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Después De Mí

Después De Mí

Status: En proceso
Genre:Apoyo mutuo / Cambio de Imagen / Ascenso de clase social / Mujer despreciada
Popularitas:17.2k
Nilai: 5
nombre de autor: sonhar

Valeria era una joven soñadora, la cual deseaba seguir sus estudios en medicina y poder con eso ayudar a las personas; sin embargo, el conocer a cierto hombre y dejarse atrapar por aquel seductor amor, haría que abandonara todo por lo que había soñado y luchado. Entre platos sucios y una triste rutina, sucumbía por haber dejado todo por amor. Decidida a no dejarse enterrar, estando aun llena de vida, intentará luchar para recuperar todo lo que dejó atrás y su primer paso será darse cuenta de lo dañino que ha sido aquel hombre que tanto quiso, ¿tendrá la suficiente fuerza de voluntad para cambiar su propia vida?

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CAPITULO 13

Pasaron dos semanas desde aquel primer encuentro matutino. Durante ese tiempo, Valeria y Martín fueron construyendo una pequeña rutina que se volvió casi un juego secreto entre los dos.

Cada mañana, cuando Valeria se ponía lista para salir a correr, tomaba la escoba y daba un golpecito en el piso de su departamento. Era su señal. Si Martín ya estaba listo para acompañarla, él aparecía de inmediato, listo para la carrera.

Pero si él aún no estaba preparado, Valeria podía escuchar un solo golpe de regreso: “aún no, dame un minuto”. Dos golpes eran la señal oficial: “ya estoy listo, ¡vamos!”.

Esa simple comunicación les arrancaba risas antes de siquiera salir del edificio. No importaba si uno llegaba tarde, si la calle estaba vacía, o si se quedaban sin aliento a la mitad de la carrera: los dos se reían de todo, incluso de sus propias torpezas y exageraciones.

Corrían, se contaban anécdotas absurdas de la universidad, de profesores insoportables, de vecinos peculiares, y cada día el recorrido parecía más corto porque el tiempo se les iba entre carcajadas y bromas interminables.

Esas dos semanas se convirtieron en un pequeño oasis en la vida de Valeria. No había cartas que leer, ni recuerdos dolorosos, ni prisas: solo risas compartidas, golpes de escoba y la sensación de que alguien la entendía, aunque fuera solo con un par de señales cómicas.

Y así, sin que ninguno lo admitiera en voz alta, ambos empezaban a esperar con ilusión esas mañanas de carreras, porque en medio del esfuerzo y la diversión, estaban construyendo una amistad que hacía que la rutina cotidiana de la ciudad se sintiera mucho más ligera.

Y después de tiempo Valeria estaba acomodándose en el sofá del departamento, con el teléfono pegado a la oreja. Por fin tenía un momento tranquila para hablar con Renata, quien, a pesar de estar en otro país, se había desocupado por unos minutos para llamar a su amiga.

—¡Valeria! —saludó Renata con entusiasmo—. Hace tanto que no hablamos… ¿cómo van las cosas por allá?

Valeria suspiró, pero con una sonrisa.

—Renata… han pasado tantas cosas… Primero que nada, regresé a estudiar. Además, estoy trabajando como practicante con un profesor. Bueno, en realidad, sé que ahora no soy de mucha ayuda para él, solo soy su asistente, pero en este corto tiempo he aprendido muchísimo.

Renata no pudo evitar sonreír orgullosa.

—¡Eso es increíble, Valeria! Estoy muy orgullosa de ti. Me alegra que estés retomando tus sueños.

Valeria bajó un poco la voz, como si compartiera un secreto.

—También he estado cuidando mi alimentación para recuperarme de la anemia. Todo este tiempo he estado comiendo comida saludable… verduras, sangrecita, hígado… cosas que odio con todo mi corazón.

Renata estalló en risa.

—¡Claro! Es por tu bien, pero me imagino que ha sido un martirio.

Valeria rió también.

—Sí, lo es… pero ya estoy notando los resultados. Además, en tres días tengo cita médica para ver cómo voy avanzando.

Luego, Renata bajó un poco la voz, curiosa.

—Pero cuéntame algo más, ¿qué más te ha pasado?

Valeria sonrió con cierto entusiasmo.

—Conocí a Martín, tu vecino…

Renata puso una mueca, casi como si pudiera verlo en su mente.

—Ese chico… es un pesado, ¿verdad? Todo el tiempo haciendo bromas sin sentido.

Valeria rió a carcajadas.

—¡Sí! Pero es divertido, me cae bien. Nos hicimos amigos. Salimos a correr casi a diario y, de hecho, me ayudó a inflar el colchón… —dijo mientras no podía contener la risa, recordando la escena.

