Secreto

Son las seis de la tarde, los Olguín y los De Aragón están en el aeropuerto despidiéndose de sus hijos, quienes se van de luna de miel. Una vez que los hijos pasaron las zonas de check in, control policial y luego migraciones, los padres van a realizar la primera cena familiar entre suegros.

- Ulises, como familia que somos por medio de la unión de nuestros hijos por favor, acepta nuestra cena familiar. - Roberto De Aragón hace la propuesta.

- Muchas gracias, para nosotros es un honor compartir mesa con ustedes.

- Cual honor Ulises, somos suegros, futuros abuelos.

- Bueno, de los nietos aún no sabemos cuándo vendrán. Sólo hay que esperar que la naturaleza haga su trabajo.

- Yo sospecho que mi nuera ya está embarazada porque la decisión de casarse fue repentina. - exclamó Julieta De Aragón muy emocionada.

- Es verdad, ni bien se graduó Enrique le propuso matrimonio a mi hija. – Ana, la mamá de Laura lo recuerda.

- Celebremos por la eterna unión de nuestros hijos y por la futura llegada de los nietos. – las emociones son incontrolables en Roberto.

Los De Aragón iban en su auto, y los Olguín iban en un auto alquilado y siguen a los De Aragón. Durante el camino al restaurante, Ulises conversa con su esposa.

- Querida ahora que nuestra hija se ha casado ¿Cómo estará el corazón de Rodrigo?

- Pobre muchacho, abrió muy tarde su corazón.

- Enrique le ha hecho problemas hoy por haber asistido a la boda.

- No entiendo por qué se la tiene a muerte con Rodrigo. Esos son celos enfermizos.

- Me gustaría ayudar a Rodrigo en conseguir una pareja que valga la pena.

- Se podría hacer una visita a su taller, conversar con él para levantar el ánimo y luego saber sus gustos y así, ayudarlo con la búsqueda de una pareja.

- Dos, tres visitas por semana no vendría mal. El muchacho necesita consuelo y medicina para el mal de amores.

- ¿Le podríamos pedir ayuda a Drew para que nos presente una señorita ideal para él?

- Primero debemos conocer un poco más de sus gustos. Él se ha acostumbrado a Laura, habría que conseguir una parecida.

- Bien, esperaremos un poco y ver cómo reacciona.

- Sí, eso es lo más prudente.

- Aunque no estaría mal prevenir en tener una nórdica por si sus gustos son por las rubias al natural.

- Piensas mucho y en todo.

- Rodrigo ya no tiene a sus padres. Tampoco cuenta con la presencia del señor Antonio Surco, su maestro. En cambio, nosotros lo conocemos desde chico.

- Bueno en eso tienes razón, y creo que estoy entendiendo el punto al que quieres llegar.

- Señores – interrumpe el chofer – lamento interrumpir la conversación, pero el auto que me pidieron seguir se estacionó a dos metros.

- Gracias por todo, aquí bajamos. Tenga su paga.

- Gracias, tío.

Los Olguín bajan del auto y entran al restaurante junto con los De Aragón.

Al día siguiente, Aurelio Casas y su sobrina Alma llegan al taller de Rodrigo para dejar los sillones Luis XV.

- Hola, buenos días, joven Rodrigo. - Alma saluda con entusiasmo.

- Joven Sáenz. Buen día.

- Señor Casas, señorita, buenos días.

- He venido a su taller para dejarle los sillones. Mi guardaespaldas los va a bajar.

- Me gustaría que los ponga allí, con la luz del sol, cosa que así se podrá ver mejor las condiciones de la madera en los sillones.

Una vez bajados los sillones, Rodrigo los revisa y le explica sobre la mala condición del barniz y de la pintura.

- La madera necesita una buena lijada, unas tres capas se selladora y una buena capa de barniz, aquí se ve el deterioro del barniz original debido a la falta de mantenimiento, de la pintura ni hablar, por partes la madera esta pelada.

- Eso lo puede hacer un carpintero.

- Lo puedo hacer, me permite una demostración.

- ¿De verdad puede restaurar mis muebles al completo?

- Espéreme un segundo.

Rodrigo fue unas lijas de 40 – 80 y 120 e hizo la demostración dejando la madera totalmente descubierta y suave sin dejar de explicar.

- Ahora puede tocar la madera.

Todos tocan la madera y al sentirla tan suave se quedan admirados.

