando, y hasta juró honrar a la verdadera Anabel, actuando bien. Por eso, ella cada día ponía de su parte en todo.

Lo más difícil de todo fue aprender otra vez a pelear, o intentarlo sin morir en el intento, ya que su padre, el señor ministro, no se la dejaba nada fácil, y le daba en el entrenamiento una paliza épica, también fue difícil manejar la magia elemental, pero poco a poco, estaba logrando aprender todo lo que se necesita.

Esas palizas la ayudarán a poner más de su parte, y aunque no es como la verdadera Anabel, ella al menos ha mejorado en un 80% y eso es mucho.

Con respecto a los negocios, ella descubrió su nueva pasión, y eso es hacer negocios con su actual padre. Ganar dinero es algo que le gusta.

También ha rechazado a muchos pretendientes, ya que al igual que Anabel, ella desea conocer al amor de su vida.

Por ahora ella desea solo vivir libremente, y ser feliz al lado de su familia.

Con la actual Abigaíl. Dos meses después.

Ese día, Abigaíl había iniciado con sus ejercicios matutinos, y gracias a eso podía correr unos dos kilómetros por día.

Al entrenamiento, ella le agregaba un poco de peso, y eso le ayudaba con obtener más fuerza. Cada día se cansaba mucho y era muy difícil todo, pero ella no se rendirá hasta lograr su meta.

Ella durante el día dormía bien, se alimentaba como es debido, y en su tiempo libre se ponía a leer libros de historia, en esos libros descubrió que está en el imperio de Belladona, y que la mayoría allí son hombres lobos y que ella, al igual que su familia, también lo es, descubrió que allí al igual que su imperio usaba magia de diferentes tipos, y cada magia, depende del linaje de su familia.

Lo único que no comprende es cómo es eso del lobo o loba, y que cómo sería convertirse en uno.

En algunos recuerdos de la academia, ella se da cuenta de que tiene magia de fuego, y se siente feliz por eso, ya que el fuego es el elemento que más le gusta, no solo por ser este un elemento peligroso, sino que nada más imaginar quemando vivo a un enemigo, es algo que le causa santificación y mucha, también se ve a sí misma convertida en una loba blanca.

Otra cosa que ha podido ver mediante sueños, es que aquel hombre engañoso no es tan malo como ella cree, y él, aunque sea un don Juan de lo peor que hay, la llenaba de regalos y era muy buen amante en el acto sexual.

Al pensar en ese detalle, su cuerpo se calienta como una olla, y sus mejillas se sonrojan, ya que según escucha en los recuerdos borrosos, ambos cuando hacen el amor son una cosa muy loca, y se pasaban horas y horas haciendo aquel acto como lo que son, dos lujuriosos.

Ella estuvo investigando un par de cosas sobre los lobos y se enteró de que la época de celos es lo peor, la cual, según ha leído, cuando una mujer loba encuentra a su mate, ambos entran en celos y tienen que durar días haciendo el amor como conejos, que un soltero no entra en celos. Cosa que es bueno.

De pensar en el asunto, siente un poco de temor, ya que nunca ha hecho algo como eso, y no sabe cómo actuar cuando sea el momento.

Ella en lo que tiene viviendo como Abigaíl, ya tiene hasta una doncella de nombre Rosa, y es una chica muy buena.

 Después de todo, no es tan mal vivir siendo otra persona, ahora solo espera que cierta prima no se meta con ella, y ella no tenga que darle una paliza épica.

En el palacio real.

Sofía, quien se hacía un tratamiento de belleza con sus amigas íntimas, sintió como un pitido en los oídos, como si alguien pensara mal de ella.

Sin darle importancia, ella continúa dándose su tratamiento de belleza; al fin y al cabo, nadie en el imperio es más bella que ella.

— Lady Sofía, ¿cuándo será su coronación como Emperatriz?, su majestad Romeo se ha vuelto tendencia en el imperio, dicen que ahora únicamente haces es trabajar y tomar vino— dice una de sus amigas, siendo esa de nombre Luisa Medina, hija de un conde en ruina, y se ha hecho amiga de Sofía, con la esperanza de que ella cuando sea emperatriz, cosa que no pasará, su familia tenga un buen estatus.

Sofía, al escuchar eso, se puso pálida, ya que la esperanza de que ella sea emperatriz, es lo mismo que ver a las vacas volando en las nubes.

Para no quedar mal, ella dice.

—Aún soy joven y deseo disfrutar un poco más de mi libertad. Ser la emperatriz, demanda mucho tiempo, por ahora únicamente me pondré más bella, para cuando ese día llegue, estar a la altura. En cuanto a los chismes de su majestad, solo son eso, chismes sin fundamentos —dice ella y le hace seña a una doncella para que vaya por más té.

Las mujeres continuaron hablando de cosas triviales de las chicas.

En el mismo palacio imperial, estaba Romeo en su oficina trabajando o intentando hacerlo, ya que dicho hombre tenía la mente puesta en alguien de nombre Abigaíl Lombardi.