Renata, divertida, suspiró.

—No sé si reírme o llorar… Pero me alegra que tengas a alguien así cerca. Es bueno verte sonreír otra vez.

Valeria asintió, con el corazón un poco más ligero.

—Sí, Renata… siento que en mucho tiempo puedo reír y relajarme sin preocuparme de todo lo demás.

Renata sonrió, orgullosa y tranquila.

—Eso es lo que quería escuchar. Solo recuerda… que estoy a tu lado, aunque esté lejos.

Valeria cerró los ojos un momento, dejando que la calidez de esa amistad la envolviera. Entre bromas, carreras y nuevos comienzos, sentía que la vida, poco a poco, le estaba dando un respiro que tanto necesitaba.

...****************...

Elías estaba sentado en su oficina, rodeado de planos y maquetas que parecían hablar de éxito, mientras él se hundía en la sombra de una copa medio llena. Sus ojeras eran profundas, la camisa arrugada, y el olor a alcohol impregnaba el aire.

Marcos lo miraba con impotencia.

—Tú mismo la borraste de tu vida —dijo con voz dura—. No entiendo por qué ahora te comportas así. Estás echando a perder todo, Elías. Me dijeron que tu madre fue a buscarte y no estabas, tu hermana también te anda buscando. Nora me llamó y le dije que todo estaba bien contigo… pero si sigues así, le voy a contar todo a tu hermana. Y créeme, no me temblará la mano en internarte donde están los alcohólicos. Ya no es normal la manera en que tomas.

Elías sonrió con amargura, sus dedos jugueteaban con el vaso.

—Fui a buscar a Valeria —murmuró—. La vi… más feliz que nunca. Tenía la misma sonrisa con la que la conocí. La vi con un chico, recogiéndola de la universidad. Está estudiando medicina, Marcos. Cumpliendo su sueño. El mismo que yo… yo le arranqué.

Marcos frunció el ceño, la rabia le temblaba en la voz.

—La verdad no te entiendo. ¿Por qué ahora te arrepientes? Déjala en paz, Elías.

De pronto, Elías golpeó el escritorio con el puño. Sus ojos se llenaron de lágrimas, y su voz se quebró como nunca.

—¡Yo nunca quise hacerle daño! —gritó, con un dolor infantil, casi como un niño—. Nunca, Marcos. Todo lo que hice fue… por su bien.

Marcos lo miró atónito.

—¿Por su bien? ¿Estás loco? ¿Qué demonios quieres decir con eso?

Elías respiró profundo, hundiendo la cara entre sus manos antes de levantarla, enrojecida por el llanto.

—¿Recuerdas el día que presenté el proyecto más importante de mi carrera? —preguntó—. Ese mismo día, nos dieron la noticia de que había muerto el hermano de Valeria. Mi madre me dijo que fue por una apendicitis mal operada… eso mismo le repetí a Valeria.

Marcos asintió con la cabeza, recordando aquel tiempo.

—Sí, lo recuerdo.

—Lo que nunca te conté —continuó Elías, tragando saliva— es que mi madre convenció a Valeria de no ir al entierro. La manipuló, la hizo quedarse conmigo… porque yo tenía que presentar ese maldito proyecto. Gracias a eso capté inversionistas, ese día la empresa salió a flote, me hice conocido… pero también firmé mi sentencia.

Marcos abrió los ojos de par en par.

—¿Qué estás diciendo?

Elías lo miró con un brillo desesperado.

—Uno de esos inversionistas era un narcotraficante. Yo no lo sabía en ese momento. Cuando me enteré ya era demasiado tarde. Quise alejarme, romper la sociedad… entonces me mostró fotos de Valeria. Me amenazó con ella, Marcos. Me dijo que se la llevaría.

Un silencio denso se apoderó del ambiente. Marcos apenas respiraba.

—Ellos sabían perfectamente que Valeria era mi debilidad. —Elías bajó la voz, como si confesara un pecado imperdonable—. La única manera de protegerla era… ocultarla. Que nadie supiera que era mi esposa. Que nadie pudiera usarla contra mí.

Por eso la condené al olvido… porque era la única forma de mantenerla a salvo.

El silencio pesó como plomo. Marcos no podía articular palabra. Por primera vez entendía los hilos ocultos detrás del éxito de su amigo… y también el precio que había pagado Valeria.

Marcos sintió un vacío en el estómago. Por un instante, no supo si estaba frente a su amigo de toda la vida o frente a un extraño. Se levantó de golpe, caminando de un lado a otro, con las manos en la cabeza.

