Viggoria se revelará ante su familia y se alejara para criar a sus pequeñas lejos del clan y de su influencia
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CAPÍTULO 4
__ ya Goria, vamos para llevarte a tu casa, me imagino que tus hijas te estarán esperando,
__ gracias Gerald eres mi mejor amigo y lo sabes, gracias por siempre estar para mi
__ es un honor para mí, ser la pata derecha de la oveja negra _ le susurró al oído y soltó una sonora carcajada
__ jajaja, entonces eres una pata negra, Jajajaja, idiota _ le dijo Viggoria golpeando levemente el hombro de su amigo
Los dos amigos entre muchas risas, llegaron a su casa, Viggoria se despidió de Gerald y apenas entró, escuchó unos pequeños pasos correr hacia ella,
__ mami, mami, papi está aquí __ Le dijo la pequeña Mía, muy emocionada, mientras se abrazaba a su madre,
__ está bien mi amor ¿y tu hermana?
__ está en el jardín, jugando con mi papi
__ que bueno mi vida, entonces vamos con ellos
Viggoria caminó rápidamente con su pequeña Mía en brazos, aunque ella quisiera negarlo la presencia de ese hombre la inquietaba y mucho, aunque ella se negaba a amarlo, ella se negaba a dejar salir lo que sentía y solo trataba de alejarlo con palabras hirientes y desplantes,
Ella sentía que él merecía formar una familia con una buena mujer que le diera sus propios hijos, y esa no era ella, porque ella le había pedido a él mismo esterilizarla, cuando nacieron sus hijas,
Pero Kim o no lo recordaba o no lo importaba, porque la voluntad de este hombre era de hierro, él solo se dedicaba a amarla e ignoraba todos los demás, además de ser el padre que la vida les dio a sus hijas, aquel que viajaba dos veces por semana de un país a otro, solo para verlas y consentirlas
El corazón de Viggoria se estremeció al ver a ese distinguido doctor, que era una eminencia a nivel mundial y de reputación intachable, jugando descalzo, sudado y agitado corriendo detrás de su pequeña Alba,
Ella se quedó mirándolo fijamente, su cabello liso y negro como la noche caía a los lados de sus ojos, su camisa que de seguro costaba una fortuna estaba recogida hasta sus codos y su pantalón estaba sucio y lleno de arena, pero este hombre a sus treinta y tantos años, estaba tan bueno como un exquisito vino, el corazón de Viggoria latía frenéticamente al escucharlo reír, mientras jugaba con su princesa y la hacía reír a carcajadas
__ Te atrapé, mi princesa hermosa _ le dijo Kim a la pequeña niña, que se abrazaba a su cuello y besaba sus mejillas
__ Papi yo también quiero besos _ le gritó la pequeña Mía, mientras se sacudía para bajarse de los brazos de su madre y correr hasta él,
Pero Kim al levantar la vista y encontrarse con la mujer de sus sueños, solo le lanzó un beso y se agachó para recoger a su otra princesa, definitivamente esas niñas y esa mujer eran su mundo y nadie iba a separarlas de él
Kim cargó a su otra pequeña y caminó hacia su mujer, si Viggoria Sotomayor era su mujer, aunque ella quisiera negarlo, él estaba seguro de que ella lo amaba, tanto como él la ama a ella, solo que no quiere aceptarlo, pero él estaba lleno de paciencia y amor para ella,
__ ¿Qué haces aquí?, _ le preguntó Viggoria con un tono de hastío, tratando de disimular la emoción de sus ojos.
__ las extrañé mucho y decidí adelantar mi viaje, espero que no te moleste _ le dijo él mirándola como si fuese la octava maravilla, sus ojos brillaban de emoción, así ella lo tratara mal, así ella lo humillara, él estaba ahí, con el corazón en la mano lleno de amor para ella
__ me da igual, ¿ya comiste?
__ No, te estaba esperando a ver si pedimos pizza ¿o quieres que te prepare algo en especial? _ le dijo él mirándole fijamente los labios como si quisiera forzar su respuesta
__ Yo quiero pizza _ dijo Mía
__ yo también _ gritó Alba aplaudiendo de alegría
__ Ok mis amores será pizza entonces _ dijo Viggoria, ignorando las miradas de Kim, que ella sentía que la desnudaba, pero no su cuerpo, sino su alma, así que caminó hacia la cocina, para tomar el teléfono, hacer el pedido y de paso escapar de la mirada penetrante de ese hombre, que solo la seguía con la mirada, pero las pequeñas se quedaron mirándolo fijamente y él reaccionó,
__ pequeñas vamos a escoger una película, ¿Qué les parece si tenemos una noche de películas? _ dijo Kim mientras caminaba hacia el salón con las dos pequeñas siguiéndolo
__ Si, papi, veamos la segunda parte de la princesa y el ogro_ le respondió Mía, mientras Alba se apresuraba a agarrar el control de la televisión
__ Está bien mis princesas, esperemos que sea tan buena como la primera
__ Si papi tú lloraste, cuando terminó, jiji _ le dijo la pequeña Mía señalándolo con su pequeño dedo
__ Si mi papi llora con los finales felices _ terminó de decir Alba, también estallando en una carcajada
__ Ah con que hoy es el día de burlarse de mí, ahora me las van pagar, _ les dijo Kim, comenzando a hacerle cosquillitas y formando una algarabía
Después de algunos minutos de risas, el timbre sonó y Kim fue a recibir las pizzas, pero no era el pedido, era aquel hombre que solo venía dos veces al año y que estaba ahí para arruinar su velada.
__ buenas noches, vaya, vaya, ¿hay alguien enfermo aquí? _ le preguntó Sebastián fulminando con la mirada a ese viejo verde, que quería suplantar su lugar en el corazón de sus niñas
__ ¿Sebas? _ le preguntó la pequeña Alba que siguió a Kim tratando de probar las deliciosas pizzas
__ Hola hermosa, ¿no le das un beso a TU PADRE? _ le preguntó volteándole los ojos a Kim, que permanecía inmóvil ante la presencia del padre del año
__ ¿llegó el pedido? _ preguntó Viggoria que venía en bata de baño y secando su cabello con otra toalla, pero se quedó petrificada al ver al sexy y guapo hombre que estaba frente a ella, no había duda de que Sebastián Asaf era un Dios griego, uno que la hizo morderse el labio inconscientemente, pero esta acción no pasó desapercibida por Kim y esto lo lastimó más que cualquiera de las otras cosas que le ha hecho o le ha dicho Viggoria,
Kim en un instante se llenó de inseguridades, él se mantenía en forma pero no estaba para competir con este chico casi veinte años menor que él, y más si Viggoria siempre le había dejado claro que él no tenía un lugar en su corazón, que entre ellos solo había sexo y ya , sin sentimientos ni compromisos,