- ¡Qué suave! Tiene un bonito diseño la madera, me gustaría tener al natural todos mis muebles.

- Tío, parece tocar la piel del bebé tanto es suave, las rayas de la madera son curiosas.

- Me has convencido del todo, te dejo el trabajo en tus manos. Hazme un nuevo presupuesto, ahora quiero que la madera quede al natural sin esa pintura. Esta noche te dejo el dinero para la compra de materiales, luego me dice cuánto seria la mano de obra.

- ¿Puedo visitarle todos los días? Me gustaría ver cómo los sillones viejos se transforman en nuevos. - Alma quiere supervisar el avance de los muebles.

- ¡Alma! Por favor, ¡Compórtate como señorita! El joven tiene mucho trabajo y tú presencia puede ser molestia y puede que se atrase con la fecha de entrega.

Rodrigo sólo guardó silencio, miró al señor Casas y guardó los sillones dentro del taller para iniciar el trabajo de restauración.

Aurelio se fue con su sobrina y el guardaespaldas, el trabajo no se pude descuidar tanto y es durante el camino a la empresa que el tío regaña a Alma.

- Alma, me has sorprendido, jamás pensé que tendrías una conducta tan relajada ¿Qué habrá pensado el joven?

- Tío, lo siento. Yo sólo quiero ver y aprender. Además, Rodrigo es simpático. – se tapó la boca inmediatamente después de terminar su frase.

- ¿Pero no te das cuenta de lo que estás diciendo?

Alma bajó la cabeza.

- ¿Cómo puedes decir eso de una persona de la quién sólo sabes su nombre? Piensa ¿Y si está comprometido? Además, es de clase baja y tú de alta sociedad. No hagas el ridículo, por favor y no me gustaría estar en problemas sólo porque a ti se te ocurrió decir que es simpático.

- Pero si veo su trabajo puedo ayudarlo con la recomendación.

- Eso se hace cuando se entrega el trabajo. Ahora vamos a la empresa y te dedicas a trabajar como se debe si no te gustan las horas extras.

Una vez en el edificio, Alma va a su oficina y Aurelio atiende su reunión. Alma se empeña por trabajar eficientemente y no hacer horas extras. El tío fue a la tarde a ver a Rodrigo para efectuar el pago.

- Señor Casas. Buenas tardes.

- Buenas tardes, joven Sáenz. Vine para dejar el pago del material.

- Pase.

- Gracias. Aprovechando la oportunidad que estoy aquí. Quiero disculparme por el incidente de esta mañana. Mi sobrina dijo cosas desatinadas.

- Bueno, me sentí un poco incómodo, para ser sincero prefiero trabajar con música.

- No volverá a suceder, su novia podrá estar tranquila.

- No tengo novia, la perdí. – lo dijo con tristeza.

- ¡Oh! Lo siento. – su voz sonaba muy lamentable.

- Descuide, fue mi culpa.

- ¿Su culpa? Disculpe la indiscreción.

- Nunca me atreví a decírselo. Y ella se casó con otro, fui a su boda y me arrepiento.

- Abrió tarde su corazón.

- Perdí a Laura. – lo dijo inconscientemente.

Aurelio entendió de inmediato lo que le pasa a Rodrigo.

- Un clavo saca otro clavo ¡Arriba el ánimo!, hijo, pronto llegará una mujer que le ayude a sanar la herida.

- ¿Quién va a querer a un tapicero?

- No importa el oficio, no importa el físico, no importa la talla, no importa la belleza, esas cosas se pierden con el tiempo, pero las cualidades del corazón se mantienen con los años y eso es lo que vale. Esta mujer vendrá, tenlo por seguro ¡Ten paciencia! Todo llega a su debido momento.

- Gracias por el consejo.

- De los errores se aprende. Ahora ya sabes que, si sientes algo por alguien, díselo.

Aurelio le paga la cuota de los materiales en la mano de Rodrigo y firma el nuevo contrato y se va, en el auto habla con su guardaespaldas.

- Me simpatiza el joven. -Aurelio inicia la, conversación.

- Se ve bien tipo.

- Tiene el corazón roto. Me da pena.

- ¿Acaso piensa ayudarlo?

- Me gustaría, pero no lo conozco bien. Tendría que tratarlo.

- ¿Piensa en arreglar unas visitas?

- Veremos. Aunque es mejor que las cosas lleguen a su debido tiempo y caigan por su propio peso.

Ambos mantienen su conversación hasta llegar a casa.