—¿Tú te escuchas, Elías? —soltó al fin, con la voz cargada de rabia—. ¡La condenaste a desaparecer por miedo! La borraste de tu vida, de tu mundo… ¡de todos lados!

Elías apretó los labios, el vaso temblaba entre sus manos.

—Era la única forma de protegerla.

—¿Protegerla? —Marcos lo interrumpió con una carcajada amarga—. ¡La destruiste! ¿Sabes lo que vivió Valeria todos esos años? ¡La convertiste en un fantasma mientras tú crecías en fama, en dinero, en reconocimientos! —lo señaló con el dedo—. ¡Y todo basado en una mentira, en un pacto con criminales!

Elías bajó la mirada. Por primera vez, la voz de su amigo le dolía más que cualquier amenaza de los narcos.

—Lo sé… —murmuró, con un hilo de voz—. Cada premio, cada proyecto… era un recordatorio de lo que le robé.

Marcos se dejó caer en el sillón, agotado, con los ojos llenos de lágrimas.

—No puedo creer que no me lo hayas contado antes… Yo defendía tu matrimonio, ¿sabes? ¡Pero eras tú quien la ocultaba como si fuera una vergüenza!

Elías lo miró con desesperación.

—No era vergüenza, Marcos… era miedo. Ella era todo lo que tenía, mi punto débil.

Marcos lo interrumpió, con la voz quebrada.

—Pues la perdiste igual, Elías. Y no por esos tipos, no por tu madre, no por nadie… la perdiste por ti.

Las palabras se clavaron como cuchillas en el pecho de Elías.

Se quedó en silencio, observando el fondo del vaso vacío, como si allí pudiera encontrar redención.

Marcos respiró hondo, intentando controlar el temblor de sus manos.

—Escúchame bien, Elías. Si sigues bebiendo así, vas a terminar muerto. Y no sé si lo mereces o no, pero lo que sí sé es que Valeria no va a regresar aunque te mates con una botella.

Elías cerró los ojos, y por primera vez, no tuvo fuerzas para responder.

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Anonymous Carmen diaz
Cuanta razón de tu padre al casarte truncasteis tus sueños te volviste gris pero ahora puedes ayudar y salvarle la vida podrás hablar después de la operación Valeria
Anonymous Carmen diaz
Tus sueños se están volviendo realidad Valeria y terminarán en tu carrera deseada como doctora con esos dos grandes amigos Renata y Martín
Anonymous Carmen diaz
Será que puedas ayudar a Valeria que los que amenaza a Elias con Valeria sean hombres que persigues tu Renata
Anonymous Carmen diaz
Cuanto dolor ver morir a tu madre pero nadie te lo dijo y no hubo consuelo para tu pequeña vida
Anonymous Carmen diaz
Dile lo que paso que sirva para sanar un poco tu dolor Martín sobre tu madre tu padre y tu vida
Anonymous Carmen diaz
Martin escucha por una vez al coronel estas solo sin tu madre y hermana
Anonymous Carmen diaz
Protejan a Valeria aunque si tu padre supiera sobre lo que acecha a Valeria tal vez la ayudarían
Anonymous Carmen diaz
Martin si eres sincero con Renata ella buscará ayudarte para que Valeria no sea involucrada
Anonymous Carmen diaz
Si Renata llévalo a rastras sino quiere ir con su padre no destruyan también por Martín a Valeria
Anonymous Carmen diaz
Martin mejor aparece ante tu padre y déjale claro no te persiga
Anonymous Carmen diaz
Que más investigaste para tu jefe Renata que tanto de su vida dirás
Anonymous Carmen diaz
Si tu terquedad puede más que la razón perderás a Elias por ello solo las quiere proteger y tu terca mercedes
Anonymous Carmen diaz
Y no pregunta que hara Elias o que le pasará o porque se van
Anonymous Carmen diaz
Nora deben ser cautelosas y no decir nada
Anonymous Carmen diaz
Estás protegiéndolas aunque no las vuelvas a ver debes cortar de tajo o las encontrarán
Anonymous Carmen diaz
Elias tu familia Nora y tú madre saben sobre tus tratos con esos hombres
Anonymous Carmen diaz
Sabes quien es Martín y quien esa mujer Renata que harás debes decir todo sobre ella
Anonymous Carmen diaz
Será que Renata descubrirá a los que amenazan a Elias y persiguen a Valeria y Nora para controlarlo
Anonymous Carmen diaz
Será tu padre quien controla y amenaza a Elias con dañar a Valeria y a Nora
Anonymous Carmen diaz
Eres hijo de alguien peligroso Martin estás huyendo de tu padre pero si supieras que tal vez sea por el esposo de Valeria que tienen esas personas vigilándola
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