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Cásate Con Mi Marido

Cásate Con Mi Marido

Status: En proceso
Genre:Romance entre patrón y sirvienta / Casada con el millonario / Amor prohibido / CEO
Popularitas:15.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Luna Ro

Rosella Cárdenas es una joven que solo tiene un sueño en la vida, salir de la miserable pobreza en que vive.
Su plan es ir a la universidad y convertirse en alguien.
Pero, sus sueños se ven frustrados debido a su mala fama en el pueblo.
Cuando su padrastro se quiere aprovechar de ella, termina siendo expulsada de casa por su propia madre.
Lo que la lleva a terminar en la hacienda Sanroman y conocer a la señora Julieta, quien en secreto de su marido está muriendo en la última etapa de cáncer.
Julieta no quiere que su familia sufra con su enfermedad. En su desesperación por protegerlos, idea un plan tan insólito como desesperado: busca a una mujer que ocupe su lugar cuando ella ya no esté.
Y en Rosella encuentra lo que cree ser la respuesta. La contrata como niñera, pero en el fondo, esconde su verdadera intención: convertirla en la futura esposa de su marido, Gabriel Sanroman, cuando llegue su final.
¿Podrá Rosella aceptar casarse con el hombre de Julieta?

NovelToon tiene autorización de Luna Ro para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo: Falsa infidelidad

Por la noche

La feria iluminaba el cielo oscuro con destellos de colores que parecían arrancados de un sueño.

Las niñas corrían de un lado a otro, riendo con esa inocencia pura que solo los niños conservan.

Rosella las observaba con ternura.

Gabriel, a su lado, las miraba con un brillo distinto en los ojos: el brillo del orgullo, del amor paterno.

—¡Mira, papá! ¡Gané un peluche! —gritó una de las gemelas, levantando un oso color rosa más grande que su cabeza.

Gabriel rio. Rosella también. Era imposible no contagiarse de aquella alegría.

Comieron algodón de azúcar, dulces de tamarindo y manzanas caramelizadas que pegaban los labios.

La feria estaba llena de música, de gritos, de vida. Por un momento, todo parecía perfecto.

Luego, entraron al circo. Los payasos hacían piruetas, los mimos simulaban estar atrapados en cajas invisibles y el público reía sin parar.

Gabriel miraba a sus hijas, tan felices, y se sintió en paz.

Aquello valía más que cualquier fortuna. Miró a Rosella de reojo; ella también sonreía, con una dulzura que le conmovía.

Había algo en su mirada, una mezcla de emoción y fuerza, que hacía que Gabriel se sintiera diferente.

Cuando salieron, subieron a los juegos mecánicos.

Las niñas gritaban de emoción, Rosella las cuidaba con paciencia, y Gabriel las seguía con la vista.

Mariela, iba unos pasos adelante llevando a las niñas. Todo parecía normal… hasta que no lo fue.

Entre el bullicio, comenzaron a oírse murmullos, risas contenidas, voces que rezumaban veneno.

—Mírala… —dijo una mujer con tono burlón—. Se consiguió a un rico que le cumpla sus antojos.

Las risas se multiplicaron.

Otra mujer empujó a Rosella, tan fuerte que la joven cayó al suelo, golpeando la rodilla contra el pavimento.

Las niñas se detuvieron asustadas, pero Mariela las cargó y alejó de ahí.

—¡Zorra! —gritó una—. Ese es tu lugar, en el suelo. Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.

Las carcajadas resonaron.

Rosella sintió cómo la humillación le subía por la garganta, como si el aire se volviera fuego.

La vergüenza, el dolor, la ira… todo se mezcló.

Estuvo a punto de levantarse para enfrentarlas, pero entonces sintió una mano firme que la sujetó.

Gabriel.

—¿Cuál es su maldito problema? —rugió él, con la voz grave, cargada de furia.

Las mujeres se quedaron paralizadas.

Nadie esperaba que el señor buen mozo interviniera para defender a quien creían era una simple amante.

