El Mejor Amigo De Mi Hermano

Jared comenzó a trazar círculos y a meter y sacar su lengua . La sensación era indescriptible y de mi boca salían pequeños gemidos, que daban coba a Jared para que siguiera haciendo lo que quisiese conmigo.

De repente, noté cómo algo duro (su dedo corazón) comenzó a entrar dentro de mí y una nota de dolor se escapó de mis labios.

Shh, tranquila, princesa. Ya verás cómo te va a gustar, confía en mí. – repitió Jared.

Yo estampé de nuevo mi cabeza contra la almohada, sintiendo cómo ese dedo se abría paso en mi interior, en una mezcla de dolor y placer, hasta que este estuvo completamente dentro.

Jared se llevó mi punto dulce a la boca, que estaba perdiendo fuerza con aquel estímulo nuevo. Aquella combinación de estímulos me hizo volverme loca de placer, mientras que Jared comenzó a meter y sacar su dedo a la misma velocidad que torturaba mi punto de placer.

Yo solo hacía morderme el labio inferior, mientras agarraba con fuerza las sábanas.

Jared sacó el dedo completamente y se lo pasó por la boca, mientras lo ensalivaba junto a su dedo índice. Intenté relajarme al máximo cuando sus dos dedos comenzaron a entrar suavemente.

Aquello me dolía mucho y necesitaba algo para morder, por lo que cogí la almohada que tenía al lado y me la eché a la boca, hasta que ambos dedos estuvieron enteros dentro de mi persona.

¡Muy bien, princesa! Has aguantado– me dijo Jared en un susurro.

Ja, me arde… - dije yo, apenada.

Tranquila, que ahora vas a disfrutar mucho, ya verás. – dijo antes de volver a bajar a mi vagina.

Otra vez, aquella combinación de placeres que tan loca me estaba volviendo. Cuando el escozor de sus dedos se iba, una sensación muy placentera me recorría aquella zona. Otra vez, estaba a punto de correrme, cuando Jared paró de nuevo.

Había empezado a recorrer su cuerpo y pronto se le escapaban pequeños gemidos de placer.

Aquel cabrón iba a acabar conmigo.

Bebé, quiero estar dentro de ti. – dijo mientras me miraba a los ojos.

Veía el deseo y la lujuria en sus ojos, que me miraban intensamente. Yo me veía venir esta petición, pero la verdad es que me daba mucho miedo, teniendo en cuenta tamaños y proporciones.

No sé Jared, creo que serías capaz de partirme en dos. Me da miedo que me duela demasiado.

No te preocupes por eso, princesa. Voy a ir muy despacito. Si lo de antes te ha gustado, esto te va a encantar.

Lo cierto es que, al final, que jugase con sus dedos en mi me estaba gustando mucho y podía confiar en que Jared fue gentil conmigo.

Bueno, vale. Pero despacito, ¿vale? – contesté finalmente

Prometido. – me dijo Jared, acariciándome las piernas y dándome un beso que me dejaría sin aliento.

Nunca me habían besado asi.

Terminé por ceder y me lleve las manos a la cara de nuevo. Jared interpretó mi gesto como que tenía vía libre y volvió a lo que hacia.

Sacó sus dedos, levantó aún más mis piernas y apoyó suavemente la parte final de su él en mí.

Aquello era mucho más grande que un par de dedos, y tenía un miedo impresionante.