Mi Galán De Telenovelas

Dejo a Charly en Brasil y siguió rumbo a Buenos Aires.

En el aeropuerto de Ezeiza la gente pasaba muy apresurada a su lado, cada una en su mundo, en sus problemas.

Por un momento se detuvo, enderezo la postura de su cuerpo y bajo la frecuencia de su respiración. Se colocó los auriculares, las gafas de sol y observo a su alrededor.

(-El mundo sigue girando-) Se dijo, comenzando a caminar hacia la salida.

No se alojó en el hotel que frecuentaban al venir a este país, podrían encontrarlo si lo hacía, así que decidió hospedarse en uno menos lujoso.

Tomo una ducha y salió a conseguir en que moverse. Una moto le daría la libertad que necesitaba sentir. Compro también ropa, calzado y algo para comer.

Volvió al hotel e intento descansar.

 (Martes 8 de noviembre)

 El reloj marcaba las 3 de la madrugada. Se veían brillantes las luces de la ciudad por el ventanal.

Marcos se incorporó de la cama en donde había intentado dormir un rato y comenzó a vestirse…

-El cambio horario suele ser brusco hasta que te acostumbras- comento como si conversara con alguien más. Ya era hora de empezar a moverse.

Daban las 4 am cuando se encontraba en camino a la casona, su cabeza solo deseaba llegar y

olvidar ese dolor que su corazón sentía.

El sol comenzó a pegar sobre la izquierda de su casco. Un hermoso amanecer rojizo se podía contemplar entre los campos. La ruta estaba casi vacía.

Su visión comenzó a nublarse, eran lágrimas que no lo dejaban seguir.

Se detuvo a un costado del camino, descendió de la inmensa moto japonesa y cayó al suelo de

rodillas. Más que un llanto eran gritos de angustia lo que le salía de su garganta. Aun retumbaban en su cabeza los “Te amo” de Priscia.

Después de un rato volvió a ponerse de pie, seco sus lágrimas, respiro profundo y se tranquilizó.

Aquel hombre que siempre pudo con todo y con todos, estaba abatido por primera vez en su vida.

 El cansancio había comenzado a dar señales. Cuatro horas en la ruto que se sentían como 400. Pero ya quedaba poco camino.

Unos 10 kilómetros antes de llegar a su destino diviso a lo lejos un vehículo detenido en la banquina opuesta. Comenzó a bajar la velocidad

(- ¿Necesitaran ayuda? - ) pensó

Al encontrarse en el lugar, detuvo la marcha unos metros más adelante y regreso para preguntarle a la mujer que se hallaba junto al automóvil

- ¿Necesita ayuda?

Esta lo miro con una expresión de alivio en su cara y levantando sus hombros asintió.

Marcos apago el motor de la moto y descendió.

Al acercarse a la mujer, esta dio un pequeño paso hacia atrás, lo cual llamo su atención. Entonces decidió sacarse el casco y tomando la liga que llevaba en su muñeca se sujetó el cabello.

- ¿Te encuentras bien? - quiso saber\, pero ella no contesto\, solo lo miraba sin pestañear.

(- ¿Qué le sucede?) Pensó Marcos.

- ¿Estas bien? - volvió a preguntar

-Sí, si- contesto ella –Solo pinche un neumático y no se cambiarlo.

-Eso no es problema- dijo Marcos y se dirigió al automóvil para comenzar el trabajo.

Se quitó el abrigo para estar más cómodo y se lo entregó a la mujer que seguía mirándolo como si fuera el último humano en el planeta.

Mientras intentaba sacar el neumático escucho el típico ruido de los celulares al tomar una foto. Eso hizo que se arrepintiera de haber querido ser gentil. Se puso de pie rápidamente y en dos pasos estuvo frente a la mujer. Tomo su brazo por la muñeca y con mucho arrebato pregunto apretando sus dientes

- ¿Eres una maldita periodista? -

Ella quedo inmóvil parada junto a él y solo movió suavemente su cabeza en forma de negación

- ¿Eres una maldita periodista? - volvió a preguntar mostrándole el celular que aún estaba en su mano\, como evidencia de lo que quería saber.