—¡Ah! —exclamó una, temblorosa—. ¡Ahora la defiende! ¡Claro, es su amante!

Gabriel la miró con una mezcla de desprecio y autoridad.

—¿Mi amante? Ella es la niñera de mis hijas. ¿Tiene pruebas o quiere ser demandada por difamación? ¿No sabe quién soy?

El silencio cayó como un golpe.

—¡Es el patrón! El dueño de la Hacienda San Román, es jefe de nuestros maridos —murmuró una de ellas, pálida al reconocerlo.

Las otras retrocedieron, murmurando disculpas.

—Perdón, señor… es que esa mujercita… ¡Es una cualquiera! ¡Una que busca hombres con dinero! —dijo la más atrevida.

Rosella no soportó más.

La rabia, la impotencia, el orgullo herido le estallaron por dentro.

Sin pensarlo, levantó la mano y abofeteó a la mujer. El sonido del golpe resonó entre los murmullos del público.

—¡Vieja, mentirosa! —gritó, con la voz quebrada—. Sabes que no es cierto. Soy inocente, nunca he hecho lo que tus lenguas sucias dicen.

Las mujeres la miraron con furia, pero el miedo al patrón las hizo apartarse de inmediato.

Se alejaron, murmurando insultos ahogados.

Rosella quedó allí, con la respiración agitada, la mano ardiendo. Quería llorar.

Gabriel se acercó, le tomó la mano con cuidado y la guio lejos de la multitud.

Caminaron en silencio hasta la orilla del río.

El murmullo del agua los envolvía como un suspiro.

El cielo, de un azul profundo, se llenaba de estrellas. Era un contraste cruel: tanta belleza afuera, tanto dolor adentro.

—No soy lo que ellos dicen… —murmuró Rosella, limpiándose las lágrimas—. Lo juro.

Gabriel la miró, con una mezcla de compasión y algo más, algo que ni él mismo entendía.

—¿Importa lo que yo crea, o lo que es la verdad? —preguntó en voz baja.

Ella lo miró de frente, con una valentía que lo desarmó.

—Yo soy la verdad. Y no soy lo que dicen.

—Entonces, dime quién eres, Rosella.

Ella respiró hondo.

El viento movió su cabello, y durante un instante, pareció que el mundo se detenía para escucharla.

—Soy una hija abandonada por su padre, como tantas otras —dijo con la voz temblorosa pero firme—. Mi madre no pudo con la soledad y se casó con un hombre cruel, que me odió desde niña. Cuando crecí, quiso abusarme. Escapé como pude, sin dinero, sin nada. Soy pobre, sí, pero no una cualquiera. Lucho por salir adelante. Me llaman puta porque no me conformo con esta vida, porque quiero ser algo más. No quiero ser rica… solo quiero ser mejor. ¿Es un pecado soñar con algo distinto a la miseria?

El silencio se hizo más denso.

Gabriel la observaba con el corazón encogido.

En su mente solo podía pensar: es tan valiente… tan honesta… tan diferente y hermosa a la vez…

—No, Rosella —dijo al fin—. No es un pecado. Algún día, cuando mires atrás, sabrás que cumpliste tu sueño.

Ella sonrió, apenas. Una sonrisa frágil, pero real.

 Miró el cielo, como si buscara en las estrellas una promesa.

Luego, miró la hora.

—Señor… debemos volver a la mansión —dijo con urgencia—. Es urgente volver por la señora Julieta, ella necesita nuestra presencia ahí, créame.

Gabriel asintió.

Las niñas se quedaron con Mariela, que había prometido llevarlas a cenar con unas amigas.

Él y Rosella regresaron solos.

El trayecto de vuelta fue silencioso.

Pero al llegar a la hacienda, algo se sintió extraño. No había música, ni risas, ni el típico murmullo de la servidumbre.

El ambiente estaba cargado, pesado, como si el aire supiera algo que ellos aún no.

—¿Dónde está la señora Julieta? —preguntó Rosella, con el ceño fruncido—. Ella debía estar aquí.

