[Advertencia: ⚠️ Contenido para adultos, contiene violencia y sexo explícito]
Un mundo donde los humanos son la raza más débil y hostigada por las demás... Hasta que el primer dios de su raza aparece llenando los corazones de esperanza.
Uno que no es realmente un Dios, es falso y nadie lo sabe.
¿Podrá nuestro protagonista ayudar a la humanidad? ¿Descubrirán la verdad?
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capitulo 3
— Aquí no hay nada—.
— Te lo dije, yo no tome los cuchillos—.
— Entonces, veré la habitación de Ciel—.
Mi madre llega a mi habitación junto a mi hermana, ellas sospechan de mi y con mucha razón.
El problema es que juré, me hice el tonto, su nivel de confianza en mi palabra puede bajar mucho, si necesito un favor en el futuro puede complicarse especialmente con mi madre.
Ella revisa debajo de la cama y muebles, al no encontrar nada decide buscar mirarme fijamente.
— No hay cuchillos aquí—.
Eso es por qué los dejé en el armario bajo la ropa.
sin darme cuenta sonrió y observo el armario, mi madre lo nota y mi cara se vuelve una de preocupación al ver a mi madre.
¿Se percató?
— ¿El armario?—.
Ante su pregunta me quedo en silencio, no sé cómo convencerla.
mi corazón se acelera, no tengo idea que tipo de castigo se me dará.
En el mejor de los casos seré castigado, lo peor sería el desprecio.
Pero una madre no despreciaría a su hijo ¿Verdad?
Tengo que inventar algo, una excusa o un motivo.
Pero nada se me ocurre, no hay explicación para los cuchillos.
—¿¡Qué es esto!?—. Grita mi madre al levantar una prenda de ropa.
— No madre te equivocas, sucede que...—.
— ¡Tiene un cuerno!—.
—¿Un cuerno?—. Pregunta Maeva.
Al observar de cerca es aquel roedor con el cual experimenté.
al acercarme mi hermana choca su espalda contra mi pecho evitando que me acerque.
—¡Cuidado puede ser peligroso!—.
—¡Madre alejate de esa cosa!—.
— Pero si es solo un—
— Es un monstruo, nunca ví uno con un cuerno—.
Mi madre se aleja de él e instintivamente el roedor corre hasta la cocina, lugar donde ambas mujeres le persiguen.
Alguien golpea la puerta dos veces con las palabras "Soy Han ¿Puedo pasar?"
Sin esperar respuesta Han abre la puerta para luego asustarse por lo que pasa entre sus piernas rumbo al exterior.
—¿¡Qué es esa cosa!? ¿Mascota nueva? Es mejor un gato—.
— Estaba en el cuarto de Ciel, no sé que era—.
Aprovecho ese momento para tomar los cuchillos y dejarlos entre mis pantalones, guardados para salir al exterior.
— ¡Madre revisemos la habitación de Ciel, pueden haber más!—.
— Si... Vamos—.
— Han, nosotros vamos a buscar al que se escapó—.
— Ni loco, me da miedo—.
— Por favor, era muy bonita—.
— En tu imaginación tal vez—.
— Lo contaré a Maeva que te gusta tu vecina—.
— Pero si a mí no me gusta ninguna vecina—.
— Puedo mentir, sé que quieres a mi hermana—.
— Enano endemoniado, a mí no me gusta tu hermana—.
— Mientes ¿Por qué siempre vienes aquí entonces?—.
— Para pasar el rato, me divierto con ustedes—.
— Entonces ¿Está bien si le digo a mi hermana lo que dijiste? Que no gustas de ella—.
Han queda en silencio para observar me fijamente.
—¿Qué es lo que quieres Ciel? ¿Por qué hablamos de esto?—.
— Te dije, quiero encontrarlo, si lo encontramos haré de cuenta que nunca tuvimos esta conversación—.
—... Está bien, ni una palabra a Maeva ¿Entendiste?—.
— Si, lo juro—.
Han asiente con la cabeza y paso seguido nos aventuramos afuera.
