Un mundo de magia donde cinco alumnas tendrán el honor de aprender del brujo más poder de todos los tiempos.
Pero no todo será dulce... el destino del mundo dependerá de ellas.
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El Inframundo
Los días seguían avanzando así como el curso con el simpático maestro quien parecía que lo disfrutaba más que sus alumnas. Se veía sonriente, aventurero y sobre todo muy animado.
Se mantenía así día a día sin importar la actividad, aunque fuera una tan rara y sombría como la que había preparado ese día.
—¿Cómo qué iremos al Inframundo?—Preguntó Angy muy preocupada.—Ese lugar ¿No es donde viven los muertos?
—Técnicamente no “viven” ahí porque ya están muertos.—Le respondió Ajaw con gracia.—Pero si, es el lugar donde están las almas que mueren.
—¿Por qué tenemos que ir ahí?—Se unió Rachel a los reproches.—¿Tenemos que morir?
—No en su totalidad…
La respuesta no fue nada tranquilizadora para las jóvenes brujas que comenzaban a ver que no era una broma.
El camino para llegar había sido largo. Ajaw las llevó por el oriente de la ciudad a una zona de mucha vegetación. El lugar no estaba alejado de la civilización pero desde que entraron en el sendero se sentían muy alejadas.
Caminaron por un camino terroso y lleno de yerba, en ocasiones había que subir y otras más que bajar. El trayecto total desde que entraron en el sendero era de 40 minutos, de los cuales, solo restaban 5.
Las chicas comenzaron a caminar más lento, no estaban seguras de querer seguir avanzando y entrar al lugar que su maestro les indicó, pero fue Edith la que se encargó de animar un poco.
—¿En verdad podemos entrar a ese lugar?—Preguntó con un tono sincero.—¡Es muy emocionante!
—¿Qué tiene de emocionante ir al mundo de los muertos?—La cuestionó Luz con mal carácter.—Estamos hablando de morir, ¿Qué caso tiene?
—Es una gran oportunidad, no muchas personas logran ver ese lugar con el cuerpo físico.—Explicó Edith con la misma alegría.—¿Se imaginan todo lo que podemos aprender?
—¿De qué sirve aprender si no podemos seguir vivas?—La cuestionó nuevamente su compañera.
—Mejor dejemos que el maestro nos explique.—Intervino Mono por primera vez el conversacion.—Debe de tener una buena explicación para esta tarea.
Las chicas entendieron que tenía razón, su maestro no les había enseñado magia para enviarlas a morir de esa forma, debía haber algo oculto para dicha actividad. Desafortunadamente Ajaw no les comentó nada durante los últimos minutos del trayecto, haciendo ese tiempo aún más largo.
—¡Al fin hemos llegado!—Exclamó Ajaw una vez llegado al final del sendero.
En el terreno se podía sentir una energía densa, muy pesada, tanto que les dificultaba la respiración. La yerba estaba muy seca pero se mantenía firme sobre el suelo. De este salía mucha neblina, algo, extraño pues no se sentía frío, por el contrario, el calor era bochornoso.
—Yo no veo nada.—Dijo Edith examinando el terreno.
—La entrada está justo ahí.—Le respondió su maestro señalando a un par de rocas justo enfrente.—Esa es la entrada.
Edith se acercó y metió su mano entre las rocas, pero nada pasó, parecían unas rocas normales.
Se acercó nuevamente a su maestro y le pidió una explicación, ella en verdad deseaba ver con sus propios ojos el Inframundo.
—Esa es la entrada pero no podemos cruzar así.—Les dijo mientras sacaba algo de su bolsa.—Les dije que para entrar tendríamos que morir… a medias.
—¿Cómo se puede morir a medias?—Le cuestionó Angy aún muy nerviosa.
—Beberemos estas posiciones.—Le dijo mientras mostraba los frascos que sacó de su bolsa.—Con efecto nos hará morir un corto tiempo. Nuestros cuerpos se conservarán, será nuestro espíritu el que salga. Así podremos cruzar.
—Ohhh—Dijeron las chicas simultáneamente.
—Cuando la beban y su espíritu salga, lo hará con un lazo dorado y un símbolo en su pecho.—Ajaw les explicaba con señales.—Si quieren regresar solo tienen que tocar ese símbolo con un poco de magia, retrocederá hasta jalarlas de regreso a sus cuerpos.
—Muy bien, pues vayamos ya.—Edith seguía siendo la más animada.
—Espera, aún no nos ha dicho qué haremos ahí.—Interrumpió Mona.—Debe haber una razón para todo esto.
—Efectivamente, hay una actividad que tendrán que realizar.—Ajaw destapó uno de los frascos con la poción.—Lo primero es que conozcan un tipo de energía diferente, segundo es que vean todo lo que puedan y tercero, necesitamos conseguir mineral éter, es un tipo de piedra que solo se encuentra ahí, un material muy bueno para muchas cosas. La misión es bajar lo suficiente hasta que lleguemos al área en donde se encuentra, una vez ahí lo tomaremos y regresamos.
—Suena muy sencillo.—opinó Luz con optimismo.—¿Habrá algún peligro?
—Ummm, no, será un viaje tranquilo.
El tono que usó Ajaw no fue muy convincente para sus alumnas pero no tuvieron más remedio que hacerlo e ir experimentando sobre la marcha.