Gabriel también se inquietó.

Su amigo Enrique debía haber llegado hacía rato para la cena.

Subieron juntos la escalera. Él adelante, ella unos pasos detrás.

Gabriel tocó la puerta de su habitación.

—¿Amor? ¿Estás aquí?

Nadie respondió.

La puerta, sin embargo, estaba entreabierta. Empujó lentamente… y lo que vio lo dejó helado.

Julieta, su esposa, estaba semidesnuda, apenas cubierta por una manta.

A su lado, Enrique, su mejor amigo, sin camisa, el pantalón desabrochado. La imagen era terrible, cruel, insinuante, como si hablara por sí misma.

Por un instante, el mundo se detuvo. Gabriel sintió que la sangre se le congelaba.

—¡Julieta! —gritó, con la voz quebrada—. ¿Qué demonios significa esto? ¿Eres… infiel?

Ella lo miró, pálida, balbuceando, era lo que ella quiera que viera, pero eso no significaba que no doliera.

—Gabriel… yo…

Rosella, que había quedado detrás, se llevó una mano a la boca al ver eso.

La escena lo decía todo o eso parecía, resulta que la señora Julieta había sido infiel a Gabriel, en su propia casa, y en su propia cama.

1
Zaidymar 🌠
cómo detesto a Mariela esa loca envidiosa
Zaidymar 🌠
Bueno y que pretendes después que la botastes como un perro a la calle que te espere como la viuda alegre por favor Gabriel
Cammmmm
No me parece que sea lindo una historia de amor donde el ejerza violencia sobre ella y todo el tiempo esté dudando y tratándole mal él cree en todos menos en ella y eso no es amor
GIGI: Entre más drama haya en una novela, más difícil es que termine, cuando se entere de la verdad de que Mariela le mintió, Rosella se apagará con tanta desdicha que Gabriel le causará. si no abre los ojos antes de tiempo, ella debería romper la promesa que le hizo a Julieta y distanciarse de esa persona para ella poder ser feliz; así sea con otra persona.
total 1 replies
Cammmmm
Ojalá que él se arrodille ante ella y suplique perdón y ella no lo perdone por que él siempre piensa mal de ella ojalá ella no vuelva más con él y no quiera saber nada de él
Cammmmm
Que ni importancia le dea por que él no merece eso ya que le vive tratando mal a él asta fue agresivo físicamente con ella
Cammmmm
Ajala Rósella no vuelva con él este acuerdo su vida
Maria Mongelos
Mariela es una víbora, ojalá Gabriel pronto descubra la verdad
Maria Mongelos
Si Rosella no te perdona es porque eres idiota, no fuiste capaz ni de contestarle las cartas, ojalá se haya ido
ana luisa
Mariela es mala pero que la busque y hablen los dos por favor
Gabriela Deisel
Ojala q esa mujer mariana quede sola y mala vista.
Rosella sea una profesional y supere
y que sea ella que lo ponga en su lugar
Zaidymar 🌠
Mariela es una desgraciada
Zaidymar 🌠
Gabriel se le fundió el cerebro 🧠🧠🧠 juro, prometió y lo hizo en vano.
Maria Solorzano
Que se haya ido Rosella a otro lugar y ese tarado no la encontre🤷👍
Maria Mongelos
Ojalá Rosella lo haga sufrir, él la deshechó, no le importó hacer sufrir a sus hijas, las separó, Rosella debería tener dignidad
Maria Mongelos
Claro que se va arrepentir, Gabriel es un cobarde
patry
si que está loco esa mujer
ana luisa
Que Gabriel busque a Rosella
ana luisa
Ese Gabriel esta enamorado de Rosella pero no quiere dar su brazo a torser pero se va a dar de cuenta
Maria Can Canul
se pasa está autora XK le pusieron diez mi hijos jajaja jajaja
Maria Mongelos
Si seguis enterrado en tu dolor vas a perder a Rosella
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