Lógicamente, no conseguimos encontrarlo, pero me deshice de las pruebas de mi delito en casa, ya no tengo motivos de que preocuparme.
...
Descansando en el árbol mi hermana llega con nosotros.
— ¿No lo encontraron?—.
— Sin suerte ¿Ustedes que tal?—.
—No había más de esas cosas, nunca había visto algo igual—.
— Debe ser una especie nueva o algo así, podríamos atraparlo y venderlo—.
— Es una buena idea, no lo había pensado así—.
— ¿Tengo buenas ideas no? Así piensa un hombre de negocios—.
Maeva y Han hablan de mi experimento casualmente.
Creí que se había escapado ¿Por qué volvió?
Bueno da igual, alguien más lo atrapará o morirá antes.
¿Y si lo atrapan y saben de mi existencia? ¿Si averiguan que existe alguien capaz de usar magia?
Imposible, no creo que pase algo así.
— Vendrán elfos oscuros al pueblo—. Declara Han descontento.
—... Malas noticias—.
— ¿Por qué?—.
—... Tú no lo sabes Ciel pero... ¿Puedo contarle eso a un niño?—.
— Creo que ya es tiempo— Expresa mi hermana. — Tiene que saberlo antes de que suceda algo—.
— Los elfos y los elfos oscuros son seres muy fuertes como en las historias, los humanos no podemos desafiarlos, ellos se aprovechan de eso, vienen, se llevan a alguien y desaparecen—.
— Eso pasa seguido, esos tipos hacen lo que quieren—.
Comprendo, tiene sentido, somos ganado para las demás razas mágicas.
Es posible que mi objetivo sea salvar a la humanidad de este destino.
— ¿Por qué te da risa?—. Pregunta mientras tira de mi oreja.
— Debe ser tu culpa, lo convertiste en fanático de los elfos—.
— No, yo solo leo las historias—.
— Historias que te dan los elfos para hablar bien de ellos, esas basuras orejonas—.
— ... Lo siento—.
— ¿Eh? No no, estaba enojado, no es contigo Maeva—.
— ¿Qué pasaría si los humanos pudiéramos usar magia?—. Pregunto con una sonrisa.
¿Debería mostrarles aquí que soy capaz de utilizarla?
— Es imposible, cada vez que nace alguien con la más mínima cantidad de magia terminan por matarlo, eso le pasó a mi...—
— ¿A quién?—.
— Ciel, no preguntes —.
— Si tuviéramos a un Dios de nuestro lado, las cosas serían diferente, si tuviéramos a alguien que nos guíe... Mataría todos los elfos...—.
— Tienes un lado malvado Han—.
— Tengo deseos violentos pequeño Ciel, pero tú serás el primero en caer en mis manos—. Dice mientras me toma de los cachetes con una sonrisa macabra.
— Me das miedo Han, hermana ayúdame —.
— Lo siento, una dama no debe pelear con monos—.
Han termina por acariciar mi pelo y con una cara triste murmura unas palabras que no consigo distinguir.
...
En la noche.
En mi habitación.
Un pequeño roedor anda por mi cama.
— ¿Por qué vuelves?—. Mientras tomo las sábanas y la sacudo.
Aquel animalito cae y lo atrapo en el aire.
— Es hora de irse—.
Lo dejo en la ventana para luego cerrarla, una vez que está fuera comienzo a hundirme en mis pensamientos.
Ya tengo mi objetivo.
La charla con Han me lo dejo claro, si este mundo necesita un Dios humano, entonces puedo hacerlo.
Debo ocultar mi identidad.
Desconozco que tan peligroso es, la desinformación es en extremo peligrosa.
¿Pero como hago para declarar que soy un Dios y poseo magia sin mostrar mi identidad?
¿Cómo debería operar ahora en adelante?
1 - Ciel el pequeño
2 - El Dios demonio
Da más interacción y momentos de "que hago ahora?", "me descubrieron?" y así por el estilo.
Simplemente merece 6/5 estrellas