-No, te juro que no. Solo tome una foto para estar más tranquila. Hoy en día no se sabe quién es quién- respondió en su defensa la mujer.

- ¿Cómo? ¿Tengo cara de malviviente o de depravado? - quiso saber Marcos\, que seguía sosteniendo su mano con mucha ira.

-Lo siento mucho, te pido mil disculpas- respondió ella bajando la mirada.

Sin darse cuenta había quedado muy cerca.

Marcos hizo lo mismo y recién en ese instante noto que aquella mujer traía puesto un uniforme que se le hacía conocido. Desde su altura pudo contemplar un escote voluminoso y su corazón se aceleró como si fuera un adolescente viendo un cuerpo semi desnudo por primera vez.

¿Qué le sucedía?

-Perdóname tú a mí, no es buen momento para estas cosas-  agrego y tomando el celular que aún seguía en la pequeña mano de la mujer, busco la foto y la borro.

Se lo devolvió y volteo hacia el vehículo para terminar de auxiliarla sin decir nada más.

Aun no estaba del todo convencido, seguía pensando que tal vez todo eso era una trampa y que ya lo habían encontrado.

-Puedes continuar tu viaje- le dijo Marcos mientras se colocaba nuevamente la chaqueta y subía a su moto.

-Muchas gracias y mil disculpas. En realidad, me siento muy apenada por ser tan grosera- se excusó ella.

Marcos se colocó el casco, subió a la moto y volvió al camino.

En pocos minutos sintió la paz de ver la vieja casona frente a él.

Al estacionar en el gran portón de la entrada principal se le aproximo una joven con el mismo uniforme que tenía la mujer que había auxiliado.

(¿Entonces trabaja aquí?) Pensó.

-Hola. ¿A quién busca? - pregunto la muchacha - ¿Viene con Ceviñon?

- ¿Cómo? - Marcos no comprendió lo que esta le dijo

-Si usted viene con el paisajista- aclaro la guardia de seguridad

Era obvio que no sabía quién era Él. Eso le venía muy bien ya que, si no quería que nadie supiera de su llegada, ser uno más del montón era un gran acierto.

-Sí, sí, vengo con él.

Y sin decir más, el portón comenzó a abrirse.

 Ya dentro, busco a Henry y fue a su encuentro.

Hacía tiempo que estos dos hombres no se veían, así que luego de un saludo amigable y una conversación amena, Marcos le propuso que, por el momento, hiciera como que él era solo un empleado más. Le dijo que diera la orden para que pudiera quedarse allí, simulando ser un encargado.

Enrique Ceviñon lo conocía desde que eran muy jóvenes y no podía oponerse a tal cosa, además de ser quien pagaba su trabajo.

Rato después, ya ubicado cómodamente en la biblioteca de la casona, se comunicó con su amigo en Brasil.

La conversación fue muy extensa. Mientras Marcos contaba su llegada al lugar, recordó lo sucedido con la supuesta periodista.

-Pero… ¿Estás seguro de lo que dices? - interrogo Charly

-Llevaba el mismo uniforme que la muchacha que me recibió en la entrada y un auto costoso… No es por desmerecer, pero… ¿Qué guardia de seguridad podría darse ese lujo? De no ser así… ¿Por qué me tomaría una foto? O ¿Tú también crees que tengo cara de depravado? - rio Marcos.

-jajaja… y si, tal vez un poco. – le contesto su amigo

-Si no era una periodista tal vez era una admiradora. - siguió reflexionando el recién llegado.

- Veo que\, pese a todo\, tu ego sigue muy activo\, mi querido colega. Por qué no creer que era una pobre mujer a la cual le paso un accidente con su automóvil y\, al ver semejante gorila detenerse en el medio de la nada\, quiso estar segura.

- ¿Gorila? Jajaja. Pero un gorila muy atractivo- retruco Marcos.

Casi media hora después se despidieron, con la promesa de Charly de llegar lo antes posible.