Mi nombre es Carolina estoy casada con Miguel mi primer amor a primera vista.
pero todo cambia en nuestras vida cuando descubro que me es infiel.
decido divorciarme y dedicarme más tiempo y explorar mi cuerpo ya que mis amigas me hablan de un orgasmo el cual desconozco y es así como comienza mi historia.
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Capitulo 18
El jardín de la mansión de los Johnson estaba iluminado con elegantes luces cálidas, y las mesas estaban decoradas con flores blancas y doradas. Eric estaba junto a su madre, Margaret, en la entrada principal, recibiendo a los invitados con una sonrisa cortés pero distante. Su porte imponente y mirada calculadora imponían respeto entre los asistentes.
—Todo está saliendo bien, hijo —comentó Margaret, con una copa de vino en la mano mientras saludaba a un empresario que acababa de llegar.
Eric asintió ligeramente, atento a cada nuevo invitado. Fue entonces cuando divisó a los Reyes entrando por la gran puerta de vidrio del jardín. Jorge, siempre seguro de sí mismo, caminaba al frente con Ana a su lado, y detrás de ellos venían Emely y Miguel.
—Aquí vienen los Reyes —murmuró Margaret con un suspiro.
Eric dio un paso hacia adelante, acomodándose la chaqueta. Cuando Jorge llegó a donde estaban, extendió la mano con firmeza.
—Señor Johnson, qué gusto verlo nuevamente —dijo Jorge con una sonrisa que intentaba parecer genuina.
—Jorge, el placer es mío. Bienvenidos. Señora Reyes, siempre es un honor —respondió Eric, estrechando la mano de Ana y luego dirigiendo una rápida mirada a Emely y Miguel.
—Eric, permíteme presentarte a Miguel Fuentes. Es uno de los abogados más prometedores que tenemos en el bufete. Ha cerrado casos importantes últimamente —dijo Jorge con orgullo, posando una mano sobre el hombro de Miguel.
Eric miró a Miguel, evaluándolo rápidamente con sus ojos fríos y penetrantes, antes de extenderle la mano.
—Miguel Fuentes... interesante. ¿Qué tipo de casos manejas? —preguntó con un tono neutral, aunque ligeramente desafiante.
—Principalmente casos corporativos, señor Johnson —respondió Miguel, manteniendo la calma ante la intensidad de Eric—. Aunque también he trabajado en asuntos contractuales y comerciales.
—Suena como alguien muy útil, Jorge. ¿Es nuevo en el equipo? —preguntó Eric, desviando ligeramente la mirada hacia Jorge, pero dejando claro que no esperaba una respuesta directa.
—No es tan nuevo, pero definitivamente ha demostrado ser un recurso valioso —dijo Jorge, sonrie C ndo con confianza.
Mientras tanto, Emely se mantenía cerca de Miguel, con una sonrisa que no pasaba desapercibida para Eric ni para Margaret.
—Señorita Reyes, luce encantadora esta noche —dijo Eric, dirigiéndose a Emely con cortesía.
—Gracias, señor Johnson. Es un honor estar aquí —respondió ella con una sonrisa dulce, aunque sus ojos se desviaron hacia Miguel, buscando una reacción.
Margaret intervino para romper la tensión.
—Espero que disfruten la velada. Hay mucho por discutir y compartir esta noche.
—Así será, madre —respondió Eric, asintiendo ligeramente—. Señor Reyes, señora Reyes, Miguel, Emely... Disfruten de la fiesta.
Eric se retiró hacia otro grupo de invitados, dejando a los Reyes y a Miguel bajo la mirada vigilante de Margaret. La noche apenas comenzaba, y los intereses y secretos ocultos flotaban en el aire como una sombra persistente.
Eric sostenía su copa con elegancia mientras caminaba entre los invitados, evaluando con su mirada fría cada conversación y movimiento a su alrededor. Sabía que esta noche era crucial. Más que una reunión social, era una presentación velada de su posición como el próximo gran CEO de la empresa. Su madre, Margaret, había organizado todo con ese objetivo en mente, y él no podía permitirse ningún error.
De repente, una voz suave lo sacó de sus pensamientos.
—Estás muy guapo, Eric.
Eric giró ligeramente la cabeza y vio a Andrea acercarse con una sonrisa. Vestía un elegante vestido negro que resaltaba su figura, y su confianza parecía inquebrantable.
Eric con una mirada fría y distante, aunque mantenía una postura controlada para no llamar la atención de los invitados cercanos. Se acercó a ella con paso firme, sin apartar los ojos de su rostro.
—¿Dónde está mi hija? —preguntó con un tono bajo pero autoritario.
Andrea sonrió con suavidad, sosteniendo su copa con elegancia.
—Está jugando con su oso de peluche en su habitación. Bajará dentro de un rato —respondió, manteniendo la calma.
Eric asintió, pero sus ojos se endurecieron al escuchar lo que Andrea dijo a continuación.
—Eric, ¿por qué no intentamos volver a estar juntos? Por nuestra hija, al menos.
La expresión de Eric se volvió aún más glacial, y su voz adquirió un filo cortante.
—No, Andrea. Si te permití seguir viviendo en mi casa, es únicamente por Gabriela. Nada más.
Andrea pareció contenerse, pero su mirada reflejaba un leve rastro de dolor.
—No podemos fingir que no hubo algo entre nosotros, Eric.
—Lo hubo, sí, y lo arruinaste. Lo que pasó entre nosotros quedó en el pasado. No lo olvides —dijo Eric, inclinándose ligeramente hacia ella, sus palabras como un susurro afilado.
Andrea apretó los labios, tratando de mantener su compostura mientras Eric se enderezaba y daba un paso atrás.
—Te lo advertí desde el principio, Andrea. Mi prioridad es mi hija, no tú. Recuerda eso —añadió con frialdad antes de girarse y caminar hacia otro grupo de invitados, dejando a Andrea sola, con su copa en mano y una mezcla de frustración y resignación en el rostro.